Opinión

El partido que lidera en América Latina es el del voto de castigo

“Panamá es percibido desde afuera como un país económicamente exitoso, sobre todo por su economía de servicios; pero tiene una tarea pendiente en la lucha contra la corrupción. Dada su realidad económica tiene índices de percepción de corrupción muy altos, inalterables por más de 20 años”.

La anterior es el resultado de la mirada general y resumida que Jorge Sahd, abogado y director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile hizo de Panamá durante su paso por el país.

Sahd, quien también funge como miembro del Consejo Asesor del ministro de Relaciones Exteriores de Chile, y tiene un máster en Políticas Públicas en New York University, conversó sobre la realidad de Latinoamérica y la percepción social, política y económica de Panamá.

Prioridades

Según el abogado reducir la corrupción es la lucha más importante que debe enfrentar el país en estos tiempos, y alude a casos como los Panama Papers, procesos por corrupción de expresidentes y el sonado Odebrecht. “Para que el combate a la corrupción sea efectivo debe ser una política de Estado, no puede ser una causa de un grupo político de turno, ni tampoco debe ser mirada como quien apunta con el dedo más al opositor. En la sociedad debe haber un consenso para combatirla y mejorar los índices de integridad”, indicó.

Se trata, dijo Sahd, de la construcción de capacidades en el Estado para fijar políticas públicas con las que se puedan perseguir los actos delictivos, lo que requiere de esfuerzos de los tres Órganos del Estado, el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, ya que, asegura, sin esta coordinación que cree una cultura de integridad será muy difícil avanzar.

“Panamá tiene una debilidad institucional que lo afecta por completo; antes de la pandemia el país crecía a un ritmo cuatro veces mayor que América Latina; el próximo año, a pesar de las malas perspectivas económicas, será de los países con mayores proyecciones de crecimiento, pero debe reducir las brechas de la desigualdad, y en el largo plazo crear una mayor resiliencia hacia la amenaza del cambio climático, especialmente en el tema hídrico”, apuntó.

Cambios políticos en la región

El especialista en temas políticos resalta que América Latina ha cambiado mucho tras la pandemia, debido a los extremos a los que cada país ha tenido que acudir para atender sus necesidades, situación que elevó los niveles de incertidumbre entre la población. “La pandemia tuvo en efecto devastador, ya que América Latina, siendo el 8% de la población mundial, concentró cerca del 30% de los fallecidos por la covid-19. Hubo consecuencias económicas con una caída del producto interno bruto (PIB) importante; aumentaron los niveles de informalidad laboral; los Estados elevaron el nivel de deuda pública de manera considerable, y el malestar social ha seguido creciendo. Si bien estamos en la postpandemia, donde tuvimos un 2020 de una caída profunda, 2021 fue de la recuperación y rebote económico; 2022, ha sido un año donde el riesgo político se ha elevado”, reflexionó Sahd.

Marea rosa

Otro elemento que trae a la escena Sahd es que observa en la región la reedición de lo que se conoció como la “marea rosa” o el retorno de los gobiernos de izquierda al poder. “Si gana Lula en Brasil, las seis principales economías de la región van a estar en manos de gobiernos de izquierda: Brasil, México, Chile, Argentina, Colombia y Perú”, destacó.

El abogado sostiene que a diferencia de la “marea rosa” del año 2000, estos son gobiernos mas diversos, ya que no tienen la bonanza fiscal debido al superciclo de los commodities, además de que los ciclos políticos debieran ser más cortos. “Si vemos las elecciones de 2019 a 2021, en doce de ellas, excepto Nicaragua, donde no hubo libertad, los ciudadanos cambiaron de signo político; el partido que lidera en América Latina es el del voto de castigo”, afirmó.

Migrantes

Para Jorge Sahd, el “Estado fallido de Venezuela” es el foco principal de la crisis migratoria de la región y hasta ahora no ha habido una respuesta coordinada entre las naciones, lo que ha generado tensión social en las fronteras. “Más de 5 millones de venezolanos han salido del país. Es una bomba de tiempo para los gobiernos que requiere una respuesta regional, partiendo por la coordinación para controlar los pasos fronterizos para darle respuesta coordinada y consistente a estas personas. Hasta el momento los gobiernos dieron una respuesta nacional, pero reactiva y que es insuficiente frente a la ola descontrolada de migración que tensiona la capacidad de respuesta de servicios básicos”.

Y añade: “El fenómeno de la migración en América Latina excede el signo político del gobierno de turno, es una realidad, que tiene una causa, llamada el Estado fallido de Venezuela, si fuese un país estable, no tendríamos este fenómeno de la migración descontrolada”.

El director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile reclama, además, una acción más coordinada frente a la persecución política y social que se está dando en Nicaragua, donde los políticos opositores, la Iglesia y los medios de comunicación son perseguidos.

Fuente: La Prensa