¿Qué tienen en común el acuerdo nuclear de Estados Unidos con Irán, la guerra comercial con China o el conflicto del gas entre Chile y Argentina hace más de una década? El desprecio por las reglas y acuerdos.
Ya sea por decisión unilateral o por desconfianza en la institucionalidad, estos tres casos nos hablan de un cambio en las reglas del juego. Pero no uno pactado, sino uno decidido arbitrariamente por gobernantes de turno que quebrantan un aspecto fundamental en la vida de las inversiones y el comercio: la certeza jurídica.
Los tratados internacionales no son un fin en sí mismo, pero sí un medio para promover negocios a través de reglas claras, pactadas y conocidas por los países. Si la empresa desea invertir en un mercado externo, sabe que tiene un marco de normas e instituciones que le otorga cierta seguridad.
Pero eso viene cambiando aceleradamente en el mundo, siendo su director de orquesta el mismo país que por más de 70 años ha promovido el comercio basado en reglas: Estados Unidos. La reciente decisión del Presidente Trump de retirarse del pacto nuclear con Irán demuestra la fragilidad actual de estos acuerdos, dejando off-side a otros países firmantes, como Francia y Alemania. En tanto, millonarias inversiones de conocidas multinacionales como Siemens, Airbus o Peugeot, confiadas en el pacto, quedan en la más absoluta incertidumbre. El quebrantamiento de estos acuerdos sienta un peligroso precedente hacia el futuro: si EEUU lo hace, ¿por qué yo no?
La guerra comercial es otro ejemplo del mundo en que vivimos. Sin saber aún su total alcance, la novedad del enfrentamiento entre EEUU y China es el alejamiento total de la vía institucional para resolver este tipo de conflictos: la Organización Mundial de Comercio (OMC). Si antes los países descansaban en un órgano multilateral para las contiendas comerciales, hoy quedan a la deriva de acciones unilaterales impulsadas por un gobernante que usa mañosamente las facultades de su legislación local. Nuevamente, miles de empresas enfrentan de súbito un alza en sus costos. De institucionalidad, poco. De comercio basado en reglas, menos. ¿Cómo salimos, entonces, a mercados internacionales si las reglas e instituciones llamadas a darnos certeza son ignoradas?
Siendo nostálgicos, la decisión en 2004 del entonces Presidente argentino Néstor Kirchner de restringir la venta de gas natural a Chile y aumentar los impuestos fue otro caso. Ignorando lo pactado entre ambos países, por una decisión del gobernante de turno se redujo la exportación de gas trasandino en medio de la crisis energética que vivía nuestro vecino. Eso obligó a empresas a buscar otras fuentes energéticas para continuar funcionando. Nuestro país y las empresas confiaron en los acuerdos de inversión suscritos, pero por el simple voluntarismo político de un Mandatario vieron afectadas seriamente sus operaciones.
Cuando el derecho internacional y la institucionalidad ceden al voluntarismo de los gobernantes, estamos ante un riesgo global alarmante. El precedente que está estableciendo Trump —con ganancias de corto plazo, pero pérdidas profundas en el largo— puede terminar alentando a otros líderes deseosos de popularidad rápida e irresponsables con los daños futuros. Si algo ha caracterizado a las últimas décadas es un comercio basado en reglas y mecanismos institucionales para resolver las diferencias. Y esa certeza, hoy, se encuentra cada vez más debilitada.
Fuente: Diario Financiero