El pasado viernes 24 de enero, el editor senior para América Latina y España del renombrado semanario The Economist, Michael Reid, abordó la crisis social en Chile en el punto de encuentro “¿Chile bajo riesgo?: La mirada de Latinoamérica”, organizado por el Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica (CEIUC).
En la instancia –a la que asistieron autoridades como el senador PS José Miguel Insulza, el exministro PPD Sergio Bitar y el excomandante en jefe del Ejército Óscar Izurieta–, hubo comentarios del Cientista político Patricio Navia y fue moderada por el director del CEIUC, Jorge Sahd.
El periodista británico ha sido catalogado como uno de los columnistas de América Latina más influyentes a nivel global y es autor de la reconocida columna “Bello”, lectura obligada de políticos, empresarios y académicos para entender la región.
Reid señaló que el débil desempeño económico de América Latina en los últimos años había acelerado el sentimiento de frustración y descontento de las nuevas clases medias. En ese sentido, añadió que la desigualdad multidimensional, el impacto de la lucha contra la corrupción y el descrédito de la clase política explican también la ola de protestas que vivió la región.
Con respecto a la situación nacional, el periodista comentó que “las protestas en Chile fueron violentas y sorprendentes (…) No se esperaba. (Chile) era un modelo positivo para muchos, una combinación entre economía de libre mercado y reformas paulatinas”. “¿Qué fue lo que pasó entonces? Una combinación de factores”, agregó.
Entre esos factores el columnista enfatiza en la frustración de expectaciones de las clases medias; la labor de los economistas que “saben mucho, pero hay muchas cosas que no saben”; la calidad de los servicios de salud, “pocos avances en ser una democracia con igualdad para sus ciudadanos y desprestigio de las instituciones”, puntualizó Reid.
El columnista afirmó que dentro de los riesgos que ve para Chile este año, en el marco del proceso constituyente, está el alto nivel de polarización con movilizaciones más violentas y grupos radicales, destacando que la policía puede hacer un importante trabajo al tratar de identificar estos grupos; el rebrote del populismo electoral como los casos de México y Brasil con políticos capaces de convocar a sectores descontentos; y anomia e incoherencia persistente que debilita a los gobiernos, aspecto fundamental a considerar para un Estado moderno que “necesita de un pacto social”.