Opinión

Inversiones chilenas en Colombia

Con casi US$ 19 mil millones de capitales chilenos invertidos en Colombia en los últimos 30 años – con exactitud, US$ 18.710 millones entre 1990 y 2020, según cifras de la subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, Subrei -, este país cafetero se ha posicionado como el cuarto destino más importante para los inversores chilenos, tras Brasil, Argentina y Perú, congregando el 13,8% de toda la inversión salida de Chile al exterior.

Solo en los últimos 15 años, entre 2007 y 2021, la llamada IED, la Inversión Extranjera Directa chilena suma US$ 6.819 millones de Colombia, la más importante en ese país entre los capitales externos llegados de países sudamericanos, según cifras del Banco Central de Colombia, que consigna como el mayor inversionista extranjero en esas tierras a Estados Unidos, (US$ 34 mil millones acumulados en ese mismo periodo), seguido de Panamá, España, Inglaterra, Suiza, Bermudas y después Chile.

Esa importancia del país cafetero como destino de la IED de Chile explica que los ojos de varios grupos y empresarios chilenos hayan estado puestos en las elecciones que el domingo pasado tuvieron lugar en Colombia, y que tras el resultado anticipan un balotaje, el 19 de junio, entre dos candidatos que – cualquiera sea el ganador – sacarán a Colombia del tradicional anclaje político que ha tenido en los últimos años, vinculados a gobiernos de centro derecha, al no pasar a segunda vuelta el candidato continuista Federico Gutiérrez.

Por un lado, en carrera está Gustavo Petro, un exguerrillero, con un programa marcadamente de izquierda y estatista, y por otro lado – la sorpresa en las urnas -, Rodolfo Hernández, un candidato indescifrable, outsider, difícil de encasillar ideológicamente, de corte populista en su discurso y que ha apelado más que todo a un combate a la corrupción (pese a tener un juicio pendiente), pero – coincide varios consultados – con poca sustancia programática, hasta ahora al menos.

La lista de inversiones chilenas en tierras colombianas es altísima. Datos de la Subrei habla de 150 empresas con más de 300 proyectos de inversión directa, y repartidas en muy diversos sectores. Las más visibles son por supuesto del área retail. Grupo Falabella fue pionero en estrechar lazos con ese mercado, cuando en 2003 se fusionó con Sodimac que ya estaba presente en esas tierras, y luego en 2006 arribaron con el área retail, y CMR. Hoy el grupo maneja en ese mercado cuatro unidades de negocios, Falabella Retail, Sodimac, Mallplaza y Falabella Financiero (Banco Falabella y CMR) , que le generaron ingresos por US$ 2.100 millones en 2021, computando allí 26 tiendas por departamento, 40 de mejoramiento del hogar, y 4 Mallplaza. Luego arribaron también Cencosud y Parque Arauco.

Otro botón de muestra. En combustibles, Empresas Copec (Grupo Angelini), a través de Abastible – con la subsidiaria de gas licuado Norgas, con 25 plantas de envasado que abastecen en 1.045 municipios de Colombia-, y las bencineras Terpel, con 1.960 estaciones de servicio; Empresas Lipigas (grupo Santa Cruz), que no solo está en el negocio de distribución de GLP en cilindros, con 19 plantas de almacenamiento y envasado, y gas natural por red, sino que empezó a suministrar internet con la creación de la filial Net S.A.

En el rubro farmacéutico, tiene un posición del empresario Alejandro Weinstein, ua que es parte de la propiedad de Procaps, un laboratorio listado en el Nasdaq, pero oriundo de Barranquilla y con operaciones basales en Colombia.

En el mundo industrial, CCU (Grupo Luksic), en alianza con el grupo Postobón, en el negocio cervecero y malta; y en el rubro pensiones, Grupo Habitat, a través de la firma local Colfondos.

Tema que merece un capítulo aparte son las inversiones en el rubro agrícola que se han desplegado en forma reciente y creciente, en la producción de paltas. Un caso en Green SuperFood, vinculada al empresario Isidoro Quiroga, que está comenzando a producir palta hass en el distrito de Armenia, Quindío, con unas 300 a 400 hectáreas.

También Baika, la marca comercial exportadora del holding agrícola San José Farms, del empresario Ignacio del Río, que – explica el gerente general de esta compañía, Petro Jaramillo – en 2017 comenzó a prospectar el mercado colombiano, y en 2019 concretó la compra de un primer campo productivo. Hoy, con tres campos que suman unas 600 hectáreas plantadas en distintas etapas de desarrollo, y además, en alianza con productores locales, están produciendo palta hass destinada a exportación a Europa, Estados Unidos y Argentina, China y Medio Oriente. Y prevén llegar a 1.000 hectáreas plantadas. Se ubican en Salamina (Caldas), Calarcá y Génova, estos dos últimos también en Quindío.

Producción local de alimentos podría darle impulso al agro

Pese a que Petro obtuvo la primera mayoría, el resultado del balotaje se prevé muy incierto, y las opciones del candidato del ala izquierda, que antes se veían como más seguras, se enredaron, dado el sorpresivo resultado de su contendor, que ya obtuvo apoyos del candidato de la continuidad derechista, Federico Gutiérrez.

Sucinto, Alejandro Weinstein da luces de su análisis: “Más optimista después de las elecciones que antes de ella”, dice.

