Opinión

Erosión democrática en El Salvador

El Salvador se ubica como una democracia con desempeño entre medio y bajo, con una nota de 5.90, de acuerdo con un estudio que presenta hoy el Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (CEIUC).

El populismo, la incertidumbre y la polarización son signos del riesgo político que enfrenta la democracia en América Latina, de acuerdo con el estudio.

Basado en el índice de Democracia del The Economist Intelligence Unit 2020 en América Latina y The Global State of Democracy Indices, 1975-2020 (2021) de IDEA Internacional, ambos realizados el año anterior, el estudio situó a Uruguay como el país de la región con “plena democracia” con nota de 8.61 y Chile con 8.68 versus Cuba, que tiene un claro régimen autoritario y nota de 2.84, seguida de Venezuela con 2.76 y Nicaragua con 3.60.

En el Triángulo Norte de Centroamérica Guatemala tiene entre medio y bajo desempeño democrático con 4.97, Honduras con un régimen de bajo desempeño e híbrido y nota de 5.36 y El Salvador con desempeño entre medio y bajo, con una nota de 5.90. En contraposición en Centroamérica, Costa Rica tiene 8.16 y Panamá con 7.18.

Según el índice de Democracia del The Economist Intelligence Unit 2020 en América Latina, además de las tres dictaduras consolidadas —Cuba, Venezuela y Nicaragua—, se califican como regímenes “híbridos” (entre democracia y autoritarismo) a Honduras, El Salvador, Bolivia y Guatemala.

El Salvador y Brasil han caído en “derivas populistas”, con gobiernos que han aprovechado la pandemia para ese propósito, así como para consolidar autocracias o dictaduras.
Este deterioro se caracteriza por las amenazas predominantemente de gobernantes electos que erosionan desde adentro sus instituciones y libertades, mientras los mecanismos regionales creados para la protección de la democracia, como la Carta Democrática Interamericana, no están actualizados a estas amenazas y requieren de urgente precisiones y modernización para incrementar la eficiencia en su objetivo.

Este panorama ha llevado a los ciudadanos a probar “los cantos de sirenas” que proponen los candidatos populistas con tintes autoritarios.

Este es el caso de El Salvador, que es blanco de cuestionamientos internos y externos por el deterioro en su democracia e instituciones a partir del ascenso y concentración de poder de Nayib Bukele.

El control que ejerce el régimen de Bukele sobre la Asamblea Legislativa, la Corte Suprema, el Ejército y la Policía le ha permitido destituir al Tribunal Constitucional legítimo, obligar al retiro a un tercio de la judicatura y manejar la instituciones que garantizaban un balance del poder, el Estado de Derecho y el sistema de castigo de abusos.

Además de la erosión en las democracias, el índice identifica otros peligros tales como protestas sociales y violencia, crisis migratoria, polarización política, inversión extranjera en caída y otras.

El informe Riesgo Político América Latina 2022 advierte la profundización de riesgos existentes, la aparición con fuerza de otros emergentes y el desafío de una región que deberá acostumbrase a navegar en aguas inciertas.

Con un tercio de las muertes registradas en el Hemisferio, la destrucción de más de 20 millones de empleos, los niveles de informalidad laboral se dispararon, la desigualdad en aumento y la pobreza se empinó a cerca de un tercio de Latinoamérica, la pandemia del covid-19 ha sido una oportunidad para que ciertos gobiernos concentren mayor poder y apliquen indebidamente los estados de excepción. “Nuevos autoritarismos emergieron en sociedades impacientes, desconfiadas y fuertemente golpeadas por la emergencia sanitaria”, señala el informe.

“América Latina enfrentará otro año complejo”, advierte el informe. La investigación contó con la participación de 1,144 personas, correspondientes a público general. Adicionalmente, se conformó un panel de 170 expertos de América Latina y el Caribe, que incluyó a expresidentes, autoridades regionales, líderes de opinión y académicos.

Los autores del estudio advierten que si la primera versión estuvo marcada por los devastadores efectos de la pandemia, la presente edición alerta sobre el creciente nivel de incertidumbre y volatilidad que enfrenta la región.

La segunda edición contó con la participación de 1.144 personas, correspondientes a público general. Adicionalmente, se conformó un panel de 170 expertos de América Latina y el Caribe, que incluyó a expresidentes, autoridades regionales, líderes de opinión y académicos.

Daniel Zovatto, investigador senior del CEIUC y uno de los editores del informe, declaró que “América Latina enfrentará otro año complejo. Los niveles de incertidumbre, volatilidad, riesgo político y polarización se mantendrán altos. Por su parte, el populismo, el sentimiento anti-elite y el nativismo xenofóbico seguirán presentes y la combinación de todo ello hará la gobernanza crecientemente compleja”.

Para Jorge Sahd, director del CEIUC y otro de los editores del informe, “en América Latina se ha configurado una triple crisis, de gobernabilidad, con las democracias cada vez bajo mayor tensión; de expectativas, con una ciudadanía más exigente e impaciente, sin una economía que acompañe el 2022; y de certezas, con mayores niveles de incertidumbre política, la incógnita de las nuevas variantes de la pandemia y estados con menor margen fiscal”.

Fuente: El Salvador