Argentina: Diplomacia y mucho más
Este 2019 cumplimos con Argentina 120 años de relaciones diplomáticas desde el conocido “Abrazo del Estrecho” entre los presidentes Roca y Errazuriz Echaurren en Punta Arenas, en 1899, lo que evoca un símbolo permanente de integración de nuestra vinculación estratégica con el país trasandino.
Recordemos además que fue con ese país que suscribimos el primer tratado internacional de nuestra historia republicana, el llamado Convenio sobre Intercambio de Azogue con Pólvora, en 1812. Y es que con Argentina la política exterior se identifica en todas sus dimensiones con una política de Estado, de intereses permanentes, sin suspicacias ni tonos ideológicos.
También está nuestro destino natural de compartir la tercera frontera binacional más extensa del mundo, con 5.300 kilómetros de recorrido, lo que hace que gran parte de nuestras regiones “conversen” con las provincias argentinas a partir de una vinculación geográfica natural.
Hace unas semanas, el gabinete argentino recién instalado estrenaba el regreso de Ganés González (ex embajador en Chile por siete años) al Ministerio de Salud; días después se anunció a Rafael Bielsa, destacado abogado, político y ex canciller, como embajador en Chile. El presidente Fernández se ha manifestado a favor del Túnel de Agua Negra entre San Juan y Coquimbo. Un precedente que puede movilizar y fortalecer otros puntos de integración física como El Paso Las Leñas (uniendo Mendoza con La Región de O´Higgins) y la interconexión entre Salta y Antofagasta, entendiendo que nuestra inmensa vocación por el Pacífico es también una oportunidad para abrirnos al Atlántico a través de corredores bioceánicos e infraestructura que dan más valor a nuestra oferta exportable y plataforma de servicios.
El Presidente Fernández también se refirió recientemente a otros temas como la sensible coyuntura que vive nuestro país, lo que bastante polémica causó en Chile. ¿Qué es lo que ocurre habitualmente cuando un dignatario extranjero opina sobre asuntos internos de otra nación? ¿Es sensato tanto alboroto por aquello? Lo natural es que no haya replica directa a declaraciones de un Presidente, sino que estas puedan ser encauzadas a través del embajador respectivo, o bien que el embajador acreditado ante el país “opinante” active alguna gestión transmitiendo la inquietud. En síntesis, no escalar la eventual asimetría de pareceres. Encapsular la diferencia y gestionarla con pragmatismo puede ser lo más aconsejable.
Pero nuestra relación de intereses permanentes con Argentina va más allá de este hecho puntual. Hemos recorrido episodios de vida histórica juntos, desde la independencia, pasando por la constante consolidación de nuestras fronteras y reafirmación de la paz como vocación primordial cumpliendo, este 2019, 35 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad a instancias de la mediación del Papa Juan Pablo II.
También ha habido penas compartidas. Ahí está el suicidio del Presidente Balmaceda en la Legación Argentina en 1891 (luego de haber sido embajador en Buenos Aires, canciller y coautor del Pacto que lleva su nombre junto al del canciller Montes de Oca y que sentaba definiciones en la Patagonia) y la coexistencia de dictaduras militares en las décadas del 70 y 80. El desafío en consecuencia, es seguir profundizando con creatividad la relación a nivel empresarial, político y provincial con nuestro tercer socio comercial en el mundo. Hacerlo con sentido estratégico, pensando bilateralmente y creando complicidades en lo multilateral, para decirle a Argentina que hoy nos importa más que nunca su compañía.
Compañía en la amplia esfera bilateral y en el complejo relato que debemos entregar al mundo de cómo nos sobreponemos al momento interno con un Chile unido, manteniendo inalterable nuestra tradición de respeto institucional y democrático.
Por todo esto, y mucho más, la presencia del futuro embajador en Buenos Aires será más crítica que nunca. Alguien con teléfono abierto en la Casa Rosada y también en La Moneda, con redes parlamentarias y destreza para hacerse cargo de lo permanente y también de lo inusitado y que de algún modo responda en “tácito espejo de reciprocidad”, al perfil de quien fungirá como embajador argentino en Santiago. Designación que no puede sino considerarse como expresión de la importancia y valor que el Presidente Fernández asigna a Chile en la diplomacia trasandina. Hoy, como siempre la Argentina no mira de cerca. Una oportunidad para hacer diplomacia con mayúsculas y convertir las dificultades en una oportunidad de fortalecer nuestra agenda con audacia, solvencia e iniciativa de argentinos y chilenos de buena voluntad