Pero sea cual sea el resultado del 19 de junio, se prevé un quiebre de tendencia respecto del marco de estabilidad que ha tenido Colombia en materia económica en los últimos años. “Sobre todo desde Álvaro Uribe, ha habido estabilidad, institucionalidad – BC Independiente -, control de la inflación desde el 2000 en adelante, y crecimiento. De alguna manera , nunca la izquierda más radical ha gobernado Colombia, lleva por lo menos más de 20 años de gobiernos de centro derecha. A partir de Uribe fue que llegó la inversión muy fuerte en Colombia”, explica José Luis Parra, investigador asociado del Centro de Estudios Internacionales de la UC. Por lo mismo, concede que esta elección significará un cambio bastante fuerte y un periodo de inestabilidad, no solo por los contenidos programáticos, sino por la falta de mayorías en las cámaras del Congreso y – el mismo problema chileno -, por el fraccionamiento de los partidos políticos, “Definitivamente, se rompe una tendencia, va a haber inestabilidad”, apunta.

“Como empresario colombo chileno- porque tengo las dos nacionalidades-, estamos muy a la expectativa de los que pueda pasar. Hasta no tener un poquito más claro el panorama, no sabemos cómo pensar en invertir en un futuro. Si se dan las condiciones , seguimos invirtiendo en Colombia. Y si no dejan. Hay preocupación”, admite el empresario Mauricio Picciotto, quien tiene vínculos de larguísimas data con Chile, pues es socio en Viña Undurraga, con José Yuraszeck.

La Cámara Chileno-Colombiana de Comercio, un gremio que si bien no participa de la contingencia política, sigue atento el proceso por el impacto en sus socios, resumen así el panorama: “En la candidatura de Gustavo Petro uno se encuentra con un programa que incluye reforma tributaria, de pensiones, mucho más orientado a un Estado más potente, que va a desarrollar actividades que hoy están en manos de privados o desarrollo de manera mixta, y que apunta a una recaudación fiscal más potente. Mayor gasto fiscal, con un Estado más grande. Con Rodolfo Hernández uno se encuentra, al menos en el tamaño del Estado, con algo totalmente distinto. Su discurso lo ha estructurado en torno a un Estado reduccionista, reducir el IVA del 19% al 10% y no se ven mayores cambios en la estructura tributaria para las inversiones extranjeras”, indica Rodrigo Monsalve, vicepresidente de la entidad.

Pero sí hace ver un punto relevante: “Ambos programas apuntan fuertemente a una economía colombiana que se sostiene más en la generación propia de recursos, a que se importe solamente lo que Colombia no puede producir, y eso naturalmente tiene incidencia en la balanza comercial con Chile”, alerta. “¿Cómo lo vemos? Pareciera ser que es más tranquilizador un esquema que permitía tener claras reglas del juego de antemano, y hoy día con la reforma tributaria, eso al menos en el programa de Gustavo Petro, pareciera ser un elemento de discordancia con ese objetivo”, agrega Monsalve.

A condición de exponerlo en reserva, un conocido empresario es categórico en su juicio. “Creo que el programa de Petro es totalmente anti inversión. El concepto de él de garantizarle empleo a los que no tienen empleo, ¿con qué lo va a pagar? No lo sé, no lo veo factible. Y todo lo que dice desincentiva la inversión. Si este señor gana, congelamos las inversiones en Colombia!, dice este hombre de negocios, quien plantea que si bien Hernández es populista y dice muchas cosas, tiene una visión más empresarial en lo que economía respecta, “y eso es lo que importa de fondo”, agrega.

Pero no todo es tan negativo. José Luis Parra plantea que para la inversión chilena vigente no ve riesgo. “Las empresas que están allá no tendría por qué salir del país, con ninguno de los dos candidatos”, dice, pues ambos, con distintos focos, tienen esa mirada de convertir a Colombia en un productor de alimentos muy fuerte. Hernández, con no querer importaciones de productos que Colombia produce. U en el caso de Petro, con una reforma agraria que apunta a la tierra (latifundios), que no esté productiva, pagando hasta el 100% de impuestos, “pero tierra que esté productiva no tiene que pagar. Ambos quieren mover el agro. Entonces, al contrario, no hay riesgo”, apunta.

Pero Jaramillo hace ver que su plan es de largo plazo. “Nos sentimos bastante cómodos con la institucionalidad en Colombia. Hemos sido súper recibidos y esperamos seguir creciendo allá. Es una decisión de largo plazo (…) Estamos muy contentos con cómo se está desarrollando el negocio en Colombia”, dice, y anticipa que, al estar en el país, han visto cómo se está desarrollando otra industria que puede ser interesante, el limón sutil (que allá se conoce como limón Tahití).

En Falabella comenta que “Colombia es uno de los mercados estratégicos para la expansión de Falabella y sus unidades de negocio, po lo que tenemos una mirada de largo plazo en dicho país. Continuaremos invirtiendo para transformarnos en un actor relevante en ese mercado”. En este grupo explican que están trabajando para implementar la llegada del e-commerce y marketplace Falabella.com y la billetera digital Fpay, “y próximamente la franquicia Ikea”.

Un actor, bajo reserva, puntualiza del programa de Hernández la idea de bajar el IVA, lo que promovería el consumo. Y la idea de desmontar el “4 por 1.000”, un cobro que surgió como una medida transitoria, vuelta permanente, que se aplica a toda transacción bancaria y que – según este conocedor -, por lo que ha hecho es incentivar el uso del efectivo por sobre pagos con tarjetas, con el consiguiente mayor riesgo de lavado de activos. Reconociendo el populismo y la poca claridad de Hernández, agrega: “De lo malo, es lo menos malo”, dado que al menos en temas tributarios apunta en su discurso al recorte de gastos, más que a impuestos, en contraposición a Petro, ya que la reforma tributaria de su programa considera tributos a los dividendos, aunque no se detalla cómo se aplicaría en el caso de remesas del exterior.