Angela Merkel notificó a la Unión Demócrata Cristiana de Alemania que deja el liderazgo de su partido y que no se repostulará para ser Canciller. Es decir, con este gesto se cierra un ciclo donde ella fue el centro de la política alemana y europea.
Quizás algo de pena debe recorrer su alma, dado los triunfos de Trump en EE.UU. o del Brexit en el Reino Unido. Sin duda, las derrotas en elecciones regionales y el alza en la intención de voto del ultraderechista Alternativa para Alemania (AFD) también mermaron las ganas de seguir. Los proyectos de institucionalidades iliberales o autoritarias en el ejercicio campean en muchos países, lo opuesto a los que ella representa en su esencia. Nació en Alemania Occidental, pero creció en el Este. Su lugar original no era la política. Los espacios en los tiempos de oscuridad, tras la Cortina de Hierro, lo ocupaban la ciencia y la actividad académica. Terminó un doctorado en Química, y aunque podía moverse con libertad a Occidente, se mantuvo con su familia en la RDA. Conforme fue madurando su interés en la política se sumó al movimiento Despertar Democrático y finalmente a la Democracia Cristiana.
Heredera política de Helmut Kohl. Desde ahí nace su principal logro. Fue capaz de interpretar al padre de la reunificación alemana y darle un contenido para llevar a su país al nuevo siglo. No bastó unirlo, fue la primera en entender la importancia de la diversidad cultural, de integrar a Alemania al resto del mundo como la potencia europea que basa su influencia en el humanismo, derechos humanos, multiculturalidad y la promoción de una responsable economía social de mercado.
Europeísta convencida, es también la continuadora de Kohl en su cercanía con Francia y la apuesta por un continente unido en la preservación de las libertades públicas y un capitalismo responsable, con un libre comercio sensible a las necesidades de los más débiles. Sin duda, se transformó en un referente moral acogiendo a las víctimas del conflicto en Siria y abriendo las puertas con responsabilidad a la migración.
Tal vez tiene razón que es el momento de partir y dejar la escena pública en la primera línea. Cumplió de manera brillante y es hora de que forme una nueva generación de políticos alemanes que puedan preservar su democracia y evitar las tentaciones de los extremos. De esas alternativas, ella aún le recuerda a su población que traen aparejadas funestas consecuencias. Merkel será una voz que se extrañará en la escena internacional. Su capacidad de articular grandes mayorías continentales y a la vez ser pragmática con quienes no pensaban con ella es una característica que se echará de menos en tiempos donde gana la intolerancia del que grita más fuerte, o la necedad de que todos seamos iguales sin colores ni matices. Finalmente, es justamente por los tiempos que vivimos que duele que se jubile, justo cuando es más necesaria que nunca. Para Europa y los demócratas del mundo.
Fuente: La Tercera