Opinión

Los rusos no midieron que la cultura europea permeó bastante en Ucrania

Con una dilatada experiencia en el campo de la diplomacia chilena, el actual Consejero del Centro de Asuntos Internacionales de la Universidad Católica, Pablo Cabrera Gaete, accedió a compartir con ASODI sus visiones sobre el panorama internacional de este 2023 tras un anus horriblis: un 2022 ensombrecido por una guerra sin declarar en el este de Europa y que a casi un año de su comienzo no da señales de un acuerdo pacífico que ponga un alto al fuego.

Pablo inició su carrera en 1970 y representó a Chile en los más variados destinos: como embajador en el Vaticano, Inglaterra, China, Rusia o embajador concurrente en Albania y Ucrania, entre otras destinaciones. “Una carrera diplomática bien hecha equivale a varios doctorados”, comenta entre risas. Ya retirado, nuestro entrevistado hizo una breve pausa a sus vacaciones para conversar con nosotros.

¿Qué nos deja el 2022?

“Fue un año muy disruptivo, de cambios muy notorios y ha habido hechos que pueden mostrar que hemos llegado a una curva descendente. Principalmente, podemos señalar a la pandemia y el confinamiento que supuso un cambio en las formas de relacionamiento y en los paradigmas de comunicación. También hubo consecuencias graves para la economía y el medioambiente, pese a una esperanza inicial. Después se vio que los fondos que los países tienen que entregar para el cuidado del medioambiente, hubo que destinarlos a otras cosas por la pandemia”.

Guerra entre Rusia y Ucrania

“Este tema apareció abruptamente a los ojos de la opinión pública, en especial por las migraciones, que golpearon en el corazón de Europa y nos mostró que también existen muchos focos de guerra en otras partes del mundo que el grueso de la población desconocía y no veía el sufrimiento del ciudadano de a pie, que no está implicado en las causas de la guerra o la toma de decisiones respecto a la misma.

¿Cuáles han sido las implicancias económicas de este conflicto?

 “Una inflación galopante en el resto del mundo, un alza en el costo de vida, una disminución de las fuentes energéticas, lo cual también trae problemas sociales que en otros países ha golpeado de diferente manera, con costos para la población mundial en general. En perspectiva, aspiro a que sea un año de pausa, de reflexión y que en el recuento miremos cuáles son los temas que nos preocupan. Ojalá un punto de inflexión positivo que permita, a través de la cooperación y un espíritu de solidaridad, crear un ambiente mejor para el futuro de la humanidad”.

Si bien la resolución de un hecho histórico no se puede predecir, ¿había imaginado que este conflicto durase tanto?

“Nadie yo creo, ni los ucranianos ni los propios rusos. Creo que ha sido una sorpresa para todo el mundo, una guerra que se predecía asimétrica por las características de ambos países. El objetivo era la invasión, una guerra que hasta hoy no ha sido declarada y que tenía dos objetivos principales: el derrocamiento de (Volodimir) Zelensky, considerado como “hostil” hacia Moscú y hacia la idea de una sola nación, que los rusos siempre han entendido de Ucrania”.

Una lectura desacertada

En la perspectiva histórica, ellos (Rusia) hicieron una evaluación sobre lo que creían que podría ser el costo a asumir frente a los beneficios a lograr. Pero la evaluación fue mala en cuanto a la reacción de los otros actores internacionales, principalmente de Europa, muy desunida y con muchos problemas desde el Brexit (salida de Gran Bretaña de la Unión Europea), las disputas entre el norte y el sur por la asignación de recursos, y la relación de los países miembros de la OTAN que dejaba mucho que desear, pues Trump actuó conforme a su lema "America First" y se fue retirando de todos los organismos internacionales.

Tampoco midieron que la cultura europea y su modo de vida habían permeado bastante en Ucrania: los ucranianos no eran los mismos, los nacionalismos ucranianos habían girado a un heroísmo patriota distinto, y no de corte autoritario, como en Rusia. Ese error quizás vino del hecho que en 2014 Rusia se había apoderado de Crimea y la reacción había sido tibia de parte de Europa y demás actores, solamente poniendo las fichas de negociación sobre Rusia y Ucrania, que duraba ocho años y no arrojó resultados positivos.

Ahora podrían recuperar sus “provincias cautivas” del Donbass y tener un pasadizo hacia Crimea y sus aguas calientes. El clima es importante pues influye en su comercio internacional: el 70% de los puertos rusos están congelados en buena parte del año. Allí comenzamos en una incorporación de países de Europa, de Estados Unidos; se cambió el centro de la discusión y se vio una Europa más unida, que los países neutrales ingresaban a la OTAN y que esta proporcionó equipo.

¿Es viable una resolución pacífica y diplomática a este conflicto?

Yo creo que es la única posibilidad, lo que pasa es que el tiempo está mostrando que siempre está el poder detrás. El escenario cambió, los nuevos paradigmas digitales son otra cosa, ha habido una guerra de drones y de comunicación, la data sobre la guerra es de dudosa procedencia, por supuesto existen herramientas de verificación pero la percepción de la opinión pública es una y la realidad es otra.

También ha habido discusiones de tipo conceptual, hoy tenemos una redefinición del concepto de la guerra moderna, qué es percepción y realidad; situaciones en que ponerse acuerdo es bastante complicado, más si el rol de las instituciones intermediarias ha disminuido. Todo el mundo tiene información inmediata y creo que eso ha distorsionado el hilo conductor para entender qué sucede y cuáles son las negociaciones. Hay gente que percibe que no se ha hecho nada y yo sí creo que se han hecho cosas: las sanciones han operado, las reacciones y cambios de tácticas son diferentes, el posicionamiento de otros países y otros sectores.

