Después de años de estar postergada la discusión de este tratado en el Congreso, por fin está poniéndose en tabla en la Sala del Senado. ¿Qué hay en él que lo hace tan controversial? “Una campaña de desinformación”, dicen los especialistas. “Hay hartos mitos que confunden a las personas y las atemorizan, en circunstancias de que Chile tiene una larga historia de cooperación internacional y con excelentes resultados”, dice Robert Currie, abogado y académico en derecho internacional y medioambiental de la Universidad Andrés Bello.
Fue firmado en marzo de 2018, en el segundo gobierno de Michelle Bachelet, y aprobado por la Cámara de Diputadas y Diputados en 2019, bajo la administración de Sebastián Piñera. Desde entonces, hasta ahora, el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP o TPP11) durmió en el Congreso. Ahora, el poder legislativo ha retomado la discusión y se ha programado para el 11 de octubre su votación en la Cámara Alta.
Dilatado en extremo –a tal punto que el propio Boric reconoció este retraso como un error-, el TPP11 ha sido objeto de alabanzas y críticas. Incluso el oficialismo está dividido entre quienes lo ven como una gran oportunidad para el país y quienes lo consideran una amenaza.
Jorge Sahd, economista y director del Centro de Estudios Internacionales de la UC, afirma que las críticas al TPP11 son débiles y están basadas más bien en mitos y noticias falsas, y que “responden a un grupo que es opositor o crítico a los tratados de libre comercio y de inversión en general, que ha encontrado en este tratado un símbolo para expresar esa oposición a la política de inserción económica chilena”.
Culpa de ello pudieron haber sido normas más controversiales del TPP12, que incluía a Estados Unidos, pero que, según Sahd, fueron textos preliminares que se negociaron y no los definitivos que se establecieron una vez que Estados Unidos salió del grupo. “Luego, producto de una campaña de desinformación, se instaló que el TPP11 establecía una serie de condiciones que afectarían a los países, las cuales no tienen sustento técnico”. ¿Cuáles son los mitos y las certezas que realmente quedan en la discusión de este tratado?
Robert Currie, abogado y académico de la Universidad Andrés Bello (UNAB), especialista en derecho internacional y medioambiental identifica cinco mitos en torno al TPP11:
1. Pérdida de la soberanía.
“Es interesante esto que se dice, porque de alguna manera los tratados internacionales implican un cierto límite a tu soberanía, pero en un mundo globalizado como el de hoy eso es muy normal, muy frecuente. Los países, entre más desarrollados, más aperturas tienen al comercio y a los tratados internacionales. La propia Unión Europea, sin ir más lejos.
Se ha señalado en repetidas ocasiones que el tratado impediría regulaciones nacionales en distintas materias. Sin embargo, es el propio preámbulo del tratado el que reconoce expresamente los derechos de las partes para regular y tener la flexibilidad necesaria para establecer sus propias prioridades legislativas y regulatorias. Los preámbulos de los tratados son muy importantes porque les dan un contexto a todos los capítulos que vienen después y también sirven para interpretar los tratados. Por ejemplo, se establece esta facultad que tienen los estados para salvaguardar el bienestar público, como la salud, la seguridad, el medioambiente, la protección de recursos naturales, la estabilidad del sistema financiero, o sea, establece una lista abierta de elementos a considerar”.
2. Impacto en los derechos laborales.
“Algunos han establecido que podría implicar una pérdida o precarización de derechos laborales, como el posnatal, las vacaciones pagadas o el derecho a huelga, entre otros. El tratado establece expresamente que se van a respetar los derechos laborales dentro de los territorios y que no se pueden reducir estos derechos para aumentar el comercio o la inversión. De alguna manera, lo que quiere evitar es que los estados parte, con el objeto de que sus productos sean aún más competitivos, bajen su estándar de protección laboral. El tratado se anticipa a eso y dice que no se pueden reducir los niveles, tienes que respetar tu regulación interna”.
3. Retroceso en la protección ambiental. “Se comenta que por el tratado se pierde soberanía para la regulación ambiental y que implicaría también un menoscabo para la protección en beneficio de la inversión extranjera, que se van a flexibilizar las leyes ambientales para que ingresen más productos o megaproyectos que afecten los recursos naturales. Pero esto es absolutamente erróneo, no tiene ninguna relación con el texto del acuerdo, que tiene un capítulo entero dedicado al medioambiente y en él establece expresamente que cada parte tiene derecho a establecer sus niveles de protección ambiental y las propias prioridades ambientales, teniendo flexibilidad para modificar sus leyes o su política ambiental. Hay texto bien claro y expreso, en contra de lo que se cree”.
4. Aumento del precio de los medicamentos (por el tema de las patentes farmacéuticas y la imposibilidad de vender genéricos).
“Se señala que va a impedir regular el precio de los medicamentos, pero el tratado regula o reconoce la autonomía de cada estado para proteger la salud pública, y en virtud de eso éstos pueden regular los medicamentos. En muchos países el consumo mayoritario de medicamentos es de los genéricos. Hay una preocupación porque esto podría no ser así, pero insisto en que hay una disposición en el tratado que indica lo contrario”.
5. Problemas con la propiedad intelectual (por los temas de las patentes farmacéuticas y de las semillas, especialmente).
