Opinión

El electorado del Rassemblement National francés

El Rassemblement National (RN), conocida como Frente Nacional (FN) hasta 2018, es un partido político de la extrema derecha del espectro político francés, fundado en 1972 por iniciativa del Ordre nouveau. Fue presidido por Jean-Marie Le Pen desde su creación hasta 2011, y luego por su hija Marine Le Pen. Cinco veces candidato a la presidencia, Jean-Marie Le Pen consiguió llegar a la segunda vuelta de las elecciones de 2002 contra Jacques Chirac, para sorpresa de todos en un sistema en el que domina el bipartidismo. Posteriormente, el FN obtuvo un importante éxito electoral. Sin generar asombro, en 2017, Marine Le Pen llegó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El anclaje del voto de extrema derecha en la sociedad francesa es significativo, ya que, desde hace tres décadas, un miembro de la familia Le Pen ha conseguido un resultado de dos dígitos en unas elecciones presidenciales. Y las proyecciones de voto para las elecciones de 2022 no contradicen esta observación.

Para la mayoría de los franceses y para muchos de sus propios partidarios, el partido es más un partido de descontento, cólera y enojo, que un partido de gobierno, cuyo electorado es más bien viejo y procedente de las clases populares. ¿Podemos estar tan seguros de aquello? 

Una primera idea preconcebida es que los electorados votan de manera contestataria y no adhieren ni apoyan al proyecto político.

Durante años, votar RN fue sinónimo de voto de protesta. Contra el sistema, decepcionado con los partidos de la derecha y de la izquierda, con la sensación de no ser escuchado. Un sentimiento caracterizado por el Tratado Constitucional Europeo de 2005 por el que el 55% de los franceses votaron en contra, pero que fue ratificado por el Parlamento en Lisboa en 2007. Esto sigue siendo así, ya que entre el 35%[1] de los entrevistados que dijeron haber votado en alguna oportunidad por RN, de los cuales el 23% lo hizo varias veces, el 29% explicó que quería "expresar su descontento con los otros partidos políticos".

Pero también observamos que el voto de apoyo ha subido mucho, del 13% en 1997 al 35% en 2021, e incluso al 60% entre los jóvenes de 18 a 24 años[2]. No han experimentado las decepciones que pueden haber tenido sus mayores. En una encuesta realizada a principios de 2021, el 43% de los votantes de RN citaron su programa como el elemento que más les atraía de dicha coalición. Los valores del partido de extrema derecha quedaron en segundo lugar (28%), y por último, más de uno de cada cinco votantes lepenistas (21%) reconoció no saber por qué votó a RN (+3 puntos respecto a 2017[3]).

Es menester destacar el trabajo de blanqueo realizado por Marine le Pen. Para dar a los miembros del partido y a su programa una imagen que se distancie o pretenda distanciarse de la extrema derecha (sinónimo de populismo, racismo y antieuropeísmo), y ser más aceptable a los ojos de los votantes, la presidenta de RN se posiciona en contra de las polémicas antisemitas, racistas y negacionistas de su padre Jean-Marie Le Pen, fundador del movimiento. Y parece que funciona. En marzo de 2019, el 50% de los franceses dijo tener una muy mala opinión de Marine Le Pen. Hoy en día sólo son el 34%[4]. Este es el nivel más bajo alcanzado por la candidata.

Por último, también podemos mencionar que la división izquierda-derecha resuena cada vez menos entre los votantes, como demuestra la elección de Emmanuel Macron, que basó su campaña electoral de 2017 en esta ruptura del bipartidismo. Marine le Pen utiliza la misma técnica, pero diciendo que representa a los nacionales (o patriotas) contra los internacionales (globalistas)

Una segunda idea sonante, es la avanzada edad promedio del electorado de RN.

