La segunda edición del Índice de Riesgo Político en América Latina publicada por el Centro UC Estudios Internacionales (CEIUC), plantea que la región vive un ambiente de incertidumbre y volatilidad agravado por la pandemia que, además de los problemas sanitarios, destruyó millones de empleos y aumentó la desigualdad, la pobreza y la informalidad laboral. El Informe Internacional IDEA 2021 señala que la mitad de los países de América Latina y el Caribe muestran señales de erosión democrática.
Los estudios que hay sobre el tema, generalmente, señalan que los habitantes de la mayoría de los países de la región no confían en las instituciones oficiales y están muy descontentos con el nivel y la atención de los servicios públicos, lo que manifiestan en las redes sociales que lo difunden a una rapidez que los Estados no pueden alcanzar.
Los adelantos tecnológicos logran que la ciudadanía busque y se adapte a las exigencias del siglo XXI, mientras los Estados siguen moviéndose al ritmo del siglo XX. A esto se suma una economía en crisis, Estados endeudados, los problemas derivados del ascenso del cambio climático, el aumento de la economía ilícita, el creciente narcotráfico y el aumento de la violencia.
El Latinobarómetro muestra que en la mitad de los países de Latinoamérica y el Caribe la población toleraría un gobierno no democrático, pero que sí le resuelva los problemas. En la región hay Gobiernos de elección popular que no son garantía para la democracia y que llegaron al poder propiciando y manteniendo el populismo.
Si de verdad creemos en los valores democráticos, en los derechos humanos y en la autodeterminación de los pueblos, es urgente que surjan propuestas de cambios de la estructura institucional y de la administración pública a partir del convencimiento de que su objetivo es trabajar para los ciudadanos. Esta es una tarea para todos, pero, principalmente, para los líderes políticos y para la academia.
Fuente: El Universo