Chile ha privilegiado la preocupación por las fronteras, donde las normas legales, la institucionalidad vigente y los medios asignados a los órganos del Estado encargados de la frontera marítima y aérea parecieran adecuadas a una situación donde ha habido que desarrollar especiales acciones habida consideración de la evolución del Derecho Internacional y del altísimo incremento en el movimiento aéreo y marítimo. Sin embargo la complejidad de nuestra frontera terrestre pareciera hacer necesario explorar en el desarrollo de políticas públicas que permitan transitar hacia un mayor nivel de sofisticación en el control de la misma.
Resulta prioritario densificar la presencia del Estado en territorio fronterizo, especialmente en el Norte y la zona Austral, donde espacios vacíos, disminución de la población y una zona geográficamente compleja exigen encontrar fórmulas eficientes para paliar esta problemática. Por otra parte el control encargado a distintas instituciones, donde Carabineros de Chile y otros servicios despliegan una actividad de alto sacrificio, necesita de un mayor desarrollo de capacidades intra e inter organizacionales, con una mayor complementación en el marco de una estrategia sistémica aún no visualizada. Las diversas instituciones requieren también elevar el nivel de los medios humanos y materiales a su disposición con tecnologías y entrenamiento adecuados a las amenazas actuales. A todo lo anterior se une el imperativo de incrementar el vínculo que permita una coordinación en el control con países vecinos que haga eficiente combatir el flagelo de la droga, cuyos carteles y formas de actuar sobrepasa las capacidades individuales de cada Estado.
Chile es uno de los países con mayor frontera terrestre en el mundo, con dificultades geográficas que llegan a situaciones extremas; adicionalmente somos vecinos de países productores de droga y la migración alcanza niveles muy altos. Esto hace necesario fortalecer la institucionalidad, la planificación y el desarrollo de capacidades en el marco de una estrategia que asuma una realidad diferente a la tradicional. Ello requeriría formalizar una política pública de un nivel acorde con la realidad vigente.
Fuente: La Tercera