En la edición de 2020 del Foro Económico Mundial (FEM), la élite mundial comenzó a preocuparse por una misteriosa epidemia procedente de China, mientras se apasionaba por los intercambios de armas entre Donald Trump y Greta Thunberg. Un año después, el mundo sigue luchando contra una pandemia que ya ha matado a más de 2 millones de personas y ha provocado la pérdida de 225 millones de puestos de trabajo, según la Organización Internacional del Trabajo, mientras que las grandes fortunas del mundo no han dejado ni un céntimo, denunció la ONG Oxfam. Sin embargo, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, aseguró que 2021 será "el año de la recuperación". Pero esto se distribuye de forma desigual entre los países.
De hecho, en junio de 2020 el FMI preveía un crecimiento del 6% para la zona euro en 2021, que ya había reducido al 5,2% en octubre del mismo año. En total, se espera que sea del 4,2%. Se espera que Alemania crezca un 3,5% (-0,7 puntos), Francia +5,5% (-0,5 puntos), Italia +3% (-2,2 puntos) y España +5,9% (-1,3 puntos). El Reino Unido, por su parte, sufre la variante del virus y ve su previsión también rebajada al 4,5% (-1,4 puntos)[1]. La vuelta a la normalidad en la zona del euro no se espera antes de 2022. Así, los europeos apuestan por el polémico nuevo acuerdo firmado con China en diciembre de 2020 para abrir el enorme mercado chino a las empresas europeas, y viceversa. Y así aprovechar la buena salud económica de China. La cancelación de la deuda europea por parte del Banco Europeo también está en discusión.
De hecho, las predicciones pesimistas no se aplican a todos los países del mundo. China, que ya es la única economía que se mantuvo en crecimiento positivo el año pasado, mantiene una fuerte previsión de crecimiento del 8,2% este año. Desde el cuarto trimestre de 2020, la economía china vuelve a funcionar a pleno rendimiento. Esto ha permitido a Xi Jinping anunciar en la inauguración del Foro Económico Mundial que China "tomará una parte más activa en la gobernanza económica mundia[2]l" y se ha erigido en defensor del multilateralismo, como ya había hecho en el mismo foro hace cuatro años, justo antes de que Donald Trump llegara al poder.
Estados Unidos, en cambio, tiene una increíble capacidad de recuperación. Anunciado el verano pasado, ahora se promete un crecimiento del 5,1%. Este sería el mayor crecimiento anual desde 1984. Esto es incluso antes de tener en cuenta el paquete de estímulo de 1,9 billones de dólares presentado por el presidente Joe Biden. Sin embargo, aunque hay que tener en cuenta que el nuevo presidente de Estados Unidos está trabajando para deshacer una a una las polémicas medidas de la era Trump, Joe Biden señaló, no obstante, que Estados Unidos seguiría muy atento a sus intereses. De hecho, firmó una orden en el consejo para animar al gobierno federal a comprar más bienes y servicios a empresas estadounidenses, a riesgo de molestar a algunos socios comerciales.
Estos movimientos se inscriben en una perspectiva más positiva en general, ya que el FMI prevé un crecimiento mundial del 5,5%. Sin embargo, esto está condicionado a la "amplia disponibilidad de vacunas[3]", dice la organización internacional.
De ahí otro tema dominante en este Foro: el temor al "nacionalismo vacunal" agitado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Xi Jinping, de China, y Angela Merkel, de Alemania, ciertamente han rivalizado en sus buenas intenciones de cooperación contra el virus y, por supuesto, en su voluntad de ayudar a los países menos favorecidos. Pero Sudáfrica pagará 2,5 veces más por sus vacunas que los países de la Unión Europea por comprarlas solos, directamente al laboratorio AstraZenecca. Como es lógico, los ponentes hablaron de las crecientes desigualdades causadas por el virus, sin aportar ninguna respuesta.