Desde el mundo político –oficialismo y oposición– existe un consenso amplio en los problemas que se generarían si se aplazan las elecciones programadas para el 10 y 11 de abril próximo (el primer país de América Latina que se atreve a hacerlas en dos días). No existen fuerzas políticas dispuestas a un cambio de fecha y la prueba está en que –al menos hasta ahora– nadie ha presentado una reforma constitucional para posponerlas, la que requeriría de 2/3 del Parlamento.
A casi nadie le conviene, aunque el asunto no se trata solamente de la lucha de la contienda electoral, sino de que no se olvida de que el camino constituyente fue la salida que la propia clase política encontró para encauzar la crisis social de octubre de 2019. Necesita de legitimidad, porque necesita de participación.
Tampoco al Gobierno. Porque si ayer se anunciaron las mega cuarentenas a nivel nacional con toda la Región Metropolitana incluida –nunca en toda la pandemia hubo tanta gente confinada en Chile– fue en buena parte porque se busca atajar la ola de contagios antes de las elecciones, según explican desde La Moneda.
“El último recurso”
“No hay que descartar la decisión de posponer la elección, pero este debe ser el último recurso, estar debidamente fundamentada científicamente, contar con el apoyo de las autoridades electorales y gozar de un amplio (el mayor posible) de consenso político para evitar que nadie saque rédito político de esta decisión”, explica Daniel Zovatto, director regional de IDEA Internacional, una organización intergubernamental que apoya la democracia sostenible en todo el mundo y que ha analizado la realización de las elecciones en este confuso 2020 y 2021.
“La experiencia comparada (dentro y fuera de la región y la del propio Chile) evidencia que si se trabaja bien si es posible celebrar elecciones en contexto de pandemia, conciliando la salud de la ciudadanía (evitando un peak de nuevos contagios), la salud de la democracia (vía el ejercicio pleno de los derechos políticos) y garantizando niveles adecuados de participación electoral”, agrega Zovatto.
A diferencia de hace un año, cuando se tomó la decisión de aplazar el plebiscito constitucional del 26 abril al 25 de octubre, en este momento las elecciones están encima. En 2020, se llegó a un acuerdo con un mes de anticipación y fue una decisión transversal. No se conocía el comportamiento del Covid-19, por lo que la incertidumbre era importante, ni se habían vacunado a seis millones de personas, según las últimas cifras.
“Posponer elecciones debe ser un recurso de última instancia, porque, ¿cómo se va a parar a democracia?”, se pregunta Marcela Ríos, coordinadora del área de gobernabilidad en la oficina de Chile del PNUD. “Es respetable la opinión de los médicos, pero respecto de la democracia, no puede tomarse una decisión solo por razones sanitarias. Se requiere evaluar consecuencias políticas, fiscales, jurídicas y con amplio consenso de todos los actores. Sufragar resulta mucho menos riesgoso que juntarse a tomar once con la familia”, analiza Ríos.
Algunas de las amenazas de cambiar la fecha de la elección que están sobre la mesa a 15 días de las elecciones:
-Si se deslegitima el proceso, podría incidir en la participación. Sobre todo, en un momento de profunda desconfianza.
-Nadie asegura que, de aplazarse, vote una cantidad de gente mayor.
-Habrá dificultades para el calendario electoral, porque para el 9 de mayo está programada la segunda vuelta de la elección de gobernadores, para el 4 de julio las primarias legales presidenciales y para el 21 de noviembre, las presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales.
-Sería la segunda vez que se aplazan las municipales, lo que implicó que las autoridades comunales se quedaran meses adicionales en sus cargos. Estas mismas autoridades, a su vez, se encuentran renunciadas en vista de las elecciones programadas para el 10 y 11 de abril, con el objetivo de hacer campaña. De aplazarse nuevamente, ¿deberían volver a sus puestos?
-Existe un problema con el financiamiento de las campañas: se calculó el reembolso y el Estado hizo un adelanto de fondos a los partidos con dineros públicos. Hay candidatos, a su vez, a los que los reembolsos se les harán luego de la elección, por lo que pidieron préstamos personales.
El factor Siches
Con la decisión de realizar las elecciones en dos días, la clase política parecía haber cerrado la discusión sobre el aplazamiento de las elecciones. Pero el panorama se revolvió a mediados de semana, cuando la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, en una sesión en el Senado presentó una propuesta para evaluar la postergación de los comicios múltiples, donde se elegirán a los 155 convencionales, alcaldes, concejales y, por primera vez, los gobernadores.
“En caso de que las proyecciones adviertan el colapso de la red sanitaria, nuestra sugerencia es no realizar las elecciones”, adelantó Siches el miércoles ante los senadores, que analizaban las estrategias contra el Covid-19. Propuso evaluarlo el lunes 29 de marzo, con la participación de la Cámara Alta, la Cámara de Diputados y Gobierno, en “una sesión abierta a la ciudadanía”.
La propuesta de Siches resulta incómoda, porque se trata de una figura que tiene la popularidad de la que no gozan los dirigentes políticos, para los que no resultará sencillo justificar ante la ciudadanía que se siga adelante con el calendario electoral. Es un punto llamativo: las encuestas recientes muestran que la gente está a favor de las medidas de confinamiento estrictas. La Cadem del 12 de marzo, por ejemplo, mostraba que un 63% estaba a favor de mantener el estado de excepción hasta el 30 de junio.
El Gobierno, en cualquier caso, internamente se ha dado plazo hasta la próxima semana –incluso fines de la próxima semana– para tomar una decisión, si los planes no funcionan de acuerdo a lo programado. Existen antecedentes de decisiones tomadas a última hora: el francés Emmanuel Macron anunció la postergación de la segunda vuelta de las municipales francesas en marzo de 2020, a solo seis días de la fecha prevista.
Existe un asunto estratégico de fondo: en La Moneda se considera que parte del legado de este Gobierno está en la buena realización del tren de elecciones que marcarán este 2021.
Fuente: Diario Financiero