Los Panamá Papers, revelados públicamente hace cinco años, en abril de 2016, fue una de las mayores filtraciones de registros financieros que ha visto el mundo. Los 11,5 millones de documentos procedían de 200.000 cuentas radicadas en una serie de paraísos fiscales del bufete mundial de abogados Mossack Fonseca, con sede en Ciudad de Panamá, el cual cerró definitivamente en 2018 en medio del escándalo. Los datos fueron recopilados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, con sede en Washington, y coordinó el procesamiento de datos de 107 medios internacionales. El escándalo de Mossack Fonseca representó sólo la punta del iceberg en cuanto a los ingresos perdidos por los flujos financieros ilícitos y los paraísos fiscales. En ese sentido, The Tax Justice Network calcula que cada año se eluden unos 500.000 millones de dólares[1] en impuestos de sociedades en todo el mundo, facilitados por una compleja red de paraísos fiscales, bancos, asesores financieros, grandes empresas y la élite. Esto representa casi el doble del PIB de Chile[2] y más del doble del presupuesto militar chino[3].