Opinión

Corte Suprema de Venezuela certifica triunfo de Maduro

La decisión del máximo ente judicial deja prácticamente sin posibilidades de apelación al interior del país al sector representado por María Corina Machado y Edmundo González. Mientras, el liderazgo de Lula y Brasil queda puesto en duda, considerando que supuestamente negociaba con el régimen de Nicolás Maduro, proponiendo incluso nuevas elecciones.

No fue sorpresa para nadie, pero, aun así, la noticia fue un balde de agua fría para la oposición venezolana. El anuncio del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela certificó y consideró válidos los resultados que el Consejo Nacional Electoral (CNE) difundió la noche del 28 de julio, proclamando como vencedor de las elecciones presidenciales a Nicolás Maduro.

Se trata del máximo ente judicial del país caribeño, símil a la Corte Suprema -de hecho, así se llamaba hasta la aprobación de la Constitución de 1999- y el ente más alto al que se puede apelar. Si bien la oposición cuestionó que fuese el TSJ el que realizara el peritaje de los votos entregados por el CNE, tanto por la tendencia probadamente chavista de ambos órganos estatales como por la jurisprudencia, la decisión significa un mazazo para las aspiraciones de una resolución interna.

Fue la Sala Electoral del TSJ la que calificó “de forma inobjetable” los votos entregados por el CNE, desatando la reacción de la oposición y algunos observadores externos. Rápidamente, Edmundo González, el candidato a la presidencia que clama haber ganado los comicios según actas recopiladas por seguidores el mismo día de la elección, planteó que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.

Con la vía nacional prácticamente agotada, la internacional vuelve a ser una posibilidad. Sin embargo, esta también quedó en entredicho, especialmente considerando que el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, emergió como líder de las tratativas para llegar a una solución pacífica y pactada.

La decisión del TSJ de declarar vencedor a Maduro, pese a los reclamos de inconstitucionalidad, parecen mermar los esfuerzos brasileños. Previo a la ratificación de la máxima autoridad judicial de Venezuela, Celso Amorim, el principal asesor en política internacional del presidente Lula, había señalado a CNN en Español que la repetición de las elecciones podía ser una opción, mas eran los venezolanos los que debían acordarlo.

En opinión de Paulo Afonso Velasco Júnior, politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), “lo que podemos reconocer es que Lula se ha metido en un lío tremendo. Yo creo que ha hecho muy bien en no reconocer la victoria de Maduro sin que se presenten las pruebas, las actas electorales y los documentos que lo comprueben, que es lo que la ley electoral dice. Pero al mismo tiempo ahora, ya pasadas más de tres semanas, la presión es grande para que de alguna manera se decida de forma más directa. Entonces yo creo que se ha metido en un lío enorme”, señaló a La Tercera.

La propuesta de repetir las elecciones, cree el experto, le ha salpicado al mandatario brasileño, puesto que “no ha venido de Lula”, sino que “de su asesor principal para temas internacionales, que es Amorim”. Sin embargo, con esto de lado, “la posibilidad de actuar como mediador se complica muchísimo”, ya que ve que “a Maduro cada vez le importa menos la opinión de Brasil. Ya depende menos del país, y yo creo que ya tienen relaciones con otros países, en otras regiones que a día de hoy, les importan más”.

Por un lado, Velasco Júnior no cree que Lula vaya a cambiar “de posición por esta decisión del Tribunal Supremo ratificando la victoria de Maduro”, pero “la posibilidad de tener algún papel de mediación más directo, me parece que ya a esta altura no existe”, cerró.

“Yo creo que la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela prácticamente entierra el pedido de parte de países como Colombia y Brasil, y de parte de la comunidad internacional, de la Unión Europea, de que el gobierno, el CNE, deba presentar las actas. Entonces, ese camino, de presentar las actas, está prácticamente descartado”, comentó a este medio Rafael Duarte Villa, cientista político de la Universidad de Sao Paulo.

“La oposición venezolana queda prácticamente sin opciones. Si la oposición insiste en la idea de que se presenten las actas, y no acepta otras posibilidades, como, por ejemplo, repetir las elecciones, entonces la posición de Brasil pierde mucha fuerza. Y, de otro lado, Maduro, con esa decisión del Tribunal Supremo de Justicia, ganó mucho poder de negociación”, añadió. En todo caso, Duarte Villa indicó: “Por ahora no veo, por lo menos en el corto plazo, que el gobierno brasileño vaya a reconocer el triunfo de Maduro, porque hay mucha presión, tanto interna como externa, de la propia oposición venezolana, para que eso no acontezca”.

“No hubo sorpresa. Como era previsible, el Tribunal Supremo de Venezuela, en abierta violación de la legislación electoral y la Constitución política, y bajo el control del régimen, acaba de confirmar la victoria de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del 28 de julio. Se consolida de esta manera uno de los fraudes más groseros y escandalosos de la historia electoral latinoamericana y mundial, mientras Maduro trata de maquillarlo inútilmente con una sentencia del TSJ”, dijo a La Tercera Daniel Zovatto, Global Fellow del Wilson Center e Investigador Senior del CEI UC.

¿Qué viene ahora por parte de la administración de Nicolás Maduro? “Represión y búsqueda de reconocimiento internacional”, añadió el analista electoral. El chavismo va a “buscar todos los reconocimientos y apoyos internos e internacionales posibles, incluidos analistas, académicos, periodistas y figuras cercanas al régimen, para tratar de justificar como legítimo el ‘triunfo’ vía la sentencia judicial de un órgano supuestamente independiente. Con ello también se pretende cerrar todo reclamo que pueda intentarse vía judicial. Sin embargo, es imposible que logren convencer de que el triunfo de Maduro ha sido legítimo. La sentencia del TSJ es nula de nulidad absoluta”, aseguró.

También cree que empujarán investigaciones contra el sitio web de la oposición donde subieron su propio recuento de votos “para atacar la fiabilidad de las actas electorales”; engrosarán “la represión tanto como sea necesario para evitar perder el control de las calles, utilizando todos los medios disponibles para ello”, ya sea achicando espacios cívicos impulsando leyes contra ONG y redes sociales; o mantener férreo control de las FF.AA. “para prevenir cualquier división que pueda complicar la continuidad en el poder”.

Incluso, ve posible que el chavismo intente “desarticular a la oposición mediante la detención de María Corina Machado y/o González Urrutia o su expulsión del país junto con su círculo de colaboradores más cercanos”. Vale recordar que, si bien el TSJ llamó a la oposición a presentar pruebas, estos no se acercaron por temor a ser detenidos en el acto.

El factor internacional

María Corina Machado y sus aliados directos, pero también mandatarios de toda la región -incluidos gobiernos afines a Caracas, como los de Lula da Silva, en Brasil, o Gustavo Petro, en Colombia- exigieron al chavismo que transparentaran las actas con las que el oficialismo asegura haber ganado a fines del mes pasado. Hasta la fecha, no hay rastro de ellas debido a un supuesto hackeo denunciado por la administración de Maduro.

Fuente: La Tercera