Teodoro Ribera, 61 años, no es ajeno a los temas de política exterior. Fue el principal redactor del programa internacional en la campaña para el primer período presidencial de Sebastián Piñera, y fue por años director del área de política exterior del Instituto Libertad, ligado a RN.
Con esta trayectoria se posicionó en la terna para asumir como ministro de Relaciones Exteriores tras la victoria de Piñera II, junto a Hernán Larraín y Roberto Ampuero, quien finalmente se quedó con el puesto.
Abogado constitucionalista, tiene experiencia en derecho internacional y derechos humanos, y actualmente se desempeñaba como rector, por segunda vez, de la Universidad Autónoma. Es cercano, además, al director general de la Direcon, Rodrigo Yañez, a quien conoció en el Instituto Libertad.
Los desafíos que tendrá Ribera en la cartera no son pocos. "El nuevo canciller, que tiene experiencia en política exterior, enfrentará un año activo en materia internacional para Chile. A nivel político, deberá dar continuidad y proyección a Prosur y lograr la aprobación del TPP en un contexto más proteccionista en el Congreso. En materia comercial deberá aprovechar el liderazgo de Chile en la APEC y la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacifico –además de la participación por segundo año consecutivo en el G20- para proponer una agenda clara y de futuro", planteó el director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, Jorge Sahd.
A eso se suma la coordinación con otras carteras del gobierno la realización del COP 25 también este año y "contribuir a una transición pacífica y democrática en Venezuela", dijo Sahd.
Su flanco débil es la polémica salida de la cartera de Justicia tras ejercer un año y medio -en 2012, durante el primer mandato de Piñera –luego de ser criticado por contratar a Luis Eugenio Díaz, el formalizado expresidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) para realizar informes en Gendarmería.