Es cierto que la generación que más vota a RN fluctúa entre 50 a 64 años. Son los más amenazados en el trabajo, los más preocupados por su jubilación, los más enfrentados a la dependencia de los padres mayores. Esta generación, que sufre mucho, está dispuesta a votar por Marine Le Pen (34%)[5].

Pero el electorado joven de RN no pasa desapercibido. De hecho, los jóvenes de 18 a 24 años votan por la Rassemblement National (RN) al mismo nivel que el resto de la ciudadanía, representando al 21%. Sin embargo, los jóvenes de 25 a 34 años que votaron masivamente por Emmanuel Macron en 2017 (29%), parecen decepcionados: solo el 20% quiere votar por el señor Macron. Marine Le Pen, por su parte, ganaría fuertemente votos y pasaría del 23% en 2017 al 29% en 2021[6].

Esto se explica por el hecho de que las personas de 25 a 34 años de edad habían creído en Emmanuel Macron (ahora en declive) mientras que entre los jóvenes entre 18y 24 años, van generando mayor adhesión. La brecha entre las dos franjas de edad ya fue muy notoria en las elecciones europeas de mayo de 2019.

Es evidente que la RN juega la carta de la juventud, Marine Le Pen hizo a Jordan Bardella el número dos de su partido, y no tuvo que quejarse de haberle confiado, a sus 23 años, la cabeza de lista en las elecciones europeas de 2019 ya que la RN salió primera de todos los partidos. También lanzó mensajes concretos en dirección a los jóvenes, proponiendo revalorizar en un 25% las ayudas a la vivienda para los jóvenes de hasta 27 años o la creación de un fondo de solidaridad, para compensar la desaparición de pequeños empleos durante la pandemia.

Un tercer mito es que el electorado de RN es poco educado.

Esta tendencia se refleja en términos de cualificación. En 1988, con Jean-Marie Le Pen, los que tenían más de dos años de estudios superiores eran los más reacios a votar a la extrema derecha (9%) y los que tenían menos de dos años de estudios superiores eran los más propensos (16%[7]). Observamos que el delta entre estas dos categorías era de siete puntos. En 2017, con Marine Le Pen, la primera categoría subió al 8% y la segunda al 31%. La diferencia se amplió considerablemente hasta los veintitrés puntos.

El fenómeno se extiende ahora a los bachilleres en las proyecciones de voto para 2022 (medido en 2021). Mientras que el voto lepenista se mantiene casi estable en la categoría de mayor nivel de estudios (12% en lugar del 9% en 1988), éste sube al 34% (frente al 13% en 1988) entre los titulares del baccalaureat (prerrequisito de acceso universitario en Francia). Y sigue creciendo en la categoría de titulares de un título inferior al bachillerato: 33% frente al 31% de 2017[8].

Por último, existe la creencia que el electorado de RN es de derecha.

La proporción de obreros que votan al partido lepenista en 1988 es del 17%, del 15% en el caso de las profesiones intermedias y del 14% entre los asalariados. La proporción de empleados que votaron por RN subió al 30% en las elecciones presidenciales de 2017. Las proyecciones que se pueden hacer a través de la intención de voto para 2022 acentúan aún más estos fenómenos al alza: la tasa alcanza el 45% de los obrero y el 42% de los empleados[9]. El hecho de que más de cuatro de cada diez personas pertenecientes a la clase obrera tengan la intención de votar por Marine Le Pen en la primera vuelta de 2022, demuestra el fuerte arraigo ideológico de la RN en esta categoría, visibilizando un flujo de votantes que históricamente han sidorepresentados por partidos de izquierda y extrema izquierda.

Este estudio demuestra que los votantes de RN no se limitan al cliché que algunos medios de comunicación y políticos etiquetan. La gente que vota por los Le Pen no está perdida ni es un voto de protesta únicamente. En lugar de fustigar en su contra, debiéramos hacer un llamado a la responsabilidad de los partidos no extremistas a tener en cuenta las demandas de estos votantes y ofrecerles soluciones concretas a sus problemas y angustias.