Por Jorge Sahd K., Director del Centro de Estudios Internacionales UC (CEIUC)
En el contexto de incertidumbre luego de los resultados de las elecciones de Estados Unidos, no hay que ser ser fatalista, sino mirar con atención los primeros pasos del Presidente Trump. Manteniendo firme sus intenciones de campaña, el Presidente ha logrado moderar el tono y aún no sabemos cómo ni el nivel de profundidad con que implementará sus propuestas de campaña. El sistema institucional americano, donde el Congreso y la Corte Suprema cumplen un rol fundamental, debieran ser una aliado en este esfuerzo moderador.
¿Cómo podría afectar a Chile la elección de Trump? Estados Unidos es un actor relavante para Chile, siendo nuestro segundo socio comercial y principal inversionista extranjero. El TLC firmado con Estados Unidos el 2004 no debiera verse afectado. Durante su campaña, las menciones de Trump hacia América Latina se redujeron a México y sus críticas fueron específicamente a ciertos acuerdos, como el Nafta o el TPP. Poner término o revisar un Acuerdo Comercial es un proceso complejo y toma tiempo. Sería poco realista pensar que los ojos de la nueva administración estarán puestos en el TLC con Chile, el cual ha generado enormes beneficios para ambos países, prácticamente cuadruplicando su comercio.
El efecto más concreto y significativo para Chile vendría del rechazo al TPP. Si quedaban esperanzas para su aprobación en el período del Congreso llamado lame duck –período entre que es electo un Presidente y la renovación del Congreso- todas las señales indican que eso no prosperará. La política está llena de símbolos y el TPP ha sido uno de los rostros del “nuevo proteccionismo”, apareciendo como una amenaza para los llamados “perdedores de la globalización”.
Chile perdería en este escenario. Según estimaciones del Peterson Institute, al año 2030 el PIB de Chile sería 0,9% más alto con la firma del TPP. La inversión de Chile en el extranjero aumentaría en un 1,7 y las exportaciones en un 5%, lo que para ciertas industrias no dejaría de ser relevante. Con la pérdida de dinamismo del comercio mundial post crisis subprime, el TPP constituye un impulso.
Si bien Chile cuenta con tratados bilaterales con los países miembros del TPP, el Acuerdo establece nuevos beneficios. Primero, como el acuerdo comercial más comprensivo y ambicioso en la historia, su rechazo significaría perder la posibilidad de acceder a un mercado de 800 millones de personas (alrededor del 40% del PIB mundial) con reglas comunes y modernas. Para nuestros exportadores y emprendedores, es una ganancia indudable competir en mercados con reglas parejas, en comparación a los acuerdos bilaterales en los cuales las normas entre los distintos países pueden diferir.
Además, Chile perdería la oportunidad de incorporar nuevos productos con arancel cero, excluidos en otros tratados bilaterales. Por ejemplo, el TPP establece que el 80% de los productos excluidos con Japón pasen a tener beneficio arancelario. Para una economía pequeña y abierta como la nuestra, el hecho que el TPP contemple un mecanismo de solución de controversias más efectivo y expedito ante medidas proteccionistas, también es una ganancia. Los mejores estándares medioambientales, laborales, las mejoras regulatorias o las medidas anti-distorsiones para las empresas del Estado, son ventajas del Tratado. Sacrificar estos beneficios y oportunidades, sumado al costo fiscal que ha significado para Chile estos seis años de negociaciones, sin duda serían una mala noticia.
No sabemos por qué sería reemplazado el TPP. Estados Unidos ha construido su liderazgo mundial en gran parte gracias a su política de libre comercio. Con el TPP, su objetivo fue fijar las reglas del comercio para China, pero sin China. Si comienza su retirada de este tipo de negociaciones, el país asiático irá tomando protagonismo en estas materias, como de hecho ya lo está haciendo con el Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP), que incluye a 16 países del Asia Pacífico ¿Estará dispuesto Estados Unidos a comenzar a ceder ese liderazgo? Sólo el tiempo nos dirá si finalmente se impondrá el pragmatismo de Trump-Presidente o si la retórica seguirá sonando con fuerza.
FUENTE: Diario Financiero