“En esto no hay requisito adicional a lo que Chile ya tiene en materia de propiedad intelectual. Pasó que en la negociación original del tratado había ciertas pretensiones de Estados Unidos, porque tiene mucho desarrollo sobre todo con los fármacos, por lo que establecía un estándar muy alto porque quería traspasar su propia regulación al tratado. Pero con la salida de Estados Unidos eso ya perdió la fuerza y se diluyó ese argumento”.
Robert Currie define, además, cinco hechos que le parecen irrefutables del TPP11:
1. La competitividad, lo más relevante.
“Que no estemos como parte del tratado implica que otros países van a tener beneficios arancelarios satisfaciendo la oferta que nuestro país satisfacía antes, o al menos parte de ella. Eso va a significar una reducción de nuestras exportaciones, afectando la competitividad de Chile en la región de Asia Pacífico, porque hay otros estados que acceden a esa rebaja arancelaria y se vuelven más competitivos. De hecho, esto ya está pasando: las exportaciones de los países del TPP aumentan y las de Chile disminuyen. Somos menos competitivos porque nuestros productos están más caros”.
Jorge Sahd acota: “Pensemos en la diversidad de países que ya lo han ratificado y que estén aprovechando sus beneficios, como Japón, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Singapur. Estudios muestran que las exportaciones chilenas en 2019, año en que entró en vigencia el TPP11, cayeron las exportaciones chilenas en los países TPP en sobre un 30%, equivalente a más de 700 millones de dólares. Por contrapartida, los países que ratificaron el acuerdo desde 2019 aumentaron sus exportaciones a los países TPP entre un 5 y un 15%. En otras palabras, Chile está perdiendo ventajas competitivas por no ratificar el acuerdo”.
2. Relevancia del tratado.
“Es el de mayor relevancia en Asia Pacífico, que es la región más importante para Chile. Y es el tercer bloque comercial más grande del mundo, generando múltiples oportunidades. Incluso hay potencias, como China, que ya han manifestado el interés de adherirse al tratado. Si China se adhiere, esto podría favorecer aun más a Chile, pensando en nuestras exportaciones a dicho país o, al contrario, perjudicarlo en caso de que no nos sumemos”.
Sahd complementa: “Este acuerdo tiene beneficios comerciales concretos, mejor acceso a cerca de tres mil productos, especialmente en Japón, Canadá y Vietnam. Contiene reglas modernas y comunes que recogen las nuevas prácticas de negocios internacionales, dando oportunidades para que Chile desarrolle de mejor manera la exportación de servicios y el comercio electrónico, todo esto acompañado con estándares más altos laborales y medioambientales; genera oportunidades de incentivar la inversión extranjera a través de esta gran zona de libre comercio que es Asia pacífico, que hoy es el centro de gravedad de nuestra actividad económica. También existe un beneficio estratégico, geopolítico, que es la posibilidad de que Chile esté sentado a la mesa en el tratado que va más a la vanguardia en materia comercial en la actualidad y donde se están definiendo las reglas del futuro en la zona económica más dinámica que tiene hoy el mundo”.
3. Su transversalidad.
“Tiene que ver con que la motivación y el interés por ser parte de este tratado es una política de estado, más que de gobierno. Trasciende las distintas administraciones. Incluso hace poco se publicó una carta firmada por distintos cancilleres, es algo bien transversal en el espectro político. Obviamente no lo cubre entero, pero demuestra una transversalidad bien importante”.
4. La fuerte regulación ambiental.
“Se ha hablado mucho de desprotección, cuando en estricto rigor es todo lo contrario. El tratado promueve políticas comerciales y ambientales que se apoyan mutuamente, que colaboran, fomenta altos niveles o estándares de protección ambiental y busca que las leyes ambientales de cada estado se apliquen. Cuenta con compromisos específicos que no son solamente dichos etéreos, amplios o ambiguos; por ejemplo, en materia de protección de la capa de ozono, del medio marino por la contaminación de buques, de humedales; cooperación para abordar la deforestación y degradación de los bosques… Hay una serie de compromisos ambientales super significativos, e incluso prohíbe la derogación o debilitamiento de leyes ambientales para promover el comercio y la inversión. Prohíbe también bajar el estándar en estas materias. El TPP es, de esta manera, el primer tratado multilateral de comercio que aborda tan exhaustivamente los aspectos ambientales, porque esto es muy poco habitual en este tipo de acuerdos”.
5. Incertidumbre con la estrategia de los side letters.
“Lo que buscan los side letters es modificar los alcances del tratado para algunas partes que de alguna manera acuerdan reglas distintas entre ellas en puntos específicos. No se trata de que el acuerdo se modifica y se pueden usar para cualquier materia. En nuestro caso, lo que el Gobierno quiere es ver el tema de la controversia entre inversionistas y el estado, para, en caso de generarse un conflicto, resolver de otra manera. Y no tiene nada de malo, procurar un side letter es algo perfectamente factible y que otros países han hecho. Por ejemplo, Nueva Zelanda lo hizo porque tenía preocupación con el mismo aspecto, pero hay que considerar que ese país, con todo el potencial económico que tiene, sólo obtuvo cinco side letters… Parece ser difícil que a Chile le vaya muy bien obteniéndolos. Que Chile los pida me parece bien, pero creo que es un error supeditar la ratificación a su obtención”.
Fuente: La Tercera