La universidad ofrece esos espacios de conversación y reflexión que difícilmente se encuentran en otros lugares de trabajo. Así sucedió en una conversación con un destacado profesor de la Facultad, a propósito de qué más podría hacer nuestra política comercial. Como uno de los países más abiertos del mundo, con acuerdos con 65 países, era natural hacerse esa pregunta. Y de esa conversación surgió un punto poco explorado: qué mejoras unilaterales podía hacer Chile, sin depender de amenazas proteccionistas o del presidente de turno de alguna potencia mundial.
La profundización de acuerdos comerciales existentes, el foco en el Asia-Pacífico y las negociaciones en curso sin duda son temas relevantes. Pero existe el riesgo de que esa inercia impida ver otros temas en los que Chile puede avanzar, generando beneficios adicionales a nuestra economía.
Uno de ellos es la modernización de Aduanas. Si bien han habido mejoras con la entrada en vigencia de la ley 20.977, hay un espacio relevante para que nuestro país se convierta en líder en facilitación de comercio. La implementación total de la ventanilla única de comercio y la mayor participación del Operador Económico Autorizado pueden contribuir a simplificar trámites y hacer más expedito el intercambio. El nuevo trato con los funcionarios es asimismo vital. El costo económico y de imagen país que han significado las paralizaciones de Aduanas y los puertos hacen vulnerable nuestro comercio, mayoritariamente marítimo, y dejan muy expuestos los intereses de nuestro país.
Reforzar la poco conocida Comisión Nacional Antidistorsiones es otro asunto que puede ser abordado unilateralmente por Chile. Esta comisión investiga prácticas como dumping o subsidios en los productos importados, siendo su labor fundamental en época de anuncios proteccionistas y posibles represalias comerciales en el mundo. Sin embargo, cuenta con una institucionalidad débil y altamente dependiente del poder político, con más de la mitad de sus integrantes nombrados por el gobierno de turno. Repensar su composición, dándole un carácter más técnico, y dotarla de mayores herramientas para identificar distorsiones que pudieran afectar nuestra economía, son tareas pendientes.
¿Cuántos chilenos conocen nuestra política comercial? Este es otro factor crítico. El creciente cuestionamiento al sistema multilateral y a las negociaciones internacionales comerciales, como la caída del TPP, hacen fundamental acercar la política comercial a las empresas y ciudadanos. El comercio ha traído enormes beneficios para una economía pequeña como la nuestra, llegando a representar cerca del 60% de nuestro PIB. Ha abierto mercados, nos ha permitido expandir nuestras empresas y acceder a productos más baratos y de mejor calidad. ¿Estamos conscientes de esto? Como el comercio beneficia a la sociedad en su conjunto y sus costos se radican en grupos determinados, los llamados “perdedores de la globalización” son más visibles. Acercar la política comercial chilena a regiones, explicando los beneficios y oportunidades para productores regionales y una mirada más internacional en los programas educativos a nivel escolar y universitario, ayudarán en este esfuerzo.
Finalmente, fortalecer la colaboración público-privada. La Alianza del Pacífico creó un consejo empresarial por cada integrante del bloque, lo que ha permitido una mayor sintonía entre los intereses del sector privado y la agenda pública. No obstante, en ciertos casos los instrumentos y ventajas que ofrecen los acuerdos comerciales son poco utilizados por las empresas, ya sea por desconocimiento o por su escasa relación con el sector público. Lograr un mayor acompañamiento del Estado a las empresas, transformando los tratados en oportunidades reales, es un desafío.
Chile ha sido exitoso en abrirse al mundo. Lo hizo con visión y atrevimiento cuando bajó sus aranceles en los ´80, y con sentido país cuando inició las negociaciones comerciales en los ´90. El próximo desafío es hacer un doble click en esta exitosa y transversal política comercial, tomando medidas que hagan nuestra economía más competitiva y cercana a las necesidades de nuestra sociedad.
Fuente: Diario Financiero