Opinión

Las relaciones Chile - Brasil

La designación de Sebastián Depolo, público crítico del presidente Jair Bolsonaro, como embajador en Brasil fue el último acto de desencuentro entre Palacio Planalto y La Moneda. El nominado por el Presidente Boric lleva más de un mes esperando el “agreement” por parte del gobierno brasileño, y según fuente en Brasilia, su arribo no tiene fecha.

Se trata de una legación clave, en la economía más grande de la región, y que desde el 1 de abril no tiene cabeza tras la salida del diplomático de carrera Fernando Schmitd.

Chile y Brasil históricamente, más allá de sus gobiernos, siempre han tenido una buena relación. “Una amistad sin fronteras”, como se ha dicho generación tras generación tanto en Santiago como en Brasilia desde inicios del siglo XX.

En enero pasado entró en vigor internacional el Acuerdo de Libre Comercio entre ambos países. El gigante sudamericano es el principal socio comercial de nuestro país en la región, y representa cerca del 4% de sus exportaciones al mundo y un 33% de sus envíos a América Latina, totalizando US$ 3.074 millones en 2020.

“Las relaciones con Brasil se han caracterizado por ser relaciones de Estado. Es un importante destino de nuestra inversión extranjera. Las relaciones han estado muy activas el último tiempo, con la aprobación del acuerdo comercial y su rol estratégico para el desarrollo del cable transpacífico”, asegura Jorge Sahd, director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica.

Sin embargo, las diferencias ideológicas entre Bolsonaro y Boric tensaron las relaciones. Una situación que era previsible por los dichos de ambas partes. Pero, asegura Sahd, la política interna “es una mala consejera para las relaciones diplomáticas”.

Un crítico permanente

Planalto estudia de cerca, desde 2019, lo que está pasando con Chile. El estallido social causó preocupación en Bolsonaro y la posibilidad de que una situación como la chilena se pudiera replicar en el país encendió las alertas en el gobierno brasileño. También el presidente de ese país, como sus hijos, se han referido en varias oportunidades al proceso político chileno. Por ejemplo, durante el año pasado apoyaron a José Antonio Kast, rival de Boric, para la presidencial.

Tras la victoria del Mandatario chileno, Bolsonaro dijo en tono molesto, que “prácticamente la mitad de la población (chilena) se abstuvo y con la otra mitad que fuer a votar, dio el 55% a Boric y 45% a Kast”. Mientras su hijo, Eduardo, aseguró que Chile seguía el camino de Nicaragua y Venezuela.

El brasileño además fue el único presidente de la región – demoró cuatro días en felicitar, mediante una nota diplomática, a Boric por su victoria. Y a principios de enero avisó que no vendría al cambio de mando: “Hay que ver quien va. Yo no iré. Expresó en tono despectivo. Terminó enviando al vicepresidente Hamilton Mourao, con quien ya no tiene relación.

Tras el cambio de mando en Chile, Bolsonaro aprovecó además la situación y animó a voltar en las presidenciales en su país para que Brasil no siga el camino de Chile. “Miren Chile. En Chile los que decidieron fueron los que no quisieron votar por nadie, porque la izquierda siempre votó”, de modo que “no reclamen” después, dijo el 17 de marzo pasado. Y ayer aseguró que Chile “está con problemas” porque el “Presidente recién elegido, que no lleva dos meses todavía está con un rechazo del 50%”.

Una actitud por parte del jefe de Estado brasileño que no es nueva con sus rivales ideológicos internacionales. Por ejemplo, en la casa blanca aún esperan el saludo por la victoria de Joe Biden en 2020 y conocidos son los desencuentros constantes que ha tenido con el Presidente argentino Alberto Fernández. Sin embargo estas diferencias no impidieron que el ex vicepresidente argentino, Daniel Scioli, haya sido ratificado como embajador de su país en Brasil.

Fuente: La Segunda