Años de negociaciones fueron necesarios para que en 2003 las autoridades nacionales y europeas suscribieran un acuerdo de asociación, que entonces era visto como el acuerdo de libre comercio más ambicioso suscrito por el Viejo Continente.
Han pasado 17 años desde que el tratado entró en vigencia y el intercambio comercial de Chile y la Unión Europea se ha duplicado, totalizando US$ 18.228 millones en 2019, con una tasa media de expansión anual de 5%, según un estudio elaborado por la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei).
Esto se traduce, según el documento -que será presentado mañana junto al Centro de Estudios Internacionales de la UC- en que la UE es el tercer socio comercial de Chile, con una participación de 13% del comercio total del país en 2019, frente a un 21% de participación en 2003, lo que responde a la irrupción de socios asiáticos -como China, Corea y Japón- y de Estados Unidos. Rodrigo Yáñez, jefe de la Subrei, destaca que el acuerdo “abrió las puertas a una de las mayores economías del mundo, lo que ha generado amplias oportunidades para el crecimiento y desarrollo económico de nuestro país”. Esto se traduce en que las exportaciones nacionales hacia el bloque han mejorado 1,4 veces en estos 17 años, siendo actualmente Europa el cuarto destino de los envíos nacionales, y el tercero de cobre y servicios. El embajador de la UE en Chile, León de la Torre, agrega que gracias al tratado ha cambiado la composición de las exportaciones chilenas. “La fruta, el vino o los productos del mar han sido grandes beneficiarios del mismo, registrando, durante muchos años, un crecimiento de dos dígitos”, dice. El acuerdo ha impactado positivamente en las pequeñas y medianas empresas locales, que representan el 48% de las firmas que venden a la UE. A la par, la UE es hoy el principal inversionista en Chile, representando un 33%, equivalente a una inversión acumulada materializada de US$ 91.541 millones en 2018.
Retos para la inversión
Aunque tradicionalmente la inversión europea en Chile se ha enfocado en energía, servicios financieros, transporte y comunicaciones, Yáñez plantea que “hay nuevas industrias con mucho potencial, como el hidrógeno verde, que estamos seguros que va a atraer también inversión extranjera europea”.
Para la autoridad, “es muy importante para seguir manteniendo a la UE como un inversionista extranjero relevante, sobre todo cuando estamos hablando de reactivación económica”. Recogiendo la inquietud de que la crisis podría impactar este aspecto, De la Torre sostiene que “Chile, en gran medida gracias al acuerdo de asociación, cuenta con un activo único para los inversores europeos: la seguridad jurídica y la claridad y previsibilidad de las reglas del juego”, algo que “mitigará el impacto de la crisis actual sobre las decisiones de inversión”.
Sumado al desarrollo sostenible, economía digital y comercio electrónico se han vuelto fundamentales en las relaciones comerciales de Chile la UE, por lo que en 2017 comenzaron las negociaciones paramodernizar el acuerdo actual, y este lunes se inicia la octava ronda de negociación. La expectativa del subsecretario es que durante 2020 se realice una novena ronda, y que “durante esta administración finalice esta negociación”. A juicio del embajador de la UE, una exitosa conclusión de la modernización enviaría un mensaje claro a los europeos “sobre el compromiso de Chile con un entorno de negocio abierto, transparente, previsible y atractivo para sus inversiones”.
Fuente: Diario Financiero