Opinión

América Latina: los diez principales riesgos en la región

El lanzamiento del informe “Riesgo Político América Latina 2023” del CEIUC llega en momentos caracterizados por una “policrisis” a nivel global y fuerte turbulencia e inestabilidad en lo regional. La amenaza a la democracia en Brasil y los graves episodios de violencia en Perú anticipan otro año complejo y retador.

América Latina ingresa al 2023 con un mapa reconfigurado, con las cinco principales economías en manos de gobiernos que se definen como progresistas. El crecimiento será anémico: 1.3% promedio regional (Banco Mundial). El escenario político estará marcado por un alto nivel de incertidumbre, volatilidad y riesgo político.

La agenda electoral será abultada, destacando las tres elecciones generales (presidenciales y legislativas), en Paraguay (30 de abril), Guatemala (25 de junio) y Argentina (22 de octubre). Por su parte, la brecha entre la magnitud y complejidad de los problemas a resolver y la menguada capacidad de los gobiernos para dar respuesta a los mismos, colocarán a la gobernanza y gobernabilidad en el centro de la agenda regional.

Los diez principales riesgos políticos 2023. En el primer lugar se ubica el crimen organizado, evidenciando que la inseguridad es una sensación generalizada en la región. En el segundo puesto se encuentra el retroceso democrático. Algunas democracias continuarán bajo asedio del populismo y del autoritarismo.

Los embates en contra de la democracia de la extrema derecha bolsonarista en Brasil, el caos institucional en Perú, la deriva autoritaria en El Salvador y Guatemala, y las dictaduras en Cuba, Venezuela y Nicaragua, son algunos de esos ejemplos. Uruguay, por contrapartida, destaca como la democracia de mejor calidad de la región.

En tercer lugar se posiciona la gobernabilidad compleja. Las “lunas de miel” de los gobiernos son cosa del pasado. El “voto de castigo” se impone en las urnas: en 14 de 15 elecciones presidenciales entre 2019-2022, el oficialismo perdió, siendo la excepción una Nicaragua sin democracia ni elecciones libres. Esta tendencia facilita la alternancia y acorta los ciclos políticos.

En el cuarto lugar aparece el riesgo de nuevos estallidos de malestar social, debido a la elevada inflación y alto costo de vida, bajo crecimiento y aumento del desempleo e informalidad. Y en el quinto, la crisis migratoria y el peligro que la misma siga exacerbando la xenofobia e incrementando enfrentamientos sociales.

En el sexto lugar, la inseguridad alimentaria, la cual se ve afectada por el alza de los precios de los alimentos, la guerra de Rusia en Ucrania y los efectos del cambio climático. Séptima posición, la hiper-polarización tóxica y noticias falsas, consecuencia del mal uso de las redes sociales, campañas de desinformación y discursos de odio como herramienta política.

En octavo lugar, la pérdida de competitividad de la región, ante escasos incentivos para la inversión extranjera y falta de certeza jurídica. En la novena posición se ubica el aumento de ataques cibernéticos, contracara del incremento exponencial de la digitalización. Y, en el décimo y último lugar, encontramos el debilitamiento de la integración regional, riesgo que dificulta la cooperación, la gestión de las crisis regionales y aumenta el “eclipse diplomático” a nivel global.

Países y procesos a monitorear. Junto a estos diez riesgos, varios países y procesos sudamericanos demandan especial atención. Además de las elecciones paraguayas y argentinas, hay que poner lupa en: 1) El inicio del tercer gobierno de Lula en Brasil en circunstancias muy desafiantes; 2) la evolución de la crisis en el Perú; 3) el desarrollo del segundo tiempo del proceso constituyente en Chile; 4) las negociaciones entre Maduro y la oposición venezolana; 5) el creciente aumento de la tensión política en Bolivia; y 6) el avance de las reformas de pensiones y salud, las negociaciones con el ELN, y los resultados de las elecciones regionales en Colombia, que impactarán en la marcha del primer año del gobierno de Petro.

Resumiendo: nuestro informe anticipa que, consecuencia de la combinación de calles calientes y urnas irritadas, los “tiempos nublados” continuarán en la región pero, al mismo tiempo, evita caer en un pesimismo paralizante haciendo una doble propuesta.

Por un lado, aconseja identificar y aprovechar las nuevas oportunidades que se le abren a la región en materia de crecimiento, en especial en agricultura, minería, energía y nearshoring.

Y, por el otro, recomienda que los gobiernos y las empresas mejoren su capacidad de navegar en aguas turbulentas, hagan un manejo eficaz de la incertidumbre y las expectativas, fortalezcan la gobernanza y la gobernabilidad democrática, e implementen reformas que respondan a las demandas ciudadanas.

Con responsabilidad fiscal para no afectar el clima de negocios y de inversión y, sobre todo, que den resultados oportunos y concretos a los problemas reales de la gente.

Fuente: El Clarín