La lógica de conocer mejor a China
IgnacioTornero
Hace diez años, cuando me encontraba haciendo estudios de chino mandarín en la Universidad de Nanjing junto a un gran amigo, decidimos escribir una carta a uno de los principales diarios de Chile haciendo alusión al escaso interés que en ese entonces despertaba el estudio de China desde una perspectiva científica. Lamentablemente, nunca se publicó.
Los chilenos comenzábamos a ser testigos de cómo el comercio internacional con el gigante asiático aumentaba a pasos agigantados, luego de la entrada en vigencia del TLC, y de cómo comenzaba a despertar lentamente en nuestro país un mayor interés por China. Sin embargo, dicha tendencia no está acompañada de una creciente rigurosidad científica en la forma de aproximarse a China, me refiero al estudio de su idioma, la aparición de programas especializados, el surgimiento de estudiosos expertos en la materia, empresarios con real conocimiento del país, entre otras manifestaciones.
Esta situación era contrastada por la realidad de compañeros que provenían de países desarrollados; como quienes pertenecían a facultades de estudios orientales de universidades italianas, en donde tenían el privilegio de tener el capital cultural de siglos de interacción con Oriente, como de provenir de la cuna de personajes tan increíbles como Marco Polo. Lo mismo sucedía con alumnos de otros países – Alemania, por ejemplo-, quienes venían bajo ayuda financiera de sus programas de intercambio (Erasmus), y ya contaban con avanzados estudios en el idioma chino, además de cultura, historia y sociedad.
Me parece que, al margen de las obvias e innumerables diferencias entre nuestro país y los desarrollados, una de las medulares es de orden cultural, referente a la aproximación y valoración del enfoque científico en diversas disciplinas. Así como Francis Bacon argumentaba en 1620 en su obra Novum Organun que el “conocimiento es poder”, lo mismo señalaba Thomas Jefferson 200 años después. Es esta lógica clásica de reconocimiento de la ignorancia (“Solo sé que nada sé”) lo que ha sido un punto de partida fundamental en el desarrollo de diversas sociedades.
En el caso chileno, su relación con China ha tenido un avance notable, caracterizado por un creciente grupo de alumnos que estudian el idioma, un mayor número de quienes se aventuran a realizar postgrados en el gigante asiático, más sinólogos que investiguen diversos aspectos de dicha cultura como de la relación bilateral. Pero aún hay un largo camino por recorrer en la generación de conocimiento y necesidad de formar estudiantes, académicos, empresarios, emprendedores y diplomáticos, entre otros profesionales. Como país no deberíamos estar conformes con solo tener altas cifras de comercia e inversión con China, sino que deberíamos convertirnos en una potencia al menos regional de conocimiento sobre ella. Sin conocimiento, no hay forma de aprovechar las oportunidades o enfrentar adecuadamente los desafíos, sólo de improvisar.
Fuente: Diario Financiero
Siete factores para una relación prometedora entre China y Chile post pandemia
Chen Taotao
Se ha observado que la relación entre China y Chile se ha desarrollado muy bien en los últimos años, con un rápido crecimiento del comercio bilateral y una mayor participación de las empresas chuna que invierten en Chile. Aunque se había interrumpido por el brote de Covid-19 durante un tiempo, se podría esperar una mejora pronto con la recuperación económica relativamente fuerte de China.
Hay al menos siete factores positivos que apoyarían en el desarrollo continuo de la relación económica bilateral entre nuestros países después de la pandemia.
Primero, se han reconocido claras complementariedades entre China y Chile: aquella es una economía más orientada a la manufactura, mientras que ésta se orienta más bien a los recursos. Estas características complementarias han estimulado el comercio bilateral y fomentado las inversiones.
Segundo, se ha explorado y se explorará más el mercado chino para el producto chileno. Por una parte, los productos chilenos han adquirido buena reputación en el mercado chino, como la cereza y el vino tinto; por otra parte, China se comprometió a abrir continuamente el mercado al mundo. U los empresarios chilenos también acumularon capacidades para encontrar nichos de mercado en China para productos de alta calidad.
Tercero, también se introducirán en el mercado chileno productos chinos con una buena relación calidad-precio. Chile es un mercado abierto reconocido y China tiene una fantástica capacidad de fabricación, por lo que porque los productores chinos ya han colaborado con sus socios locales chilenos con una rica experiencia en el mercado y capacidad de comercialización maduras.
Cuarto, más empresas e instituciones financieras chinas están invirtiendo y seguirán invirtiendo en Chile. Éste último ha sido reconocido como un país con un sólido entorno empresarial, con funciones de mercado justas, organismos gubernamentales eficientes y socios locales cualificados. Equipadas con alta tecnología, ingeniería y capacidad de gestión, las empresas e instituciones financieras chinas tienen ahora más confianza en el mercado chileno.
Quinto, se han explorado nuevas áreas más orientadas a la tecnología para una futura colaboración, como los negocios orientados a lo digital y las áreas asociadas a la energía limpia, donde Chile tiene una demanda evidente y China gran experiencia loca y en los mercados exteriores. Ahora ya están en Chile empresas chinas fuertes como Huawei, Duhua y Didi, dispuestas a trabaja con sus socios locales en estas áreas.
Sexto, China y Chile formaron una amplia asociación estratégica a nivel de país en 2016, con un acuerdo sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, apoyando el multilateralismo y el desarrollo inclusivo. Y en 2018, Chile firmó un memorando de entendimiento con China sobre la iniciativa “La franja y la Ruta”, estableciendo una base concreta para una mayor cooperación.
Por último, pero no por ello menos importante, a través de todas las actividades y conexiones, chino y chilenos han tenido más oportunidades de conocerse, lo que ayuda a mejorar el entendimiento y la confianza mutua.
Ahora que estamos viviendo en un mundo en rápida evolución, el conflicto a gran escala entre los Estados Unidos y China antes y durante la pandemia es la mayor preocupación del mundo entero. Aunque los aspectos y el alcance de su impacto deben ser evaluados cuidadosamente, confiamos seguir desarrollando el prometedor futuro de nuestros dos países en la era post Covid-19.
Fuente: Diario Financiero