El director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica aborda la tramitación del TPP11 en el Senado, asegurando que estos “side letters”, mecanismo que defiende el Ejecutivo para resolver diferendos entre el Estado e inversionistas, apuntan a un “elemento central” del acuerdo y que “el TPP no innova en la materia de solución de controversias”. Además, asegura que el tratado ayudará “a la reactivación de una economía que va a enfrentar un escenario muy adverso el 2023".
Durante la jornada de este martes 11 de octubre, el Senado dará fin a la tramitación legislativa del polémico Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, más conocido como TPP11. Todo indica que será aprobado y, con eso, quedará en manos del Presidente Gabriel Boric de hacer el “depósito formal” según dice la formalidad diplomática, sellando así el proceso que se inició en el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
Por su parte, el Ejecutivo ha optado por una estrategia de enviar cartas laterales a los otros diez países que conforman el acuerdo, con la intención de no hacer aplicable el capítulo 9 del pacto que se refiere a la resolución de controversias entre el Estado e inversionistas.
Por lo tanto, pese a que este martes lo más probable es que sea aprobado por el Senado, el tratado seguirá dando que hablar. De hecho, el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, sostuvo que no se ratificará el TPP11 “hasta que no tengamos respuestas de los países”.
En esta entrevista, el director del Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica (CEIUC), Jorge Sahd, califica el impulso de las denominadas “side letters” como una “estrategia dilatoria” ante un acuerdo que -argumenta- podría ayudar a Chile en un complejo escenario de la economía a nivel mundial.
-¿A qué se debe que el acuerdo sea tan controversial y que su ratificación haya demorado tanto?
-Creo que las críticas al TPP11 han sido más bien basadas en falsedades y mitos. Prueba de ello es que los mitos sobre los cuales los detractores justificaban su posición, como que se iban a privatizar las semillas, que se iba a restringir el acceso a internet y que se iba a afectar el acceso a medicamentos y a los derechos laborales, uno a uno fueron derribados y hoy día los propios detractores lo utilizan como argumento.
Los mismos detractores han encontrado hoy en día una nueva razón que tampoco se sostiene por sí mismo, de que el TPP11 afectaría a la soberanía chilena y que incluso no sería necesario firmarlo, dado que Chile tiene acuerdos bilaterales con los otros diez países miembros.
-¿Qué puede decir de esa imputación de que el tratado afectaría la soberanía de Chile?
-Sólo decir que un país que se integra al mundo genera obligaciones internacionales como Estado y eso es propio del sistema internacional y que el mismo TPP explicita la facultad para cada Estado de establecer sus regulaciones y políticas públicas, como lo ha hecho Nueva Zelanda, Japón, México, Australia, que estando vigente el TPP, han introducido distintas reformas en materia de inversión extranjera, en materia laboral o de acceso a medicamentos.
En definitiva, creo que las críticas al TPP11 responden más bien a un sector político minoritario que tiene una visión contraria a los tratados de libre comercio y que ha encontrado en el TPP11 un símbolo para expresar ese cuestionamiento.
-Y respecto de que Chile ya tiene tratados con los 10 países firmantes, ¿qué diferencia introduce el TPP11?
-En primer lugar, algunos acuerdos bilaterales se firmaron hace más de diez años y la economía a nivel mundial ha cambiado significativamente estos 10 años. El TPP11 contiene reglas más modernas y actualizadas para aprovechar de mejor manera, por ejemplo, la economía de servicios, el comercio digital, el flujo transfronterizo de datos, además de incorporar los más altos estándares medioambientales, laborales y un capítulo especial dedicado a las pymes.
Por otro lado, el TPP sí establece un mejor acceso a productos que hoy día no gozaban de preferencias arancelarias. Estamos hablando de cerca de 3000 productos. Por ejemplo, las exportaciones de pulpo y mermelada a Japón, que hoy tienen un arancel de 40%, con el TPP llegarían al 0%, en el caso de la exportación de quesos, hoy a ese mismo mercado de Japón tiene un arancel de casi un 30% y llegaría a 0%.
O sea, el TPP11, aparte de tener reglas modernas actualizadas que recoge la nueva forma de negocios internacionales, mejora el acceso a productos de mercados tan relevantes como Japón, Vietnam o Malasia.
-La estrategia que adoptó el gobierno fue enviar “side letters” a los diez países donde se busca anular el capítulo 9 del tratado, sobre solución de controversias entre privados y el Estado. ¿Ve viable que se acepten estas cartas laterales?
