Un video titulado simplemente como “Mi decisión” colgado en Twitter selló el destino de una decisión histórica: Alberto Fernández, mandatario argentino, no disputaría la reelección. El hecho lo convierte en el primer presidente transandino y regional -si no se considera a Rafael Correa en Ecuador, postulando a su vicepresidente y luego sucesor, Lenín Moreno- que, teniendo la posibilidad constitucional de hacerlo, prefiere desistir de la carrera por completo. Y de inmediato el engranaje interno de las distintas fuerzas que buscan llegar a la Casa Rosada comenzaron a moverse.
En opinión de Orlando D’Adamo, académico argentino y consultor en liderazgo y campañas electorales, la jugada de Fernández reordenará las piezas en el oficialismo, ya que “no se ven obligados a dirimir en las PASO (las primarias argentinas) la candidatura presidencial para 2023. Algo que, además, rara vez hace el peronismo en general, y menos si se trata de una candidatura presidencial”, explicó a La Tercera. Con todo, el viernes el diario Clarín aseguró que el peronismo discutía si va por las PASO o habrá un candidato de consenso.
No todos coinciden en las consecuencias que tendrá para el electorado. La directora de la Escuela de Política y Gobierno en la Pontificia Universidad Católica de Argentina, María Lourdes Puente, dijo a este medio que el efecto es “cero”, ya que la figura de Fernández “es intrascendente”. “Si competía, perdía”, agregó. Una encuesta liberada esta semana por la consultora Poliarquía valida su argumento: el 71% de las personas entrevistadas desaprobó la gestión de Alberto Fernández, el mayor rechazo a la figura presidencial en los 17 años de historia de dicho estudio.
Si bien en los casi ocho minutos de video en que el mandatario se baja de la carrera no se explicita su ausencia en los comicios de octubre, desde la Casa Rosada aclararon de forma directa a Clarín que “el presidente decidió no ir por la reelección. Debe concentrarse en resolver los problemas de los argentinos. Se pone al frente de las PASO y el armado electoral”.
Según el propio mandatario, su decisión se basa en la necesidad de solucionar la crisis económica por la que atraviesa la nación vecina. Sin embargo, aclaró que trabajará “para que sea un compañero o una compañera de nuestro espacio político que represente a quienes seguimos luchando por una patria justa, con equidad para todos y todas”.
Sus palabras hacen referencia al Frente de Todos, coalición que lo llevó al poder en 2019 junto a la actual vicepresidenta, Cristina Kirchner. Era a dicho grupo al que pidió que “todos los capacitados se presenten para que no vuelva la derecha”. Su objetivo, dijeron desde su entorno a Clarín, es garantizar que el oficialismo se presente a las PASO. Pero los efectos de la inesperada decisión -considerando que hasta hace algunos días su círculo cercano continuaba diciendo que participaría, pese a que la decisión estaba tomada “desde hace algunas semanas”- están abiertos y por verse.
Cercanos al mandatario dijeron a La Nación que percibían que Alberto Fernández podía bajarse, no porque lo haya dicho directamente, sino porque se traslucía en conversaciones cotidianas. Pero para D’Adamo, con esto el oficialismo solo “resuelve un problema, pero no el de fondo: encontrar una candidatura realmente competitiva para 2023″.
Esto, en palabras del director regional del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA) e investigador senior del Centro de Estudios Internacionales de la U. Católica, Daniel Zovatto, convierte estas elecciones en la de “las renuncias”. Ya se bajó en la oposición semanas atrás el expresidente Mauricio Macri, el viernes lo hizo Alberto Fernández y, apuesta Zovatto, también “renunciará a buscar la presidencia Cristina Kirchner” por temor a fallar y quedar sin fuero en las investigaciones judiciales que la tienen en el ojo de huracán.
De cumplirse la predicción de la ausencia de la vicepresidenta, ninguna de las figuras presentes en los últimos 20 años en la política argentina estará presente en la papeleta de octubre. Como Saturno, el mítico dios que se comió a sus hijos, “la profunda crisis económica y política que vive Argentina desde hace muchos años, y que se ha acelerado durante el gobierno de Fernández, también se come a sus expresidentes”, graficó, con un dejo de ironía, el analista transandino.
Claridad en el Frente de Todos, algo con lo que no cuentan en ninguno de los casos sus principales contendientes en la carrera presidencial, es lo que Fernández buscaría entregar con su decisión. Pero a diferencia de casos en los que otros mandatarios regionales dejaban a una suerte de sucesor o delfín, en este no ocurre nada de eso.
“Él no construyó un sector por decisión propia. A lo más, uno puede identificar algún ministro o funcionario, pero no hay una construcción territorial que justifique la intención de Alberto Fernández, a diferencia, por ejemplo, de Sergio Massa, que sí tiene su propia construcción”, explicó a este medio la académica María Lourdes Puente.
Días atrás, el mandatario se vio envuelto en un problema político que escaló rápidamente hacia la economía. Un trascendido -surgido en la Casa Rosada o de la oposición, alega cada lado- aseguraba que Massa, ministro de Economía y posible precandidato oficialista, sería reemplazado por el jefe de asesores del Presidente, Antonio Aracre. La noticia, pese a haber sido descartada, desencadenó el caos en los valores de los distintos dólares con los que trabaja Argentina, en una situación que aún no se puede controlar del todo.
