Opinión

¿Congreso proteccionista?

Colmenares Santa Inés es una pequeña empresa de la región del Maule, especializada en la miel de abeja. Con esfuerzo, ha logrado posicionar sus productos en la región. Algún día, Colmenares podría cumplir el sueño de exportar, gracias a las oportunidades de nuestra apertura comercial. Y podría, en un plazo de ocho años, exportar a Japón sin tener que pagar el 25,5% de arancel, que sería eliminado por el Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP o TPP 11), actualmente en discusión en el Congreso.

Sin embargo, la oportunidad de Colmenares Santa Inés podría verse frustrada si los aires proteccionistas triunfan en el Congreso. ¿Qué ha ocurrido en nuestro país que, de un momento a otro, pasó de liderar con audacia negociaciones comerciales, a poner en riesgo la aprobación del acuerdo más relevante en el Asia-Pacífico?

Hace más de un año, en este mismo diario anticipábamos que se había acabado el apoyo casi incondicional que gozaba nuestra política comercial las últimas décadas. El primero en notificarnos el fin del “cheque en blanco” fue el programa de gobierno de la entonces candidata Beatriz Sánchez: “Revisaremos y reevaluaremos los actuales tratados de libre comercio suscritos por Chile (...). No firmaremos más tratados de libre comercio hasta que no se actualicen sus criterios de suscripción (...)”. Con 20 diputados y un senador, esa posición ya encontraba asidero en el Congreso.

Lo que nunca imaginamos fue que lo que podía ser la posición de un grupo menor, terminó calando en amplios sectores de la ex Nueva Mayoría y en algunos parlamentarios oficialistas.

¿En qué se basa este rechazo al TPP11? En evidencia, no. Datos, menos. Más bien es el eco de un sentimiento antiglobalización que comenzó a tomar fuerza en los países desarrollados post crisis subprime de 2008, donde la frustración de grupos postergados comenzó a movilizar y los países a tomar medidas proteccionistas para sus economías. El rechazo, por tanto, es emocional más que racional. En un toque de nostalgia sesentera, la ideología vuelve a primar en la deliberación de cuestiones que requieren sustento técnico. A tal punto, que ex cancilleres y directores económicos de la Concertación, un ex Presidente de la República y este mismo diario han debido salir a desmentir los mitos sobre los cuales se ha construido la oposición al TPP 11.

Los beneficios del TPP 11 son múltiples. Primero, da la posibilidad de acceder a un mercado de más de 500 millones con reglas claras, estables y modernas. Dos, nuevas preferencias arancelarias para más de tres mil productos, excluidos en anteriores acuerdos. Tres, un mecanismo más expedito para proteger los intereses de nuestras empresas e inversionistas frente a conflictos comerciales. Acá no se cede soberanía; por el contrario, se da una mejor protección a nuestras empresas frente a un proteccionismo cada vez más sofisticado y controles políticos a los flujos de inversión.

Con Asia-Pacífico como centro de gravedad de nuestro intercambio comercial, la aprobación del TPP 11 es fundamental. No aprobarlo afectará directamente nuestras oportunidades en esos mercados y significará un daño reputacional a Chile, anfitrión de la APEC y unos de los líderes que logó salvar el TPP tras la salida de Estados Unidos.

Las próximas dos semanas serán claves para el futuro del Acuerdo Transpacífico. Rechazarlo sería un triunfo de la política chica, de esa que no mide calidad y desprecia la evidencia. Empresas como Colmena Santa Inés merecen más oportunidades. Esperemos que los aires proteccionistas no se instalen el Congreso y se legisle con sentido de responsabilidad.