Opinión

Terroristas conocidos por la ley ¿Qué medidas tomar?

Terroristas conocidos por la ley
¿Qué medidas tomar?


Desde comienzos del año 2018, Francia ha sufrido dos nuevos ataques terroristas, que se suman a los otros 16, desde el 13 de noviembre de 2015. Lo que se volvería casi un lugar común, se acentúa por el hecho de que los terroristas eran conocidos por los servicios policiales y sujetos a una “Tarjetas S” o “Cartas S”. Las tarjetas S, se refieren a personas que en razón de su actividad individual o colectiva, pueden menoscabar la seguridad del Estado y la seguridad pública si recurren a la violencia o la apoyan activamente. Su gestión es un problema social, a causa de la amenaza terrorista en Francia después de los ataques, pero también es un tema político, que alimentó la campaña para las elecciones presidenciales del 2017, y revivió con estos últimos casos.

Si estas personas son conocidas por las autoridades, ¿Cuál es el propósito de la Tarjeta S? ¿Cómo se las arreglan para llevar a cabo sus acciones? ¿Hay otras soluciones?

En primer lugar, la tarjeta S no está solamente restringida a los extremistas yihadistas, si no que también encontramos 21 categorías. Un hooligan, un manifestante alterglobalista regular puede ser cartas S.

Las cartas S14, corresponden a los luchadores que quedan para dirigir la jihad en el exterior y que regresaron . Estas tarjetas, están diseñadas para recabar información sobre un individuo, para realizar un seguimiento del cómo y cuando de sus movimientos o detenciones. No se trata de llamarlo, sino de recuperar la mayor cantidad de información posible sobre él.

El problema es que la detección de esas personas se ha vuelto complicada desde que pasaron al Maestro de la “Taqiya” o "El arte de la ocultación" . Además, son sobre todo los seguidores quienes toman medidas: Los más peligrosos rara vez tienen tiempo para actuar, porque están bien hilados, lo que nos hace pensar que el peligro proviene principalmente de radicales espontáneos, casi imposibles de detectar a tiempo.

Con el regreso a Francia de los soldados de Daesh y la liberación de prisioneros radicalizados, las misiones de vigilancia se han disparado en los últimos años . Desde las sucesivas derrotas del Estado Islámico en Iraq como en Siria, el terrorismo de "proximidad" sigue siendo la única arma del Daesh.

Desde entonces, han aparecido varias propuestas a este tema, como las que propone la derecha y la extrema derecha de bloquear los archivos S. Según Nicolas Sarkozy, esto permitiría saber "Dónde están estas personas y que es lo qué hacen, para poder evaluar el el peligro”, pero a la vez uno podría preguntarse ¿De qué serviría pegar brazaletes electrónicos a personas que no debieran saber que los seguimos o investigamos? Como vemos, las interrogantes y disyuntivas son muchas.

Además, el 2015 Conseil d'Etat, respondió negativamente a esta opción al dictaminar que a nivel constitucional y convencional, no es posible autorizar por ley, fuera de cualquier procedimiento penal, la detención de personas aun radicalizadas. Unir moderados y radicales, que de otro modo no se hubieran conocido, es arriesgado.

Finalmente, algunos desean expulsar los archivos S, mientras que los individuos objetivos son en su mayoría franceses, nacidos en el mismo territorio.
Para el profesor de Criminología Alain Bauer, el problema en la inteligencia, no es la recopilación de información (que no falta), sino su análisis, la jerarquización de problemas y la capacidad de decidir si alguien está más interesado que otra persona para tomar medidas o cometer actos violentos. La ficha S no es inútil, pero no puede actuar sola. Él aboga por un refuerzo "recíproco" en el intercambio de información a través de una mega base de datos compartida por los servicios la policía y gendarmería. Para esto, es necesario tratar con todas las señales.

La vigilancia, también debe expandirse en otros frentes: Luchar contra el tráfico de armas y narcóticos, cuya porosidad con el terrorismo parece obvia. También, la de tomar el control de los barrios, donde los predicadores hacen su nido bajo el falso pretexto de desviar a los jóvenes de la delincuencia. Sin embargo, como no es posible colocar un policía detrás de cada individuo que sea “Sospechoso”, es de urgencia tomar decisiones.
La respuesta a la deriva terrorista, es por lo tanto, más global, social, educativa que represiva. Será más fácil prevenir, evitando que los jóvenes se radicalicen, en lugar de sanar. Sin embargo, debemos encontrar una solución para las personas que nos amenazan ahora. Solo la cooperación entre los diferentes servicios, permitirá una mejor comprensión de los mismos.

Los políticos llaman, como después de cada ataque, a la creación de una inteligencia comunitaria, un FBI Europeo, contra el terrorismo. Con una amenaza cada vez más global, ¿Se podrían entregar estos medios económicos a Europa?... Esa es la gran interrogante para buscar soluciones al problema actual.