Opinión

Entrevista a Harald Bauder, experto en migraciones

Entrevista a Harald Bauder, experto en migraciones

Canadá ha sido desde hace años uno de los modelos a seguir en cuanto a aceptación e integración de inmigrantes. Anualmente recibe cerca de un cuarto de millón de emigrantes de todo el mundo, sin que ello implique tensiones étnicas como las que han sacudido muchos países europeos. A juicio de Harald Bauder, director del Programa de Graduados en Estudios de Inmigración y Asentamientos en la Universidad Ryerson de Toronto, una de las claves del éxito de este sistema tiene que ver con su enfoque que considera a los inmigrantes como “futuros ciudadanos”. El académico, quien visitó Santiago para participar en una conferencia organizada por el Centro de Estudios Internacionales UC y la Embajada de Canadá, explica a La Tercera las bondades del modelo canadiense.

 ¿Considera que las actuales presiones migratorias están afectando el multiculturalismo de Canadá, adoptado como política de Estado en 1971?

Es una pregunta muy interesante. Pienso que el multiculturalismo y la inmigración están interrelacionados. Con el ingreso de inmigrantes la sociedad canadiense pasó a ser mucho más diversa y con eso no hubo más presión sobre el multiculturalismo, sino que la sociedad lo empezó a tomar como un principio. El multiculturalismo comenzó con la política, pero también es una filosofía. Pasó a ser parte del imaginario canadiense.

Hay quienes sostienen que las redes de bienestar de Canadá en temas de salud y educación pública han hecho que los conflictos por inmigración sean más suaves. ¿Está de acuerdo con ese análisis?

Creo que Canadá tiene diferentes enfoques en relación a la salud y educación para los inmigrantes. Como principio, todos los inmigrantes tienen acceso a la salud. Cuando el inmigrante tiene un estatus oficial entra en el sistema de salud. En cuanto a la educación, es la clave para la inmigración y creo que la sociedad canadiense y los creadores de política han entendido la importancia de la inmigración. El enfoque canadiense es que los inmigrantes son futuros ciudadanos. Y para poder ser un miembro completo de la sociedad la educación de los niños, en particular, es crítica. Los inmigrantes tienen la misma salud, el mismo acceso al mercado de trabajo, participan en la sociedad, son elegibles como funcionarios públicos y la educación ha sido el componente esencial para lograr eso.

El acento de la política migratoria canadiense está puesto en la cualificación de los inmigrantes. ¿Este modelo es exportable?

La manera en que el sistema canadiense funciona es que los inmigrantes se seleccionan en tres diferentes clases. Está la clase económica, la clase de familias y los refugiados. Y cada una de esas clases tiene diferentes objetivos. Creo que esto ha funcionado muy bien para Canadá y también podría ser un modelo exportable, porque cubre diferentes aspectos y se puede reajustar la importancia de cada una de esas clases de acuerdo a las necesidades.

Se lo pregunto porque Donald Trump, en su discurso ante el Congreso, el 28 de febrero, elogió el sistema de inmigración de Canadá. ¿Cree que puede convertirse en un modelo para EE.UU.?

Trump mencionó un sistema basado en mérito y asumo que él estaba hablando de un aspecto de la clase económica, que tiene que ver con el sistema de puntos. Pero en el contexto canadiense el sistema de puntos es importante, pero es sólo uno de los elementos. Todo el sistema es mucho más complejo. La ventaja del sistema canadiense es que es enormemente flexible, permite calibrarlo de acuerdo con las diferentes situaciones geopolíticas, las necesidades de las sociedades, el interés del gobierno.

Considerando que en Chile se está debatiendo una nueva política migratoria, ¿estima que el modelo canadiense podría ser aplicado en el país?

Hay un aspecto del modelo canadiense que es muy importante. Una vez que se ha seleccionado a los inmigrantes que entrarán al país un segundo componente del sistema es el establecimiento e integración en el país. Y algo que siento que es bastante único en Canadá es que hay todo un sistema de la sociedad civil que trabaja con el gobierno, a todos los niveles, que asegura que los inmigrantes se puedan establecer correctamente en Canadá.

Pero un sondeo de Radio Canadá reveló que casi el 40% de los canadienses siente que hay demasiados inmigrantes. ¿Esto podría dar origen a algún problema?

Canadá tiene la gran fortuna todavía de que hay mucho espacio para los inmigrantes y tiene que ver con el imaginario canadiense, de que el país se construyó por inmigrantes y que Canadá no podría existir sin inmigrantes. La inmigración es un aspecto fundamental de nuestra identidad y de quienes somos, entonces no creo que eso vaya a desaparecer. En este momento hay un debate sobre el nivel de la inmigración, pero por otro lado hay enormes apoyos económicos para recibir a los refugiados sirios.

EE.UU. también es un país forjado por inmigrantes. Sin embargo, hoy Trump propone un muro en la frontera con México y veta el ingreso de inmigrantes de algunos países musulmanes. A su juicio, ¿este fenómeno tiene que ver sólo con Trump o refleja un sentimiento oculto de los norteamericanos contra los inmigrantes?

No es sólo EE.UU., sino también Europa. Australia también. Entonces, al parecer, Canadá es el ejemplo extraño. No tengo una explicación para eso.

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