Opinión

El Gobierno frente al TPP11

“La ideología supedita la realidad al prejuicio”. Así la describe el libro “El mundo de las ideologías”, de José R. Ayllón, premisa que refleja lo que fueron 10 años de debate del Acuerdo Transpacífico o TPP11 en Chile.

En una década, la narrativa de los detractores del acuerdo nunca cambió, pero con el paso del tiempo fueron perdiendo apoyo, quedando reducidos a un puñado de ONG y sectores de izquierda que tenazmente se opusieron al TPP sin evidencia ni fundamentos reales. El ideologizado camino que recorrió el TPP11 ya es parte del pasado. La pregunta que cabe hacerse es qué desafíos presenta para el Gobierno el acuerdo ya vigente desde esta semana.

El primero es de política interna. Definir cómo un gobierno cuyos sectores de izquierda se opusieron sistemáticamente al TPP11 y se incomodan al hablar de libre comercio, logran ahora abrazarlo y hacerlo propio. Para aprovechar el potencial del tratado no basta con su mera vigencia, sino que se requieren acciones adicionales del Ejecutivo: difundirlo con fuerza en el sector productivo y exportador; y desplegarse en regiones, especialmente en aquellas que tienen nuevas oportunidades con el mejor acceso a mercados como Japón, Vietnam o Canadá. Como suelen comentar los expertos negociadores, una cosa es tener un acuerdo comercial firmado, y otra es aprovecharlo.

El segundo desafío es de política internacional. Antes de su ratificación, Chile sólo tenía derecho a voz en las instancias del TPP11, no pudiendo incidir en materias relevantes, como la futura adhesión del Reino Unido. Hoy Chile contará con derecho a voto, al igual que los otros nueve países miembros, y deberá tomar posición en temas sensibles como el interés de China o Taiwán por sumarse al TPP; o colaborar para que el Acuerdo se convierta en una vía moderna de integración regional, facilitando el proceso de incorporación de Ecuador, Uruguay y Costa Rica.

En estas columnas hemos explicado largamente los beneficios comerciales y estratégicos de formar parte del TPP11, el tratado más ambicioso del Asia-Pacífico. Con la ratificación, Chile tiene la oportunidad de competir en las grandes ligas y acceder a un mercado de más de 500 millones de personas que representan más del 12% del PIB mundial, con reglas modernas, que promueven la inserción de Chile en las cadenas globales de valor y que mejorarán el acceso a cerca de 3 mil productos agrícolas, lácteos, del mar, entre otros.

Asimismo, el TPP no afectará los mecanismos de solución de controversias inversionista-Estado ya establecidos en otros instrumentos comerciales y de inversión. Más bien ofrecerá un nuevo marco de certeza jurídica para la inversión extranjera y protegerá de mejor manera los intereses de empresas chilenas – públicas y privadas – en los países miembros del pacto.

Una decidida acción del Gobierno en la promoción del TPP11 sería un paso más en la exitosa política comercial chilena, que ha permitido al país posicionarse en el concierto internacional e impulsar sectores económicos claves para su desarrollo, junto a millones de empleos directos e indirectos.

La entrada en vigencia del TPP11 ha significado una derrota para un sector político, qué duda cabe, pero un triunfo para el interés del país, que es lo verdaderamente importante.

Fuente: Diario Financiero