Suiza se ha definido y es percibida por la comunidad internacional como un país neutral, característica reconocida internacionalmente desde 1815, cuando las potencias vencedoras -Reino Unido, Rusia, Prusia y Austria- que buscaban reconstruir Europa después de la derrota de Napoleón, aprueban en el Congreso de Viena el 20 de marzo del año 1815 una declaración relativa a Suiza. Dicha declaración estipulaba que la neutralidad perpetua de Suiza estaba en el interés de los Estados europeos y que garantizaban la integridad de los 22 cantones.
En su historia los suizos han logrado descubrir que la mantención de la neutralidad frente a los conflictos que existían en Europa Central, tanto de carácter religioso como sucesorio entre las monarquías reinantes, le permitía cierto grado de unidad y de integridad territorial entre los cantones de la Confederación Helvética, los que mantenían diferencias religiosas, de idiomas y culturales.