Los resultados de la segunda encuesta de AthenaLab entregan señales muy intere- santes sobre el potencial de una relación más profunda y mutuamente bene ciosa entre Nueva Zelandia y Chile.
Una vez más, los expertos han iden cado a Nueva Zelandia como uno de los prin- cipales modelos para Chile. Esto no es sorpresa: hace doce años, cuando trabajaba en nuestra embajada en San ago, ya escuchaba esta opinión, especialmente en temas educa vos, agrícolas e indígenas.
Pero este año la novedad es que más ciudadanos chilenos ven a Nueva Zelandia como un modelo. ¿Cómo podemos explicar este cambio? Una respuesta que re- salta es: la posi va percepción respecto de cómo Nueva Zelandia ha respondido a los ataques terroristas de Christchurch, en 2019, y al COVID-19.
Ambas crisis fueron enfrentadas con empa a, claridad y rmeza por parte de nuestros líderes polí cos. Dada la excepcional respuesta de nuestra Primera Mi- nistra (Jacinda Ardern) a los roteos en las mezquitas, los votantes con aron en su liderazgo para superar también el desa o de la pandemia. Una comunicación extraordinariamente efec va y polí cas públicas que permi eron a las empresas sobrevivir a los con namientos, también contribuyeron a consolidar esa con anza.
El sen do de espíritu comunitario también fue importante. Primero hubo una efu- sión de empa a hacia compatriotas musulmanes que apenas conocíamos, y luego una sensación de “estamos todos juntos en esto” contra el virus. Ambas demos- traciones de solidaridad cívica se sustentaban en décadas de autoimagen nacional (mayoritariamente jus cada) de un pueblo en el que nos cuidamos unos a otros.
Sin embargo, existen otras razones para nuestro creciente reconocimiento. Nues- tra Primera Ministra, con su mirada más amplia de cómo gobernar, personi ca un nuevo po de liderazgo, más inclusivo y que rompe los moldes, con el que muchos jóvenes se iden can. En términos más generales, nuestra nación se pre- senta como pionera y exitosa, sin dejarse limitar por su pequeño tamaño, lejanía o novedad, sino que es libre de lanzar cohetes, ganar copas América (una importan- te regata), innovar en el comercio y llevar las perspec vas maoríes a los asuntos exteriores.
Mientras nos miramos mutuamente a través del Pací co Sur, es hora de que más de nuestros ciudadanos se conozcan mejor. Aunque los empos actuales son di- ciles, compar mos muchos desa os, y podemos buscar la forma de resolverlos juntos.
Fuente: AthenaLab
Nueva Zelanda, el socio
No es extraño, a estas alturas, que los expertos en política exterior y economía de Chile citen a Nueva Zelandia como un país a imitar. Algo que, desde que surgió la pandemia, se ha visto multiplicado debido al éxito que ha tenido el gobierno de la Primera Ministra Jacinda Ardem en el control del Virus.
Los resultados de la encuesta confirman esto, pues la isla del Pacífico se llevó un 43% de las menciones de los especialistas, a la hora de nombrar a un país que podría servir de modelo para Chile. Y segundo estuvo otro país favorito de los académicos en los últimos años: Australia.
La mayor novedad del sondeo, sin embargo, es que la predilección por Nueva Zelanda parece haber traspasado el mundo más entendido y llegó incluso hasta el público general.
De hecho, la nación Kiwi obtuvo el segundo lugar de las menciones de la población, con un 8%, siendo solo superada por Estados Unidos. Este último país parece estar experimentando un alza en la imagen de los chilenos tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.
“Nuestra Primera Ministra, con su mirada más amplia de gobernar, personifica un nuevo tipo de liderazgo, más inclusivo y que rompe con los moldes, con el que muchos jóvenes se identifican. En términos más generales, nuestra nación se presenta como pionera y exitosa, sin dejarse limitar por su pequeño tamaño, lejanía o novedad, sino que es libre de lanzar cohetes, ganar copas Américas, innovar en el comercio y llevar las perspectivas maoríes a los asuntos internacionales”, explica Matthew O´Meagher, director del Latin America Centre of Asia-Pacific Excellence de la Victoria University of Wellington.
Fuente: El Mercurio