La “buena amistad” que el presidente estadounidense, Donald Trump, se jactaba tener con su par chino, Xi Jinping, parece ser algo del pasado. Molesto por la manera en que Beijing ha enfrentado la pandemia del coronavirus, el mandatario norteamericano advirtió que podría romper relaciones con el gigante asiático y dijo que no quería hablar con el líder del país.
“Si lo hiciéramos, ¿qué podría pasar? Ahorraríamos US$ 500 mil millones si cortamos toda relación” afirmó Trump en una entrevista con Fox News, en referencia al déficit comercial de EE.UU. con China, aunque la cifra anual más reciente es de US$ 345 mil millones. “Ahora mismoa no quiero hablar con él”, dijo sobre Xi.
Los comentarios de Trump fueron ridiculizados por Hu Xijin, director del Global Times, diario cercano al Partido Comunista Chino. “Ese Presidente alguna vez sugirió inyectar desinfectante a pacientes con covid-19. Recuerden eso y no los sorprenderá que diga que podría cortar relaciones con China. Solo puedo decir que él va más allá de lo que me pueda imaginar como un Presidente Normal”, dijo en Twitter.
Las tensiones entre ambas potencias se han agudizado en los últimos meses debido a la pandemia del coronavirus. Trump sostiene que Beijing encubrió la real magnitud del brote, detectado por primera vez a fines del 2019 en la ciudad de Wuhan, lo que permitió su propagación y que su aparente cercanía con la Organización Mundial de la Salud (OMS) se lo facilitó. “Todo vino de China y ellos deberían haberlo frenado”, afirmó el Presidente republicano y persones de su gobierno como el secretario de Estado, Mike Pompeo, también han sugerido que el virus pudo haber sido creado en un laboratorio de Wuhan.
Francia, Alemania, Reino Unido y Australia también han llamado a investigar el origen del virus y las eventuales responsabilidades de China.
El gobierno de Xi niega las acusaciones e insiste en que transmitió toda la información disponible a la OMS lo antes que pudo. “Esas acusaciones son mentiras inventadas por Donald Trump y Mike Pompeo para ocultar los fallos y errores de sus políticas” afirmó esta semana el embajador chino en Chile, Xu Bu, en un seminario organizado por el Centro de Estudios Internaciones de la Universidad Católica (CEIUC). El diplomático desestimó la idea de que el SARS-Cov2 sea un virus de laboratorio y recordó que hay informes de la OMS que sostiene que tuvo origen “natural”. “hay cada vez más información que muestra que el coronavirus puede provenir de Estados Unidos”, añadió Xu.
El miércoles, el FBI y el departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. calentaron los ánimos al acusar a China de estar intentando robar información sobre una posible vacuna y sobre tratamientos contra el coronavirus que están desarrollando laboratorios estadounidenses. El vocero de la Cancillería china, Zhao Lijan. Conocido por su estilo frontal para defender su gobierno-, describió ayer esas ideas como “calumnias” que no ayudarían a enfrentar la crisis.
De todas formas, las relaciones entre China y Estados Unidos estaban mal incluso antes de la pandemia. Ambas potencias están enfrentadas en una guerra comercial-iniciada por una serie de aranceles impuestos por Washington a productos chinos-y aunque consiguieron establecer una suerte de “tregua” el año pasado, las negociaciones están estancadas y el acuerdo sigue en la primera etapa.
“La tinta (del acuerdo) apenas se había secado y entonces llegó la plaga, no me parece lo mismo”, manifestó Trump en referencia a la fase 1 del pacto por el cual China se comprometió a comprar importaciones estadounidenses adicionales por US$200 mil millones. El estallido de la pandemia ha despertado duda que Beijing pueda cumplir ese compromiso, en parte por la crisis económica que está golpeando a China y, también, porque las medidas de confinamiento en EE.UU. han mermado la capacidad de producción de ese país, aseguró el South China Morning Post.
En otra aparente medida de presión contra Beijing, el gobierno estadounidense prohibió esta semana que el principal fondo de pensiones de funcionarios públicos del país, la Junta Federal de Inversiones de Ahorro para la Jubilación-que maneja casí US$600.000 millones-invierta en China.
Impacto Electoral
Trump acusa a Beijing por su respuesta ante la pandemia, pero el republicano enfrenta críticas internas. Políticos y expertos han cuestionado que el Presidente impulse la reapertura del país pese a que es la nación con más casos y muertes y que está lejos de aplanar la curva de contagios activos. Sus detractores también lo han acusado de usar a China como chivo expiatorio para eludir responsabilidades en el avance de la pandemia.
Que los cuestionamientos de Trump a Beijing lleguen en un momento en que varias encuestas nacionales u locales dan como favorito a su rival demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, no parece casualidad, aseguran los expertos. “Hay señales de que los estadounidenses tiene una actitud más negativa hacia China y el Presidente espera aprovechar eso. De cara a las elecciones de noviembre, esto podría ayudar a distinguirlo de los demócratas e identificar un problema con el que la mayoría de las personas está de acuerdo”, dijo a “El Mercurio” Keith Whittington, analista político de la Universidad de Standford.
Un sondeo reciente del Centro de Investigaciones Pew da cuenta de que el 66% de los estadounidenses tiene una opinión negativa de China; seis puntos porcentuales más que en 2019 y casi 20 puntos más que cuando en 2017, cuando Trump llegó a la Casa Blanca.
Candidatos republicanos para las elecciones generales de noviembre también han tomado parte del discurso anti-China del mandatario, acusando a sus rivales demócratas de hacer negocios con ese país y defendiendo que Beijing tiene que “hacerse responsable” por el inicio de la pandemia del coronavirus.
La disputa con China se enmarca, además, en la estrategia de “Estados Unidos primero” de Trump, una de sus principales promesas de campaña en 2016 y que, desde entonces, ha sido uno de los ejes de su gobierno y la esencia de su política exterior. El mandatario espera que ese enfoque le dé la victoria en las presidenciales de noviembre.
Fuente: El Mercurio