Para darle atención a la crisis política y social que vive Chile, Sebastián Piñera presentó los ocho nuevos ministros que harán parte de su gabinete.
Para darle solución a la crisis política y social que hoy vive el país suramericano, el pasado sábado Sebastián Piñera le solicitó al gabinete ministerial que pusieran sus cargos a disposición del Gobierno, a fin de tener la libertad de hacer los cambios que él consideraba necesarios para atender la crisis que vive Chile. Así las cosas, ayer Piñera cambió a ocho ministros de los 23 que integran en total el equipo, lo que se convierte en el tercer cambio ministerial en un años y dos meses. Entre las fichas clave estuvieron los ministros de Hacienda e Interior y Seguridad Pública.
Chile se ha volcado en una revuelta social que parece no tener final. El anuncio del presidente Piñera sobre el alza en los pasajes del metro hace dos semanas provocó que los chilenos salieran a las calles para mostrar su rechazo a las políticas del país, inconformidades que, según los analistas, venía gestándose desde hacía más de una década. ¿El saldo de las protestas? Cerca de 20 muertos y cientos de daños a bienes públicos, entre ellos, varias líneas del Metro de Santiago.
Otras de las medidas anunciadas por el gobernante fueron el levantamiento del Estado de Emergencia que había puesto en marcha como plan de contingencia a raíz de las marchas, y el regreso de los militares a sus centros de concentración, luego de haber sido vigías de las calles durante los días de protestas y desmanes en vías públicas.
No es la primera vez que Piñera acude a esta medida para darle un nuevo aire a su gobierno. Ya lo había hecho en dos ocasiones anteriores: el 9 de agosto de 2018 y el 13 de junio de 2019. El primer cambio de gabinete se dio como consecuencia de la caída que tuvo su mandato en la desaprobación por los ciudadanos, pasando del 33% al 55%. Cuatro días después, el 13 de agosto de 2018 y tras la polémica por el Museo de la Memoria, el ministro de Cultura, Mauricio Rojas, renunció a su cargo. Piñera aceptó su renuncia y lo reemplazó por Consuelo Valdés.
El segundo cambio de gabinete fue porque la imagen del Gobierno no mejoraba y posesionó a seis ministros.
El tercer cambio tuvo lugar ayer, dándole un nuevo aire a los ministerios de Interior y Seguridad Pública (Gonzalo Blumel), Hacienda (Ignacio Briones), Secretario General de Presidencia (Felipe Ward), Secretario General de Gobierno (Karla Rubilar), Economía, Fomento y Turismo (Lucas Palacios), Trabajo y Previsión Social (María José Zaldívar), Bienes Nacionales (Julio Isamit) y Deporte (Cecilia Pérez).
A través de su cuenta de Twitter, el presidente Piñera señaló que este cambio de gabinete significa para Chile “el inicio de una nueva etapa de mayor diálogo con los ciudadanos y de mayor unidad nacional y también para impulsar con un equipo joven y con nuevos bríos la Agenda Social”. Aprovechó para agradecerle a los ministros salientes su “gran compromiso y vocación” y a su vez, agregó que entre las misiones más importantes que tiene este nuevo gabinete ministerial está la de “escuchar y abrir diálogo hacia un más justo”.
Al respecto, Jorge Sahd, director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, señaló que “el cambio de gabinete era inevitable frente a la situación que vive el país. Se apostó por caras frescas, pero con experiencia política”.
De acuerdo con Sahd, la problemática que hoy vive Chile es algo que viene desde tiempo atrás, por lo que poner sobre la mesa propuestas que ayuden a solventar la situación, da señas de un Gobierno que está dispuesto al cambio y abierto al diálogo.
Matías Alejandro Franchini, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario, explicó que hay dos caminos que puede tomar este cambio ministerial anunciado por Piñera: “uno es el ideal y el otro es el negativo”. Para Franchini hay una intención clara del Gobierno por responder algunas de las demandas del pueblo. “Corregir algunos de los elementos más negativos del modelo es algo que me parece positivo, sin embargo, hay que ver si el pueblo lo recibe bien. Está la posibilidad de que los protestantes lo vean de forma positiva y se trasforme en una corrección del modelo de desarrollo chileno o por el contrario, si la tensión continúa, se puede convertir en una presión para el cambio del modelo liberal por así llamarlo”.
En cuanto al impacto económico que esto pueda tener para Chile, Sahd señaló que esta situación “afectará el desempeño de la economía este año, partiendo por los daños materiales y dificultades para retomar la normalidad de las actividades. Sin embargo, los fundamentos de nuestra economía se mantienen y la salida pronta a esta crisis será clave para la tranquilidad de los inversionistas”.
Ayer, Fitch Ratings señaló que el estallido social en Chile difícilmente podría perjudicar el perfil crediticio, “no debería provocar acciones negativas en nota de empresas”, puntualizó.
De hecho, en línea con el cambio ministerial, la semana pasada Piñera anunció 21 propuestas que buscan hacerle frente a los malestares que tiene la sociedad con el Gobierno, sobre todo en materia tributaria, pensiones y en el sistema de salud, donde se concentran la mayor cantidad de quejas.
Luego de la publicación de estas medidas, el gobierno de Piñera pidió celeridad a la Corte Constitucional para que la aprobación de estas propuestas se diera en el menor tiempo posible.
Los cambios en los funcionarios del Gobierno avivan las dudas en Chile
Según la consultora de riesgo político S&V Group, la profundidad del cambio de gabinete es enorme, pero aún es dudoso si será considerada suficiente para los reclamos de la calle y la oposición política. La no salida de los ministros de Transporte, Salud y Educación son interrogantes, respecto de secretarías altamente sensibles y alineadas con las demandas de las personas. Todo en el contexto de un rechazo de 78% a la gestión del gobierno y una aprobación solo de un 14%, la más baja desde 1990 para cualquier Gobierno.
Fuente: LaRepública