-Creo que es una estrategia dilatoria del gobierno para intentar contener la división de sus dos principales coaliciones, una favorable al TPP y la otra, de Apruebo Dignidad, que tiene una ideología que cuestiona los tratados de libre comercio.
Los side letters son instrumentos que se utilizan en las negociaciones comerciales y de carácter excepcional, pero acá hablamos de side letters que se refieren a un elemento central del TPP que es el mecanismo de solución de controversias entre inversionistas y Estado contenido en el capítulo 9.
Cabe señalar que estos arbitrajes internacionales Chile ya los ha comprometido en otros acuerdos de libre comercio y acuerdos de protección de inversiones. Por lo tanto, en lo sustantivo el TPP no innova en la materia de solución de controversias. Además, primero hay una etapa de consultas y negociación, y luego se decide si hay un arbitraje o se demanda al Estado.
-¿Cómo le ha ido a Chile con ese mecanismo en otros tratados?
-Lo que muestra la historia reciente es que Chile sólo ha tenido seis casos y en uno sólo perdió, o sea, un país con muy poco casos entre inversionistas y Estado, teniendo ya el mecanismo comprometido en otros tratados de libre comercio y de inversión y, además, en los pocos casos en su inmensa mayoría ha ganado.
Pero me parece que es más bien una táctica política de contener las divisiones dentro de la coalición, y también es una forma del gobierno de continuar dilatando una aprobación tan necesaria como este Acuerdo Transpacífico.
-Otros países, como Nueva Zelanda también buscaron una estrategia de Side Letters, pero no todos los países las aprobaron. ¿Es posible que Chile no logre la aprobación de estas cartas, más allá del factor dilatorio?
-Es probable que algunos países la acepten y otros no como quizás Japón, que dijo no en su momento a Nueva Zelanda o Malasia. Algunos países pueden aceptar estas side letters y otros no, pero la señal que está dando Chile es contraria a las últimas décadas, donde nuestro país incentiva la atracción de inversión extranjera.
También tenemos que pensarlo desde otro punto de vista: ¿cómo protegemos de mejor manera las inversiones chilenas en los países TPP, ya sea empresas privadas o públicas como Codelco o Enap? Este mecanismo de solución de controversias es adecuado considerando que el TPP sí da la posibilidad de que un país pueda demandar en tribunales nacionales y, en ese caso, se excluiría el arbitraje internacional.
-Más allá de la relevancia del tratado en las relaciones internacionales, ¿cómo afecta su aprobación o rechazo al ciudadano común y corriente?
-Chile es una economía mediana que necesita integrarse al mundo. El TPP va en la misma dirección de los beneficios concretos que ha tenido Chile por su apertura comercial. Cerca del 60% del PIB chileno se explica por el comercio. Más de 2 millones de empleos directos e indirectos dependen del comercio internacional.
Hoy tenemos un país que tiene mejores condiciones para exportar sus productos, tiene un potencial de desarrollo para seguir desarrollando la industria de servicios, y los chilenos pueden acceder a productos de mejor calidad y a mejores precios gracias a las facilidades que da nuestro país para la importación.
En estos 30 años ha quedado demostrado que la política comercial ha sido una política exitosa y que ha redundado en beneficios concretos para los chilenos.
-Es decir, a su juicio ayudaría a Chile en un contexto donde la economía mundial pasa por un ciclo complejo…
-El TPP representa una oportunidad para contribuir a la reactivación de una economía que va a enfrentar un escenario muy adverso el 2023 y además de diversificación, porque es un mega acuerdo del cual no es parte ni Estados Unidos ni China, de quienes depende la mitad de nuestro comercio.
En consecuencia, el TPP permite profundizar la relación comercial de Chile con países de la zona económica más dinámica del mundo como es el Asia-Pacífico, sin que incluya a Estados Unidos y China, de los cuales somos muy dependientes y que hoy día están en una competencia estratégica a nivel global.
-Algunos detractores de este acuerdo, a propósito de la discusión constitucional, aseguran que si se aprueba Chile no va a poder dejar de ser un Estado Subsidiario. ¿Cabe esa posibilidad?
-Ese es un argumento infundado que se suma a un nuevo mito en contra del TPP que no tiene ninguna relación con el texto propiamente tal; el propio acuerdo señala que los países tienen una facultad expresa para fijar sus propias políticas públicas y regulaciones. En consecuencia, el rol del Estado en la economía, el rol subsidiario solidario, está más bien relacionado a las reformas de carácter interno que emprenden los países y no al TPP.
Fuente: The Clinic