El mismo día y casi a la misma hora que una delegación de empresarios chilenos encabezados por el presidente de la CPC, Juan Sutil, se reunía con el rey Felipe VI en Madrid, el Gobierno chileno, a través de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), comunicó que a partir de agosto de este año se iniciará una ronda de diálogos ciudadanos, con el objetivo de conocer las posturas, legitimar y definir la política de comercio exterior del país.
La idea – que ya era de conocimiento público desde hace unas semanas – provocó revuelo en el seno del empresariado local. En medio de almuerzos y viajes de traslado en la capital española, en la delegación se repetían cosas como “esto no se entiende”, “¿cuál es el objetivo?”.
A nivel gubernamental también hubo un movimiento telúrico durante la semana pasada por el tema. La Cancillería, a través de la ministra de Relaciones Exteriores, Antonia Urrejola, y por medio de un comunicado, salió a despejar dudas respecto al plan de la Subrei. Esto, además, porque el miércoles el ministro de Hacienda, Mario Marcel, señaló que su cartera no tuvo conocimiento previo de esta propuesta. Urrejola señaló que para esto no se requiere una autorización del Ministerio de Hacienda, y que este plan está dentro de las atribuciones de la Subrei. “Es solo un espacio de escucha, pero esa información va a ser un insumo para que finalmente se elabore una política de comercio que escuche a la ciudadanía. Pero no es vinculante, y quien definirá la política de comercio exterior será el Presidente de la República, que el Ministerio de RR.EE. ejecuta”, sostuvo Urrejola.
El director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica, Jorge Sahd, cuenta que existen experiencias comparadas como los procesos de consulta en la Unión Europea, Canadá o las directrices propias de la OCDE. “La consulta de Chile se basaría casi en su totalidad en la iniciativa “Trade for All” de Nueva Zelanda de 2018. La clave de esa consulta es que fijó como base principios claros: apoyo al comercio basado en reglas y a los acuerdos multilaterales; y respaldo a la integración económica de Nueva Zelandia a través de acuerdos de libre comercio con foco en Asia-Pacífico y otras regiones”, explica.
Para el caso chileno, Sahd plantea que es fundamental que se parta de presupuestos básicos, que dejan en claro que este no es un proceso refundacional ni que busca la revisión de los tratados comerciales vigentes.
Fuente: El Mercurio