Opinión

Los retos de la próxima embajadora de Biden en Santiago

Se trata de una mujer de alto nivel, “por el círculo en que ella se mueve en Washington”, cuenta a La Segunda, una fuente en la capital estadounidense. “Se trata de una embajadora de lujo si finalmente es aprobada por el Senado”, agrega.

Bernadette Meehan (46 años) la nominada por Joe Biden para ocupar el máximo puesto diplomático en nuestro país, tiene “línea directa a la elite del poder demócrata y no se trata de una embajadora propiamente tal”. De hecho, es más política. “Es una embajadora como para Brasil o México. No tanto para Chile, por su tamaño”, explican desde la capital estadounidense.

Meehan tendrá así por primera vez un puesto como embajadora, tras haber sido portavoz del Consejo de Seguridad Nacional del ex Presidente Barack Obama desde 2012 a 2015, en donde estuvo a cargo de temas sensibles que incluyeron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, aunque su tarea fue especialmente enfocada en Medio Oriente. Meehan fue fundamental, por ejemplo, para la estrategia de la Casa Blanca sobre las conversaciones nucleares con Irán.

“Meehan es una persona que combina la experiencia diplomática y profesional con la parte más política. Es diplomática de carrera, trabajó en la Casa Blanca, y es la responsable para asuntos internacionales para la Obama Fundation. Combina lo profesional con lo político”, asegura Cynthia Arnson, directora del prestigioso think tank Wilson Center.

Secuestro y atentado: “Quería ser un ejemplo”

Es su hogar la política internacional, la diplomacia y las relaciones exteriores se respiran. Meehan está casada con Evan Medeiros, que también trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional como Director de China, Taiwán y Mongolia y luego como asesor especial como director senior de Asia. Fue el principal asesor del exmandatario sobre el Asia-Pacífico responsable de coordinar las áreas de diplomacia, política de defensa, política económica e inteligencia.

Tras titularse como cientista política del Boston College, trabajó en Wall Street. Primero en JPMorgan Chase y después en la desaparecida Lehman Brothers.

Tras eso, llegó a la diplomacia. “Comencé mi carrera como oficial de servicio exterior en 2004. Trabajé dos años en la embajada de los EE.UU. en Bogotá. En 2006, me ofrecí como voluntariamente para servir en Irak. Entonces, a partir de septiembre de 2006 hasta septiembre de 2007, estuve en la embajada de Bagdad. Luego, regresé a Washington y estudié árabe a tiempo completo en el Instituto de Servicios Exteriores del Departamento de Estado. De ahí entonces, fui enviada al Consulado General en Dubahí”, explicó Meehan en 2015 en su declaración ante el Comité de Bengasi de la Cámara de Representantes que investigó el atentado contra el consulado norteamericano en esa ciudad en Libia en el año 2012.

Eso fue desde la mitad de 2008 hasta mitad de 2010. A mediado de este año, regresé a Washington y comencé a trabajar en la Secretaría Ejecutiva del Departamento de Estado. Eso fue de aproximadamente 10 meses. De ahí me convertí en el oficial de servicios extranjeros del secretario de Estado. Lo hice durante aproximadamente 15 meses, hasta que entré al Consejo de Seguridad Nacional en julio 2012”, agrega Meehan en su declaración.

Dos episodio en los que no entra en detalles son su secuestro (en 2006) mientras vivía en Colombia, en un hecho que fue catalogado como delictivo y no político y por el cual sus atacantes fueron condenados a 10 años de cárcel. Y ese mismo año sobrevivió a un ataque terrorista en Irak apenas arribada al país árabe.

Sin embargo, Meehan continuó trabajando en el servicio exterior. Una vez le preguntaron cuál fue su motivación para no dar un paso al costado ante esas dos terribles experiencias. “Quería ser un ejemplo… para las personas que trabajaban para mi”, afirmó.

“Conocida y respetada”

Tras salir del gobierno en 2015, comenzó  a trabajar como directora para asuntos internacionales de la Fundación Obama. “Es cercana al ex Presidente”, aseguran. Y ella es una “obamista” convencida. En su cuenta de twitter replica mucho de lo del expresidente y su esposa Michelle publican.

