En el nuevo escenario internacional, donde ya no existe el bipolarismo de la guerra fría y coexisten pluralidad de potencias grandes y medianas, aumentando los riesgos e incertidumbres; donde estamos en presencia de un mundo globalizado; donde debemos enfrentar los efectos del cambio climático; actores no estatales; y nuevas amenazas que no reconocen las fronteras tradicionales, como la delincuencia transnacional organizada, lavado de activos, trafico de personas; donde países medianos como Chile necesitan expandir su comercio e inversiones para generar mayores niveles de desarrollo y bienestar, su política exterior requiere de un sistema multilateral que genere normas y organismos internacionales reconocidos y sistemas de solución de controversias que nos entreguen una plataforma internacional de estabilidad, certidumbre, paz y seguridad.
Debemos fortalecer nuestra presencia y liderazgo a nivel regional, donde tenemos las capacidades, cultura, historia y ventajas comparativas. Hoy la OEA es el principal foro político regional y el único donde podemos dialogar países del sur con los del norte. Asimismo, compartimos valores y cultura, y en especial conformamos un sistema interamericano con más de 100 años de historia y normas –derecho internacional americano- que favorecen la paz, seguridad y el desarrollo. Dentro del sistema interamericano existen ejemplos de cooperación que han favorecido la estabilidad, democracia, la promoción de los derechos fundamentales y el desarrollo integral.
La Alianza del Pacífico debe mantener su impulso y profundizar su dialogo que la ha convertido en un modelo y la distingue de otros mecanismos de integración sub regional. Esto se traduce en no caer en la tentación de buscar expansión sin contenido. Lo que generaba la diferencia y permitió la potenciación de la Alianza fue su pragmatismo y compartir valores y principios, como la libertad, el emprendimiento y generar las condiciones para el desarrollo económico y social.
Chile debiera continuar con su agenda de construir puentes entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur, lo que hoy resulta viable al existir visiones similares respecto del diseño de políticas públicas y de cooperación, un ejemplo de ellos son la construcción de esquemas de interconectividad que facilitan el comercio o interconexión energética.
En el escenario global coexisten organismos políticos y técnicos, entre los primeros el principal es el sistema de las Naciones Unidas. Si queremos representar un conjunto de principios e ideas que tengan un relato creíble, debemos tener la capacidad de poder representar, promover y defender nuestra agenda e intereses a nivel global, buscando socios que compartan nuestra visión. Si promovemos la democracia y los derechos humanos debemos asumir un liderazgo en las denuncias contra los regímenes que vulneran estos principios. Tenemos que fomentar normas que faciliten el comercio e inversiones a nivel global como regional. Hoy más que nunca debemos buscar esquemas de cooperación que nos permitan enfrentar catástrofes naturales, efectos del cambio climático, nuevas amenazas a la seguridad. Respecto la realidad que nos confrontan las nuevas migraciones, tenemos que tener la capacidad de reconocerlas y el pragmatismo de adecuarlas a nuestro desarrollo.
Podemos aportar y cooperar en la construcción de gobernabilidad democrática e institucionalidad en el marco del Estado de Derecho, tenemos liderazgo y experiencias que compartir, en especial en nuestra región.
El próximo Gobierno debiera considerar en su trabajo multilateral el cumplimiento de la agenda 2030, coordinando las políticas públicas hacia dichos objetivos. La agenda 2030 debiera ser el nexo entre el trabajo multilateral y la necesidad que la política exterior se vincule al desarrollo económico y social de nuestra sociedad.
Si buscamos proyectarnos en este mundo globalizado, sin fronteras e interconectado no podemos dejar de promover y fortalecer nuestra agenda multilateral, tanto a nivel regional como global. Todo lo anterior debe hacerse con necesaria la inteligencia, planificación y pragmatismo.
El multilateralismo efectivo: Una necesidad en la globalidad
