¿Por qué las cosas en Venezuela parecen ser hoy distintas? Al igual que Juan Guaidó, hubo líderes convocantes en el pasado, como Henrique Capriles o Leopoldo López. Todos con carisma y capacidad de movilizar masas. El país sigue dividido; unos cansados con la crisis social y económica del régimen de Maduro; otros fieles a un gobierno que los tiene capturados con distintas prebendas.
A nivel interno, el colapso económico y social ya se advertía desde el año 2017, con una inmigración desatada, hiperinflación y crecimiento negativo. Según el Fondo Monetario Internacional, la economía venezolana se contraería un 18% este año y se proyecta una inflación del 10.000.000% en 2019. La situación es tal, que el propio FMI estima una pérdida de alrededor del 60% del PIB per cápita entre 2013 y 2023.
Sin embargo, sabemos que estas agonías pueden ser lentas, para luego pasar a la frustración y, finalmente, a la resignación. Ese sigue siendo un riesgo latente en Venezuela.
Entonces, ¿cuál es el verdadero cambio en la situación actual? El cambio geopolítico. El escenario externo de presión hacia Venezuela ha cambiado significativamente.
Primero, la actitud de EE.UU. ha sido directa y con medidas de presión más agresivas que en el pasado. En política, las señales importan. La reunión del Presidente Trump con Lilian Tintori en la Casa Blanca, hace casi un año, fue el primer aviso de que EE.UU. pondría sus ojos en Venezuela. A eso le siguió el discurso del vicepresidente Pence invalidando la autoridad de Maduro. Y, para finalizar, la aplicación de duras sanciones financieras contra el régimen, traspasando a la Asamblea Nacional, liderada por Guaidó, el control de varias cuentas bancarias venezolanas.
Más allá de las formas, Estados Unidos ha puesto a Venezuela dentro de sus prioridades de política exterior, con mayor atención que en el pasado y con medidas más duras y, posiblemente, efectivas. A pesar de todo lo que se diga del país del norte, este episodio demuestra una vez más su influencia decidora en la región.
Lo segundo es el giro político en América Latina. En el pasado, la presión hacia Venezuela era neutralizada por los países partidarios de Maduro y aquellos sin una posición clara. El cambio político ha sido tal, que hoy países como Brasil y Colombia, testigos directos de la explosión migratoria, han generado una mayor presión. La región se desbalanceó en perjuicio de Maduro y los esfuerzos contra el régimen son mancomunados. El peso de Cuba, Bolivia, Uruguay, más la errática postura de México, parecen débiles ante la amplia mayoría de la región.
La situación venezolana es insostenible y vergonzosa, pero hoy el mayor cambio viene desde afuera.
Fuente: La Tercera