El pasado viernes 24, la República Argentina anunció que suspenderá su participación en el Mercosur. Si bien esto no afecta a los tratados de libre comercio (TLC) ya firmados con la Unión Europea (UE) y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por su sigla en inglés) el año pasado, dicho país no formará parte de ninguna próxima negociación comercial externa de las que se están haciendo actualmente. Esto implica, principalmente, los acuerdos que el bloque busca cerrar con Canadá, Singapur, Corea del Sur, el Líbano y la India.
Al respecto, CRÓNICAS consultó a analistas internacionales, así como al excanciller Sergio Abreu, sobre cómo podría impactar la decisión de Argentina para el resto del bloque. Además, se refirieron a la situación actual del Mercosur, y el rol que tiene Uruguay en el bloque.
No es el fin
El investigador en negocios internacionales, Gonzalo Oleggini, recordó que Argentina ha sido previamente quien “ha complejizado los avances” en las negociaciones del Mercosur. En este sentido, opinó que este país, más que pensar en una apertura comercial, “está en un camino de proteccionismo, de volver a un régimen de sustitución de importaciones, con aquella lógica de la industria nacional”.
Brasil, Uruguay y Paraguay -los tres miembros restantes del Mercosur- “no tienen ese discurso, vamos en un camino totalmente inverso”, analizó Oleggini. Mientras Argentina piensa en cerrarse e intentar de producir a nivel local, los demás apuntan hacia la apertura comercial y nuevos accesos al mercado internacional.
Nicolás Albertoni, por su parte, argumentó que la decisión argentina “da un paso importante para que el Mercosur se repiense a sí mismo”. No es un proceso de refundación, tampoco uno de desaparición, expresó el investigador en relaciones internacionales, sino una modernización.
Que Argentina haya suspendido su participación “obliga a sincerarse y pensar que el mundo está yendo para otro lado”, profundizó Albertoni. Esto implica, por ejemplo, utilizar el mecanismo que se usó en el acuerdo con la UE, donde una vez que el bloque europeo lo ratifique, con que una de las naciones del Mercosur haga lo mismo, ya entra en vigencia para ese país. Así, no es necesario esperar a que todos los países lo ratifiquen, sino que permite una mayor flexibilización dentro del Mercosur. “Si un país como Argentina se sincera y dice que no quiere negociar con Corea del Sur, nosotros sí lo sigamos negociando”, explicó el investigador.
De todas maneras, Albertoni hizo hincapié en que la realidad de Argentina poniéndole pausa al Mercosur no implica que Uruguay deba darle la espalda al bloque.
Sergio Abreu, por su parte, concordó con esta visión. Para el excanciller, no es conveniente un quiebre del bloque, ya que “un Mercosur roto perjudica a todos, en especial a las economías pequeñas”. Por lo tanto, en su opinión, esta es la oportunidad para replantear la agenda del Mercosur, su estructura institucional y su futuro relacionamiento comercial con terceros países.
Albertoni y Oleggini coincidieron en que la decisión de Argentina no afectará las negociaciones con los países mencionados, y estos no perderán interés en el bloque por un motivo en particular: porque Brasil -país de mayor peso- sigue a bordo.
Uruguay al estrellato
Dentro de esta realidad, Uruguay tiene un rol importante a desarrollar, opinó el excanciller, Sergio Abreu. En julio asumirá la presidencia pro témpore del bloque, “momento en que podría proponer un ajuste” de la agenda para “adecuarlo a la realidad”.
Mientras que Oleggini sostuvo que el país debe esperar a la respuesta de Brasil ante la situación -“hay que ver qué reacción toma el líder”-, su colega fue un poco más allá.
Para Albertoni, Uruguay puede volverse un líder activo en promover y poner sobre la mesa políticas concretas que apunten a la flexibilización y modernización del Mercosur. “Que esto de Argentina no sea una excepción, sino que abra un camino interesante”, reflexionó el investigador.
Por ejemplo, de nuevo, la ratificación bilateral que se usó con la UE “debería ser algo para quedarse”.
Albertoni se mostró convencido de la capacidad de Uruguay en volverse un actor central dada su realidad política y su solidez institucional. Asimismo, señaló que el gobierno uruguayo tiene presente la importancia del mercado que proporciona el bloque para el país. “Como sabemos que es muy importante, también somos conscientes de que flexibilizarlo es dinamizarlo si queremos realmente sacarle provecho para que impacte en el desarrollo y el trabajo”, puntualizó.
Fuente: Cronicas