Definitivamente las elecciones para primera vuelta en Colombia, el pasado domingo 27 de mayo, fueron inéditas en varios aspectos que son importantes de destacar.
En primer lugar, después de más de seis décadas, las FARC no estaban combatiendo en las selvas y ciudades colombianas, sino ejerciendo el legítimo derecho del voto en las urnas, después de la firma del proceso de paz del año 2016. En segundo lugar, los dos candidatos que ganaron van por polos opuestos, la centro derecha representada por el ganador, Iván Duque (39,14%) y la izquierda por Gustavo Petro (25,73%). Un tercer aspecto relevantes es el nivel de abstencionismo que alcanzó el 47.3%; votaron alrededor de 19.3 millones de colombianos de un padrón de 36,2 millones, lo que muestra un avance significativo, pero un nivel de abstencionismo aún muy alto para un país que presenta un antagonismo político altamente polarizado y con visiones muy diversas que deberían motivar a los votantes a una mayor participación en las urnas. En cuarto lugar, la fiesta democrática ocurrió en paz, sin hechos que lamentar lo cual es muy positivo para la imagen país y, por último, un aspecto importante destacar es que en la misma noche del domingo todos los candidatos asumieron sus triunfos y derrotas, sin colocar en duda los resultados entregados por la Registraduría Nacional. Esto último, a pesar que una semana antes de las elecciones el candidato Gustavo Petro, había manifestado en diferentes medios sus dudas sobre posibles fraudes y había convocado a manifestaciones para el día domingo; sin embargo, él fue de los primeros en reconocer los resultados.
Los ganadores que pasaron a segunda vuelta fueron los mismos que vaticinaban las últimas encuestas. Sin embargo, cabe destacar que además de Duque hubo otro gran ganador y fue el candidato por la Coalición Colombia, Sergio Fajardo, quien logró remontar todos los pronósticos y ocupó el tercer lugar, pero perdiendo por tan solo 200 mil votos contra Gustavo Petro y obteniendo el 23,73% de los votos. Por otro lado, los dos grandes derrotados de la jornada fueron el ex Vicepresidente del actual gobierno, Germán Vargas Lleras, quien ocupó el cuarto lugar con sólo 7,28% de las preferencias, y Humberto de la Calle, quien fuera el jefe de las negociaciones con la FARC, quien obtuvo un 2% de los votos. Distintos analistas políticos coinciden en que la baja popularidad del Presidente Santos afectó de manera significativa al candidato Vargas Lleras, además de las divisiones de los partidos políticos que lo apoyaron; estos elementos fueron cruciales para el paupérrimo resultado del domingo. Muy a pesar del esfuerzo que hizo Vargas Lleras por presentar diferentes matices y visiones frente a la política del Presidente Santos, no logró convencer al electorado, fue tanto su desanimo, que fue el único candidato que no asistió el domingo a la tienda de su campaña a dar un discurso frente a sus electores, quienes se quedaron esperándolo.
Los guiños y acercamientos con los distintos líderes políticos y ex candidatos a la presidencia se iniciaron en la noche del domingo a través de los discursos de los ganadores Duque y Petro. El candidato Iván Duque ya tomó contacto con el partido Liberal a través del ex presidente César Gaviria, hasta ahora acérrimo enemigo político de Uribe, así como con líderes de los partidos de la U y Cambio Radical quienes apoyaron a Vargas Lleras en la primera vuelta. Este último reconoció el mismo domingo estar en un periodo de reflexión para ver a quien daría su eventual apoyo político en esta segunda vuelta.
Desde la tienda de Petro, la candidata a vicepresidenta por Colombia Humana, realizó el mismo ejercicio, y contactó al partido Liberal y especialmente a los líderes que acompañaron a Sergio Fajardo en la contienda electoral.
¿Cuáles son los posibles cálculos para la segunda vuelta del domingo 17 junio?
Nivel de abstencionismo. Vuelve a rondar el fantasma de la falta de interés por ir a participar en la segunda vuelta, considerando que habrá un nivel importante de desilusionados por la pérdida de sus candidatos, que además estiman que ninguno de los dos candidatos se acerque a sus posturas. Tomando como base las cifras históricas de abstencionismo que bordean el 50%, se podría pensar que alrededor de 1.2 millones de votantes podría no votar en la segunda vuelta, y por lo tanto el total de votantes se acercaría a los 18,3 millones. Sin embargo, el que se mantenga o aumente el nivel de votantes va a depender mucho del desempeño de los dos candidatos en los diferentes debates que se tendrán, así como los temores que se infundan en la población, en distintos aspectos, tales como: el modelo económico en el sentido de que pudiera acercarse a lo que sucede en Venezuela, lo cual niega rotundamente el candidato Petro; por otra parte, la independencia de Duque de su mentor el ex Presidente Uribe; y por último, la forma en que se aborde el actual proceso de paz.
