Opinión

El escenario regional para el próximo presidente

Con un escenario repleto de incertidumbres políticas y desafíos compartidos para los gobiernos de Sudamérica, la región que espera al próximo presidente de Chile, Gabriel Boric, presenta un panorama complejo. La nueva administración tendrá que hacer frente a los focos de tensión que existen con países vecinos, deberá afrontar el alza migratoria en la región, y tendrá que mantener puesta su atención en la inestabilidad que afecta a Perú y en el desarrollo de procesos electorales en Colombia y Brasil durante 2022.

La relación del próximo gobierno con los países vecinos tendrá como un punto ineludible las disputas y tensiones que Chile mantiene con algunos gobiernos, y que en ocasiones dificultan sus relaciones.

En el último tiempo, el gobierno argentino de Alberto Fernández ha sostenido fricciones con Chile en temas que van desde disputas territoriales hasta polémicas relacionadas a la pandemia y al conflicto mapuche.

En 2020 las tensiones entre ambos países tuvieron como foco las críticas del mandatario argentino a la estrategia chilena contra el covid-19 y la demanda argentina por la Plataforma Continental Extendida, que coincide con intereses chilenos en la zona austral y antártica. Este año, el tema antártico volvió a estar en el centro de la polémica luego de que en agosto Buenos Aires acusara a Chile de querer “apropiarse de una parte de la plataforma continental argentina” tras actualizar sus límites de la zona, algo que la Cancillería chilena señaló como una “apreciación equivocada”.

A su vez, en octubre ambos países vivieron otro episodio de tensión luego de que el embajador argentino, Rafael Bielsa, asistiera a la audiencia judicial en la que se discutió la libertad condicional del líder del grupo radical Resistencia Ancestral Mapuche, Facundo Jones Huala, quien cumple una condena de nueve años en un centro penitenciario de Temuco. El hecho generó fuertes críticas del oficialismo chileno, que señaló un supuesto apoyo judicial de Bielsa a la defensa de Jones Huala.

El futuro gobierno chileno también tendrá que enfrentar las fricciones con Bolivia. A pesar de que ambos países anunciaron en junio el inicio de un proceso de “normalización” de las relaciones bilaterales, aún mantienen una disputa abierta or las aguas del río Silala, situación que está en trámite en la Corte Internacional de Justicia de la Haya, mientras que el Presidente Luis Arce ha asegurado que la demanda marítima de su país a Chile es una cuestión “abierta y pendiente”.

“Con Argentina hay una relación de amistad y cooperación de largo plazo que va más allá de los desafortunados episodios de Alberto Fernández y otros del embajador Bielsa. Hay una agenda muy intensa de cooperación, y lo que esperamos acá es que estos episodios políticos no empañen esta relación que tiene una mirada mucho más a largo plazo. Con Bolivia el desafío es que la normalización de las relaciones pueda llevar a una agenda de cooperación común. Nosotros nos necesitamos mutuamente con Bolivia en una mejor coordinación fronteriza, y si esta agenda de puntos comunes sigue avanzando, hay también oportunidades comerciales y económicas con Bolivia que hoy estamos desaprovechando”, dijo a “El Mercurio” Jorge Sahd, directos del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica.

Crisis migratoria

Pese a que la crisis migratoria en la región redujo sus números en 2020 debido a la pandemia y las restricciones de ingreso decretadas por los gobiernos de cada país, en 2021 la situación ha vuelto a representar un gran desafío para toda Latinoamérica, con nuevas oleadas impulsada por las crisis socioeconómicas en Venezuela y Haití.

Si bien en los últimos meses los grandes flujos migratorios se han dirigidos al norte, hacia EE.UU. – lo que incluso ha llevado a miles de personas a abandonar países en los que residían como migrantes – Chile continúa siendo uno de los principales destinos migratorios dentro de la región, con más de 1.6 millones de inmigrantes en el país, según datos de la Cepal.

Ante esto, los expertos señalan que el próximo Presidente seguirá teniendo a la migración como uno de sus grandes desafíos, y apuntan a la necesidad de abordar el tema en conjunto con otros gobiernos.

“En la región hay aproximadamente 20 millones de personas que están en situación de movilidad humana, y lo que se necesita para ellos son respuestas que van desde lo nacional y lo regional. Lo que pasó en Chile este año fue algo icónico: falló un proceso de integración y se tomaron decisiones políticas que impulsaron una movilización de migrantes hacia el norte del continente. Eso muestra que lo que pasa en un país tiene efectos en toda la región, y viceversa, y por eso cada vez es más importante avanzar hacia un modelo de gobernanza regional en este tema (…) Chile ha sido un país que históricamente ha trabajado este tema y ha sido un referente para otros en la región y es necesario que el próximo gobierno construya sobre lo construido, y no borrar y empezar desde cero”, dijo a este diario Diego Chávez González, experto en políticas de migración latinoamericanas del Migration Policy Institute.

Futuros inciertos

Junto con esto, el próximo gobierno tendrá que tener su atención puesta en lo que ocurra en 2022 con las elecciones de Colombia (mayo) y Brasil (en octubre) lo que podrían cambiar el escenario regional.

Y es que en ambos países, con gobiernos de derecha, son líderes de izquierda los que asuman como los principales favoritos para lograr la presidencia. En Colombia, el ex guerrillero y senador Gustavo Petro es, según las encuestas, el mejor posicionado para reemplazar a Iván Duque, contra quien perdió las elecciones de 2018. En tanto, en Brasil el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), quién aún no confirma su candidatura, es quien lidera los sondeos frente al actual mandatario, Jair Bolsonaro, quien se prevé que se presente a la reelección.

“Las elecciones en 2022 en Colombia y Brasil serán muy importantes para el escenario político de América Latina. En Colombia, sobre todo, hay un alto nivel de incertidumbre, y lo único seguro es que Gustavo Petro será candidato de la izquierda. Pero los otros candidatos todavía no han sido definidos. En Brasil, Lula tiene ventaja de acuerdo a las encuestas, pero falta mucho para las elecciones. No se puede descartar del todo una reelección de Bolsonaro, y también puede haber una opción centrista. Además, aunque Lula es un líder de izquierda no está claro qué tipo de gobierno tendría si fuera elegido, hay que tener claro que hay distintas corrientes de izquierda”, explica Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano.

Además, el gobierno chileno deberá seguir de cerca lo que ocurra con el Ejecutivo de Pedro Castillo en Perú, quien en sus poco más de cuatro meses ha enfrentado fuertes críticas contra su gestión y sus ministros, debió hacer cambios al gabinete, y fue objeto de una moción de vacancia en el Congreso, que finalmente no prosperó. Esto, en un contexto de crisis política que se arrastra desde el quinquenio pasado, en el que la nación vio pasar a cuatro presidentes por la Casa de Pizarro.

“Perú está en una situación de gobernabilidad muy compleja, y el gobierno actual ha tenido un comienzo actual ha tenido un comienzo muy difícil. Este problema de gobernabilidad tiene el riesgo de que el Presidente Castillo no termine su período de gobierno, como ha sido la tónica de los últimos años en Perú. Para Chile es importante Perú porque tenemos una relación política una presencia de empresas importante, y lo que se busca es cómo a pesar de esta crisis de gobernabilidad pueda haber cierta certeza en el cumplimiento de las normas que necesitan las inversiones e intereses chilenos en el país”, señaló Sahd.  

Fuente: El Mercurio