En su tercer día como presidente de Estados Unidos y primero de forma oficial al mando del Salón Oval, Donald Trump cumplió una de sus más polémicas promesas: sacar a Washington del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, más conocido como TPP.
Chile, al igual que once naciones más, suscribieron el pacto en febrero de 2016 con el objetivo de que -a más tardar- en el mismo mes de 2018, el documento fuera aprobado por los respectivos Congresos para su entrada en vigencia.
Sin embargo, ante la retirada de EEUU del acuerdo, su concreción estaría descartada, ya que el texto estipula que, de no ser aprobado por todos los países, este podrá entrar en vigencia si -al menos- seis integrantes que totalicen el 85% del Producto Interno Bruto combinado del pacto lo han aprobado.
“Símbolo del rechazo a la globalización”
A juicio del director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, Jorge Sahd, el alcance del TPP, respecto a la cantidad de materias que regularía, propició la aparición de “más grupos de interés o de personas que puedan estar a favor o en contra”.
A pesar de ello, Sahd defendió los beneficios que el pacto pudo haber traído para nuestro país.
¿Qué efectos tendrá para Chile que el acuerdo no haya prosperado?
El TPP se convirtió en un símbolo de la anti-globalización, pero si uno mira el contenido del acuerdo, generaba efectos positivos para los países que lo integraban y, en particular, para Chile.
Según estudios del Peterson Institute, en régimen el TPP de aquí a 15 años podría impactar en Chile en casi un punto porcentual más en el Producto Interno Bruto, en casi dos puntos porcentuales en la inversión chilena en los países del Asia Pacífico y un incremento del cinco por ciento en las exportaciones.
Hay sectores que han criticado fuertemente el acuerdo desde las implicancias que iba a tener en el costo de determinados medicamentos hasta sus alcances en regulación laboral.
Hoy día, los acuerdos comerciales van mucho más allá del comercio. Ya no solamente se trata de bajar aranceles, sino que se incluyen otras materias como propiedad intelectual, normas de transparencia, simplificación de distintas regulaciones y nuevos estándares laborales y medioambientales. Eso, genera la aparición de más grupos de interés o personas que puedan estar a favor o en contra.
En la protección de los productos farmacéuticos, Chile mantiene las condiciones negociadas en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos por lo tanto, la negociación ya la realizó Chile hace doce años.
(El TPP) Sube los estándares laborales y medioambientales, muchos de los cuales Chile ya los tiene adecuados en su propia regulación, por lo tanto, no veo un mayor fundamento en la oposición a esas materias.
¿Cómo se puede viabilizar un acuerdo de esta envergadura sin Estados Unidos en el caso de que, por ejemplo, el liderazgo del libre comercio mundial sea -paradójicamente- asumido por China?
China también tiene sus propios desafíos internos y va a tener que ver cómo se hace cargo de ese frente interno y de un posible liderazgo a nivel mundial. Pero este posible reperfilamiento del orden mundial se va a ir dando gradualmente y vamos a tener que ir monitoreándolo en el tiempo.
Frente al giro proteccionista de Estados Unidos, ¿cómo Washington va a mantener su influencia en el orden mundial sino es a través de su principal arma: el libre comercio?
Este nuevo orden mundial tendría las siguientes bases. Primero, que no habría un auspiciador de la globalización. Segundo, hay que monitorear el nuevo proteccionismo y una mayor resistencia al fenómeno migratorio.
En ese contexto, donde el presidente Trump ha dado señales de que va mirar hacia adentro, hoy día para el norteamericano sus prioridades son de naturaleza doméstica, no de política exterior. Entonces, vamos a ver quién podría ir asumiendo ese liderazgo a nivel mundial.
Hay sectores en Estados Unidos que afirman que el “sueño americano” fracasó y que, con ello, el capitalismo ha perdido su legitimidad para expandir políticas como la globalización…
Lo que muestran las cifras es que luego de la crisis subprime, Estados Unidos no ha podido recuperase del todo. El crecimiento ha sido lento, las tasas de desempleo siguen siendo altas y lo que muestran los índices económicos, es que el ingreso medio de una familia americana, corregido por inflación, es menor al ingreso que tenían durante el último año de la administración del Bill Cinton.
Es decir, este “sueño americano” se ha transformado para muchos en una “frustración americana”. Esa frustración es la que fue capaz de capturar el presidente Trump. Ahora, hablar de un fracaso de la globalización puede ser precipitado.
¿Cuál podría ser el giro de las políticas capitalistas para recuperar la legitimidad que -a su vez- permita la validación social de la globalización?
Creo que todavía es precipitado sacar conclusiones porque en el caso de Estados Unidos conocimos la primera medida concreta, pero falta conocer una agenda más en detalle de cuál es el plan de Trump.
Tampoco sabemos si esta decisión de no perseverar en el TPP va a traducirse en no negociar con los países acuerdos bilaterales que también pudieran generar un nuevo espacio.
Por lo tanto, creo que es precipitado sacar conclusiones respecto a si el modelo está legitimado o no.
En el caso de Chile, ¿hacia dónde debe apuntar el país en términos de apertura económica, una vez descartado el TPP?
Debe seguir apuntando al Asia Pacífico y ahí, instancias como la Alianza del Pacífico y su mayor vinculación con todos los países del sudeste asiático puede ser una estrategia deseable a profundizar por Chile en los años que vienen.
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FUENTE: biobiochile.cl