Opinión

¿Corre peligro la democracia en Brasil?

Las elecciones brasileñas del próximo 2 de octubre serán las terceras presidenciales del 2022, luego de los procesos electorales de Costa Rica (6 de febrero y 3 de abril) y Colombia (29 de mayo y 19 de junio), comicios que cierran la agenda electoral de este año en el marco del superciclo 2021-2024.

La contienda presenta un alto nivel de polarización entre el ícono indiscutido de la izquierda brasileña, Luiz Inácio Lula da Silva, versus el líder de la extrema derecha y actual presidente, Jair Bolsonaro, quien suma escándalos y apuesta por la distribución de nuevos subsidios para apalancar su reelección.

¿Qué dicen las encuestas?

Unos 150 millones de electores irán a las urnas el próximo 2 de octubre, y el país ya está sumergido en una campaña anticipada y crispada, en la que Lula lleva una clara ventaja en las encuestas, de 14 puntos (un 45 a un 31%) según el consolidado de sondeos del diario O Estado de São Paulo.

Los escenarios de un eventual balotaje, a finales de octubre, amplían aún más la ventaja del expresidente frente al actual mandatario. Asimismo, cinco de las diez encuestas difundidas en los últimos quince días coincidieron en que Lula podría incluso imponerse en primera vuelta con poco más del 50%, lo que ha disparado todas las alarmas en la campaña del líder de la ultraderecha.

Es cierto que en algunas encuestas recientes, en comparación con las de junio, Bolsonaro acortó distancia en un par de puntos, pero todavía dentro de los márgenes de error estadísticos, lo que no es suficiente, por ahora, para hablar de una tendencia.

La posibilidad de terceros candidatos —como el laborista Ciro Gomes, con el 8%, o la conservadora Simone Tebet, por debajo del 3%— de romper la polarización es nula.

Ambiente adverso para la reelección

Con una inflación del 12%, un 10% de desempleo, 33 millones de personas pasando hambre y una pandemia que no acaba de ser superada y que a la fecha ya mató a más de 670 mil brasileños, la situación del país constituye un serio obstáculo para que el actual mandatario logre la reelección.

La gestión de Bolsonaro acumula, asimismo, graves denuncias de corrupción en el Ministerio de Educación y la reciente renuncia —tras acusaciones de acoso sexual hechas por funcionarias de la propia entidad— del presidente de un banco estatal muy próximo al mandatario.

El presidente responde a estos escándalos con una estrategia doble: por un lado, con el silencio y, por el otro, logrando que el país sea declarado en “estado de emergencia”, medida que fue avalada por amplia mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados la semana pasada, lo que abrió camino a la distribución de nuevos subsidios estimados en $7 mil 600 millones a partir de agosto, o sea, tan solo dos meses antes de las elecciones.

Fuente:  Aristegui-Noticias