¿Cree que lo ocurrido en Latinoamérica sea un bosquejo para el 2023?

América Latina nunca ha sufrido directamente los efectos de las guerras mundiales, aunque sí hemos sido salpicados por dramáticos hechos de la historia; no ha habido guerras desde el siglo pasado hasta el presente, han aprobado tratados internacionales antes que otros y nos hemos dado cuenta de que, si bien hay mucho de ese humanismo latinoamericano y periodos en los que la democracia parece ser el "centro de prioridad", no hemos trascendido los temas duros.

Como Estados Unidos en su gobierno anterior, el gobierno saliente (Bolsonaro) también se retiró del escenario internacional y de muchas instancias donde América Latina tenía presencia. Eso se resintió porque Brasil es un país geográficamente importante, muy rico, densificado y prominente en los asuntos internacionales como el medioambiente, en lo que se refiere a la Amazonía propiamente tal. Hoy los territorios pasan a ser importantes en la agenda, de cara al cambio climático y muchos otros temas con valor para el desarrollo sustentable.

¿La irrupción de Lula Dasilva sería más favorable para políticas sustentables?

Hay hechos significativos como su asistencia a la Cumbre del Cambio Climático en Egipto, creo que es un signo importante. Creo que Lula tendrá un mayor espacio, su nuevo gobierno va a ser distinto a los anteriores, dado la coalición que fue elegida y la situación del Brasil en el campo de la geopolítica. Los organismos internacionales tienen bastante dificultad para tomar decisiones, por lo que en política exterior quizás sí pueda hacer mucho. En política interna… bueno, tiene un Congreso en contra y hay una nueva coalición. Es una noticia en desarrollo.

Eso sí, Brasil se posicionó en pro de los canales constitucionales en cuanto a la destitución de Pedro Castillo en Perú. Esperemos que eso se acentúe, porque una cosa es declaración y otra es el sistema propiamente tal y lo que está sucediendo en Perú es una falla sistémica que sobrepasa al concepto, el ejercicio y el valor de la democracia. La Carta Democrática de la Cumbre de las Américas señala que no es sólo un concepto sino que además es un ejercicio y un derecho, por lo tanto todas las personas pueden reclamarlo. El 2023 será la próxima Cumbre de la Democracia citada por Estados Unidos y veremos, tras los acontecimientos en Perú, quiénes serán los invitados y cómo actuarán por la preservación de la democracia.

¿Cuáles serían los desafíos de Chile en Materia diplomática este 2023 y cómo evalúa usted la incorporación al TPP11?

Creo que era natural adherir a ese tratado y sólo quedaba su ratificación y promulgación. A veces se crean situaciones, sea para mostrar un éxito o un fracaso, creo que fue retardado, creo que hubo un mal ejercicio administrativo pero que repercutió políticamente, por cierto. Pero ya es historia, para qué volver al pasado si ya somos parte del TPP11. No todo es economía, pero este tratado permitirá desarrollar relaciones y conocer más a los partners, dado que en el Océano Pacífico están prácticamente todas las grandes economías del mundo, incluyendo a los Estados Unidos. También la gran concurrencia de personas que circulan por la Cuenca del Pacífico, casi dos tercios de la población mundial. Hay ahí un elemento importante que nos da mucha categoría a nosotros como país y el TPP11 se inserta en eso.

Tenemos una capacidad instalada para coordinar las políticas y no para liderarlas. Yo creo que somos un país de porte medio, muy bien ubicados, con una tradición diplomática importante que nos falta todavía hacer más fluida nuestra relación en América Latina e integrarnos a su historia, considerando nuestras fortalezas, debilidades y los problemas que hemos tenido. A eso añado que podamos establecer relaciones con Bolivia, que está en el centro de la región en tanto nosotros queriendo ser el nexo con Asia, no por pretensiones infundadas. Brasil, Argentina y Bolivia juegan un papel fundamental para crear ese puente, esa integración hacia el Asia Pacífico, de acuerdo a nuestra ubicación geográfica.

Como miembros originarios del Tratado Antártico, tenemos credenciales avaladas en una historia, en una cercanía y en hechos administrativos. Podríamos decir que somos parte del Consejo de Seguridad de Tratado Antártico. Entonces creo que hay desafíos por implementar y volcarse a los sustancial, no a políticas nuevas que no tienen sostén económico ni financiero para implementarse, entonces creo que tenemos que mirar de acuerdo a nuestras capacidades en forma independiente, sopesando que tenemos que tener relaciones en el contexto del Asia-Pacífico por ser un país del Pacífico y estar conectado con todos los países del sudeste asiático, con la India, con Asia, con China y no sometida o condicionada a la relación con otros países.

Nosotros tenemos una tradición con América Latina y con Estados Unidos de ser socios estratégicos naturales, son de las Américas, somos parte de ese esquema que se refiere a la defensa y seguridad común. Sin renunciar a esas cosas y sin catalogar al otro como adversario, independiente de acuerdo a nuestras capacidades, ese es el gran desafío de Chile: poder manejarse con una muy buena diplomacia sin grandes declaraciones ni slogans.

 Fuente: Revista ASODI