Si bien la tendencia a incrementar valor agregado es tradicional, el avance ha sido menguado. La exitosa expansión de las exportaciones de recursos naturales ha morigerado este empuje, al igual que las políticas de mercado, y la ausencia, salvo excepciones, de una política de Estado para generar nuevas ventajas.
La innovación, clave del desarrollo futuro, estará estrechamente relacionada con la manufactura. Este sector será una importante fuente de crecimiento y por ello las naciones desarrolladas y las emergentes apuntan a impulsar la industrialización, tal como lo señala el reporte de Manufactura Avanzada para la Producción Limpia de la Unión Europea (2015). La forma de lograr un progreso tecnológico acelerado y mantenerse a la vanguardia se mantendrá vigente en todo el mundo. La competencia estratégica entre Estados Unidos, la Unión Europea y China será un importante activador de estas innovaciones.
América Latina deberá entrar en ese proceso con más ímpetu que en el pasado, para superar su aun fuerte dependencia de los recursos naturales con poco valor agregado. Chile y los demás países de América del Sur tienen una larga tradición de políticas de industrialización, primero ligadas a la sustitución de importaciones y, posteriormente, a las exportaciones. Sin embargo, el avance por alcanzar niveles superiores de sofisticación tecnológica ha sido menguado. La exitosa expansión de las exportaciones de recursos naturales ha morigerado este empuje, al igual que las políticas de mercado, y la ausencia, salvo excepciones, de una política de Estado para generar nuevas ventajas comparativas.
Los escenarios elaborados en países desarrollados describen algunas características de la nueva etapa de producción de manufacturas, que se debe tener presente. Entre ellas, cabe mencionar: a) Cercanía al consumidor. La producción será cada vez más personalizada, ágil, y centrada en diseño, para adaptarse con rapidez a demandas locales, b) Productos y servicios integrados en un solo paquete, con rápido crecimiento de los servicios ligados al producto, c) Tecnologías y procesos orientados al ahorro de energía, agua y recursos; recuperación de desechos, reciclaje y re-uso de materiales, d) Cadenas de valor globales, situadas en países con ventajas comparativas, como señala el documento "EL Futuro de la Manufactura" del Departamento de Ciencia del Reino Unido ( 2014). Además, los estudios prospectivos anticipan un importante impacto de la automatización sobre el empleo , en particular sobre personas que poseen habilidades de nivel bajo o medio.
Para encarar estas tendencias, según los estudios, se privilegiarían las siguientes áreas de acción: a) Preparar más personas con alta capacidad técnica, planes de formación permanente en las empresas, y desarrollo de habilidades digitales. b) Concentrar la capacidad de I y D para reducir la brecha entre creación tecnológica, elaboración de un producto y su comercialización. c) Fuerte desarrollo digital y Gestión de Grandes Bases de Datos. d) Impresoras 3D, nanotecnología y robótica. e) Ahorro de energía y materiales, producción sin desperdicios. f) Activa participación del gobierno para incentivar la aglomeración de tecnologías bio, nano y electrónica.
Chile podría guiar sus pasos a la luz de estos criterios, y del análisis de las experiencias exitosas.
En primer lugar, fortalecer aquellas políticas transversales que inciden en la productividad general, tales como la educación técnica, infraestructura, generación de energía y agua a costos atractivos, inversión en ciencia- tecnología- innovación, tal como señala el documento "Impulsando la productividad en América Latina" del World Economic Forum (2015). En segundo lugar, seleccionar áreas prioritarias para concentrar esfuerzos, incluyendo educación digital y desarrollo de capacidades tecnológicas en informática, robótica, biotecnología, procesos productivos verdes, con ahorro de energía, agua, reciclaje, un vínculo más estrecho entre empresas y centros de investigación, con espacios estables y operativos de diálogo público privado, con preferencia en sectores con ventajas comparativas.
Igualmente importante será establecer acuerdos de investigación con otros países. En tercer lugar, impulsar empresas multinacionales que desarrollen cadenas de valor latinoamericanas y globales. El futuro incremento de la productividad que necesita nuestro país no será la resultante de políticas de corto plazo, sino de estrategias de largo plazo que cuenten con una institucionalidad de Estado para garantizar su continuidad y coordinación con los principales sectores nacionales.
Sergio Bitar - Presidente del Consejo Chileno de Prospectiva y Estrategia
Fuente: Diario Estrategia
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