Opinión

Preguntas a la política exterior

¿Hacia dónde va la política exterior de Chile? Ese será el título del foro que tendremos con los representantes de las candidaturas presidenciales en el Centro de Estudios Internacionales UC. La discusión sobre este tema ha sido escasa, quizás como un reflejo de lo lejano que ve la gente los asuntos internacionales y su limitada incidencia en la intención de voto. Pero la inserción de Chile en el mundo no deja de ser clave: parte importante de nuestro crecimiento depende del comercio, existe un desafío permanente en nuestras relaciones vecinales y tenemos una vinculación cada vez más profunda con los países del Asia-Pacífico.
¿Hacia dónde va la política exterior de Chile? Ese será el título del foro que tendremos con los representantes de las candidaturas presidenciales en el Centro de Estudios Internacionales UC. La discusión sobre este tema ha sido escasa, quizás como un reflejo de lo lejano que ve la gente los asuntos internacionales y su limitada incidencia en la intención de voto. Pero la inserción de Chile en el mundo no deja de ser clave: parte importante de nuestro crecimiento depende del comercio, existe un desafío permanente en nuestras relaciones vecinales y tenemos una vinculación cada vez más profunda con los países del Asia-Pacífico.
¿Tiene sentido continuar con una política comercial y de inversiones (PCI) fragmentada? Hace unas semanas se anunció la incorporación de nuevos agregados de inversión, los cuales se sumarán a la ya extensa red de agregados comerciales. Más que crear una nueva categoría de agregados, nuestra política exterior debiera apuntar a contar con verdaderos agregados de negocios, capaces de identificar las oportunidades comerciales y de inversión para nuestro país. Definir acciones de promoción por cuerda separada carece de sentido, pues el país debiera avanzar hacia una PCI integrada, donde nuestras agencias de promoción (Pro Chile e Invest Chile) actúen de manera coordinada, con planes conjuntos y bajo la dependencia de una misma repartición, como podría la futura Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales.
¿Cómo fortalecemos la defensa chilena ante los tribunales internacionales? Las controversias se han complejizado, hay una creciente tensión inversionista-Estado a nivel mundial y nuestros litigios vecinales copan la agenda. La preparación de las defensas además requiere múltiples coordinaciones entre ministerios y servicios públicos. La dispersión actual en organismos como el Consejo de Defensa del Estado, la Direcon, la unidad a cargo de la Corte Internacional de Justicia, la oficina de Derechos Humanos o la Dirección Nacional de Fronteras, hace urgente contar con una unidad que coordine la defensa de Chile ante tribunales internacionales. El proyecto de ley que moderniza la Cancillería recoge positivamente este punto, al crear un ente que coordinará y dará mayor especialización en la representación del país.
¿De qué forma mejoramos la rendición de cuentas de nuestro servicio exterior? Si bien existe un sistema de evaluación del cuerpo diplomático, aún existe poco conocimiento de parte de la ciudadanía sobre la labor de nuestros embajadores y de qué forma se mide su desempeño. Las nuevas formas de diplomacia realizadas por empresas, universidades y sociedad civil obligan a repensar la tradicional forma en que se han llevado las relaciones internacionales, hoy más directas, abiertas y con uso de las redes sociales. La manera en que el Servicio Exterior se adapta a la mayor demanda de transparencia y apertura que los ciudadanos exigen a sus autoridades sin duda es un desafío.
¿Están las condiciones para la modernización de la Cancillería? Después de numerosos intentos desde la década de los ´90, la respuesta es sí. Existe consenso político en la necesidad de poner al ministerio a la altura de los desafíos de un mundo mucho más dinámico y especializado. El proyecto de ley que se tramita en el Senado es un paso en esa dirección. La clave será superar los obstáculos relacionados con la orgánica del ministerio y la carrera diplomática para que el proyecto no se convierta en un nuevo intento frustrado.
Por último ¿cómo planteamos una nueva agenda para la región? Junto con las oportunidades en infraestructura, integración energética e inversión, Chile puede asumir un nuevo liderazgo. Se trata de convertirse en un verdadero "exportador" de políticas públicas que han permitido al país lograr una solidez institucional en las últimas décadas. Todas las iniciativas de transparencia y combate a la corrupción o la modernización de ciertos servicios del Estado, pueden ser una valiosa oportunidad de cooperación y de fijar nuevas agendas en la relación con los países de América Latina y el Caribe.

Fuente: Diario Financiero

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