“Ella es conocida y respetada entre círculos políticos y diplomáticos del Partido Demócrata en Washington, DC, entre los equipos de política exterior de expresidente Obama y presidente Biden”, asegura a este diario el presidente del Interamerican Dialogue, Michael Shilfer.

Y en la actualidad es casi imposible comunicarse con ella. Como comentan en la capital estadounidense, los nominados a gobernador literalmente “se encierran” hasta que sean citados por el Senado.

“Necesitan y tienen que estar lo menos expuestos posibles a los comentario y menos armar una polémica”. Y ningún diplomático chileno, aunque tenga todas las ganas de hacerlo (y si ha habido intenciones), se ha acercado a Meehan. ¿El motivo? Cualquier palabra que digan “puede ser usada en su contra en este proceso de nominación y costarle el puesto”, explican desde la capital estadounidense.

Contrapeso para la ofensiva China

¿Por qué destina a Meehan a Chile? “Es una señal clara. Se nombra a una diplomática con experiencia en el servicio exterior y línea directa con la Casa Blanca”, comenta Jorge Sahd, director Centro de Estudios Internacionales de la UC.

El experto argumenta además que “aunque las relaciones entre Chile y EE.UU. trascienden los embajadores de turno y el servicio exterior estadounidense es de primer nivel, es un hecho que la larga ausencia de un embajador hizo perder notoriedad a la diplomacia norteamericana”.

Respecto a lo mismo, Shifter asegura que Meehan “tendrá probablemente acceso a los más altos niveles de la administración actual. Será sumamente valioso contar con ese canal de comunicación entre Santiago y Washington”.

Pero para Sahd su nombramiento “va más allá de Chile”. “Es un hecho que EE.UU. ha venido perdiendo influencia en la región, mientras China aumenta aceleradamente su presencia en el pleno político y económico”, asegura.

Un ejemplo claro de lo anterior es como Xu Bu, exembajador chino en nuestro país, ganó notoriedad en la discusión pública – pelea con el exsecretario de Estado Mike Pompeo, cuando visitó Chile, incluida – mientras en la sede de Av. Andrés Bello el sillón de embajador estuvo vacante desde enero de 2019.

“El hecho que se nombre una embajadora con ‘linea directa’ a la Casa Blanca y con experiencia en el servicio diplomático muestra el interés del gobierno de contrapesar la cada vez más activa diplomacia china en Chile, sino en el Cono Sur en general. Aunque América Latina no sea una prioridad estratégica para EE.UU., si lo es la mayor influencia de Beijing en la región. Para Chile, China no solo se ha convertido en el principal socio comercial, sino que está tomando un protagonismo cada vez mayor en inversiones estratégicas, como energía y recursos naturales. El nombramiento de una persona de ‘peso’ también se explica porque Beijing ha nombrado embajadores de alto perfil político en Chile, con llegada directa a su gobierno y amplias redes de influencia”, piensa Sahd.

Sin embargo Arnson, del Wilson Center asegura que tendremos que espera un buen tiempo para que Meehan aterrice en Pudahuel.

Y es por que toma más de un año y medio desde el momento en que se selecciona a los candidatos hasta su juramento como embajadores. Y el retraso no debe verse como una afrenta al país. Son lentos y burocráticos.

“No esta claro qué tan pronto será confirmada como la nueva embajadora a Chile. El Presidente Biden anunció su ‘intento’ de nominarla; faltan las audiencias en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y después el voto de confirmación del Senado. Podrían todavía pasar muchos meses con un vacío (en la embajada)” explica Arnson.

Por ejemplo, la embajadora en Chipre demoró 18 meses y fue un proceso rápido. Y de las 15 nominaciones a embajador que ha hecho Biden en sus seis meses de gobierno, la única confirmada por el Senado ha sido su embajadora ante la ONU en Nueva York. A Meehan, si es que se cumplen los plazos, la tendríamos en Santiago recién a mitad del 2022.  

Fuente: La Segunda