Se está instalando en el debate la necesidad de tener derechos y obligaciones en nuestra sociedad. Adicionalmente hay bastante consenso en la necesidad del perfeccionamiento de nuestra democracia. Una reciente encuesta publicada en los medios indica que el 50% de los encuestados prefiere retornar al voto obligatorio que mantener el actual sistema de voto voluntario. Lo anterior nos da ocasión, una vez más, para reflexionar sobre la necesidad de volver a establecer el voto obligatorio en las elecciones nacionales.
El año 2009, cuando se estableció la inscripción automática y el voto voluntario, se pensó que con ello se podría ampliar sustantivamente la participación electoral de los chilenos que se veía restringida por un sistema de inscripción manual de carácter voluntario que iba decreciendo con el tiempo. Se pensaba, entonces, que ampliándose el universo de los electores habilitados para sufragar mediante la inscripción automática, ello se iba a traducir en una mayor participación electoral.
Desgraciadamente las cifras fueron radicalmente distintas y la introducción del voto voluntario solo sirvió para que menos chilenos acudieran a las urnas a cumplir con su responsabilidad con los destinos de nuestro país.
Solo si te toma como ejemplo la participación electoral en el plebiscito de 1988 y la elección presidencial de 1989, se puede constatar que mientras en esa época el porcentaje de participación electoral alcanzó sobre el 90% del padrón electoral, esa cifra se redujo en la segunda vuelta de la última elección presidencial a apenas el 48,97%. La situación es más grave en las comunas de electores de menores ingresos. En efecto, mientras en las últimas elecciones votó el 73% en Vitacura, lo hizo solo el 37% en La Pintana. La participación ha sido incluso menor en elecciones municipales alcanzando en 2016 apenas un magro 34,83%. Por lo tanto, en 30 años la tasa de participación electoral ha alcanzado un descenso de cerca del 50%. Todo ello afecta desgraciadamente la representatividad de las autoridades democráticas en cuya elección debiera participar el cuerpo electoral del país en su conjunto.
Creemos firmemente que tener la condición de ciudadano no debe solo otorgar el derecho de elegir y ser elegido, sino también el deber de involucrarnos y participar en las elecciones nacionales.
El problema que hemos experimentado en nuestra sociedad desde hace ya bastante tiempo es que muy frecuentemente se enfatizan solo los derechos sin acentuar los deberes correlativos.
Todos los días, en ejercicio de sus nuestros derechos, demandamos una serie de bienes públicos por parte del Estado. Lo mínimo que se nos puede exigir es que, mediante nuestro voto, participemos en la definición de los destinos de nuestra patria, ya sea a nivel nacional o local. Por ello creemos urgente restablecer el voto obligatorio, para que así en cada elección podamos volver a cumplir en plenitud nuestro “deber cívico”.
Fuente: La Tercera