Votos del Centro político de Fajardo. Los 4.6 millones de votos de Fajardo son en definitiva los que darán el ganador del 17 de junio. Tanto Duque como Petro tendrán que atraer a los votantes en escasas tres semanas, convenciéndolos de que el programa de Fajardo será recogido en sus programas. Los temas que definen esta pugna por los votos son la lucha contra corrupción, la educación y la reconciliación; estos tres pilares los destacó el ex candidato el domingo pasado en su alocución ante una multitud de seguidores felices por los resultados obtenidos a nivel nacional y principalmente en la capital colombiana. Los análisis tienden a coincidir en que la Coalición Colombia, representada por los partidos Alianza Verde, el Polo Democrático Alternativo y el movimiento Compromiso Ciudadano, representan una tendencia más cercana a la centro izquierda, y por lo tanto, deberían votar en porcentaje mayor por Petro. Esto, a pesar de que al interior de la Coalición también existen detractores muy importantes del partido Polo Democrático con Petro, ex Alcalde de Bogotá y senador y diputado de ese partido. Los cálculos serían que entre un 50 y 60% votarían por Petro y entre un 30 y 40% por Duque, y con un nivel de abstención cercano al 10% del total del electorado que salió el domingo a votar.
Votos de Vargas Lleras y De la Calle. La cercanía de pensamiento económico y la mirada país frente a los principales temas que agobian a los colombianos tiene definitivamente mayores similitudes entre Vargas Lleras y el candidato Iván Duque. De hecho, varios parlamentarios ya lo apoyaban en la primera vuelta y recién conocidos los resultados, senadores emblemáticos no esperaron la instrucción del partido y salieron a apoyar al candidato de la derecha; por lo tanto, se podría esperar que entre un 70% y un 80% de ese caudal de votantes pase a las tiendas del candidato Duque, y el restante porcentaje podría ir a Petro. Respecto a los 400 mil votos de De la Calle, posiblemente entre el 50 y 60% de los votantes serían para Petro y el restante para Duque, sin embargo, se estima que un buen número de votantes no participaría en la segunda vuelta.
Resultados esperados en la segunda vuelta. Salvo que ocurra una situación inesperada en la cual se descubra alguna información que cargue la balanza de manera desproporcionada para alguna de las tiendas, el candidato de la centro derecha, Iván Duque estaría muy cercano a ocupar el sillón de la Casa de Nariño para los siguientes cuatro años. Los resultados que estaría obteniendo Duque estarían entre un 60 y 65% de las preferencias electorales, y por lo tanto, podría empezar su gestión con gran respaldo ciudadano, lo que le permitiría implementar sus principales consignas en materia de renegociación del tratado de paz, apoyo al emprendimiento y pequeña y mediana empresa, promoción de la legalidad y persecución a la evasión fiscal, educación universitaria gratuita para los dos primeros percentiles más pobres, cambio a la reforma tributaria disminuyendo la carga tributaria a las personas y las empresas, cambios en el sistema judicial, promoción de leyes anti corrupción, endurecimiento de penas contra la delincuencia común (el que la hace la paga), entre otras políticas incluidas en su plan de gobierno. La pregunta que habría que hacerse es: ¿le alcanzarán cuatro años para lograr todas las promesas de campaña? Esto, teniendo en cuenta que la re-elección se volvió a eliminar de la constitución a partir del año 2015.
Independientemente del hecho que el centro político será el que aporte con sus votos para elegir al próximo presidente de la república, es conocida a nivel nacional e internacional la compleja situación que atraviesa el país cafetero, a pesar de la buena noticia que llegó un día después de las elecciones, respecto a haber sido aceptado como miembro de la OCDE. Sin embargo, esta noticia es empañada por la realidad que viven millones de colombianos afectados por varios años de altas tasas de desempleo, bajos salarios, caída persistente de la inversión extranjera, alta tasa impositiva tanto a las personas como las empresas lo cual impide un mayor gasto e inversión empresarial, y por último, el aumento de la inseguridad que afecta a las principales ciudades del país.
El nuevo presidente tendrá que hacer frente a esta realidad y sumar a ello, la alta demanda por recursos para el estado, con el propósito de hacer frente a la implementación del proceso de paz, así como de los compromisos adquiridos en el marco de la campaña electoral y a las diversas demandas ciudadanas, como son: mejoramiento del sistema de salud que enfrenta una fuerte crisis, acceso a la educación gratuita en los diferentes niveles, bajas pensiones, y falta de inversión en la infraestructura nacional que lleva años afectando la competitividad de la economía colombiana. Los factores descritos anteriormente, presentan un panorama complejo que va a requerir de muchos consensos para avanzar de manera decidida hacia la solución de distintos problemas que han afectado al país durante décadas.
Fuente: La Tercera