Fue en ese contexto que Massa le habría solicitado al Presidente durante el jueves que diera certezas políticas para calmar los mercados. Aquel día, el dólar blue operó en 432 pesos argentinos para la venta, alcanzando en un punto los $ 440, el valor nominal más alto de su historia. “Están esperando que te bajes”, habría dicho el ministro a su jefe, aseguró Clarín. Frase que desde la Casa Rosada niegan que haya existido.
En opinión de Daniel Zovatto, la renuncia a la reelección por parte del mandatario fue, además de histórica y “un hito en el continente”, un “secreto a voces”. “Lo que fue sorpresa no fue que haya renunciado a la reelección, sino que impresionó por el momento en que se produjo. Algunos pensaban que Fernández iba a poder resistir una semana más, pero claramente tiene lugar en una semana muy caliente, quizás una de las más calientes que ha tenido su administración”, dijo a La Tercera.
Con un ligero contraste, Orlando D’Adamo aseveró que la salida de competencia de Fernández “evitará el espectáculo de ver a precandidatos oficialistas atacando a un presidente de su mismo espacio político, lo que, si bien ha sido práctica frecuente en la presidencia de Alberto Fernández, cobraría un relieve mayor en campaña, donde no solo todo se amplifica, sino que le regalaría argumentos a la oposición”.
El complejo escenario resalta al analizar a los posibles candidatos -ninguno oficializado- del Frente de Todos. La vicepresidenta Cristina Kirchner anunció en diciembre que no sería “candidata a nada” tras su condena por el caso Vialidad, que la inhabilitó a perpetuidad para ejercer cargos públicos. Sin embargo, si fuera electa para alguno, ya sea presidencial o senatorial, el fuero la salvaría tanto de la improbable cárcel efectiva como de la prohibición de acceder a un puesto político.
Pero, en opinión de Zovatto, es poco probable que Kirchner opte por arriesgar su fuero en una presidencial, optando, cree él, por una candidatura senatorial más segura de obtener. “Hay una operación para pedirle a Cristina que compita en la presidencial, pero yo no la veo presentándose, porque tiene muchas probabilidades de perder esa elección, y se quedaría sin fueros. Tiene muchos casos abiertos sobre materia de corrupción, lo que la dejaría muy expuesta en caso de no ganar”, argumentó.
María Lourdes Puente, por otro lado, considera a la figura de la vicepresidenta como un tope, dependiendo de la decisión que tome. “El impulso de la vicepresidenta no tiene que ver con su candidatura. Acá la pregunta es si ella va a poner un candidato en escena o si van a aparecer desde afuera. Aparentemente, cuando está ella (en competencia) no aparece nadie. Solo se espera su dedo, lo que ha reducido mucho las chances del sector”, opinó.
“Pero también es verdad que, sin su aval, ningún candidato dentro del espacio puede tener futuro”, agregó. Las opciones, cree Puente, son que “Cristina saque un conejo de la galera”; que “se presente, aunque dijo que no lo haría”; que “designe a alguien”; o, en último caso, que la persona que se autodesigne como candidato “tenga su aval”.
Sergio Massa, por otro lado, ha estado siempre en el radar de los precandidatos presidenciales. De hecho, junto a la vicepresidenta y el Presidente, son los tres nombres que suelen aparecer liderando las encuestas sobre eventuales primarias oficialistas.
“Un posible candidato podría ser Sergio Massa, pero va a depender de cómo le va a la economía. Si en abril, como todo pareciera indicar, la inflación vuelve a estar por encima del 7% mensual, yo creo que las posibilidades del ministro Massa se reducirán significativamente”, sostiene Zovatto. Y agregó: “Un ministro de Economía tiene posibilidad de buscar una elección presidencial, como ocurrió con Fernando Enrique Cardozo cuando hizo un milagro económico en Brasil, quien llegó con ese título diciendo: ‘Yo soy el que viene a garantizar la continuidad de la estabilidad’, cosa que Massa no puede, bajo ningún punto de vista, prometer en esta coyuntura”.
D’Adamo coincide en este punto. “La postulación de Massa con un índice de inflación superior al 7% mensual aparece como muy poco probable, pero no imposible”, sumó.
Otro de los lugares en los que el anuncio causó sorpresa fue en la coalición opositora de Juntos por el Cambio. Según La Nación, y de acuerdo con lo defendido por Zovatto, nadie esperaba que la candidatura fuera competitiva si ocurría. Pero sí sorprendió el momento en que lo anunció.
Aunque el bloque no corre solo. En una tercera vía, y marcando constantemente en los sondeos, está el diputado libertario Javier Milei.
“Juntos por el Cambio no solamente le tiene que ganar al Frente de Todos, sino que tiene que evitar que Milei les gane a ellos”, explicó Zovatto. “A la pelea se incorpora con mucha fuerza -y creciendo en las encuestas, al menos hasta ahora- un actor que le juega a Juntos por el Cambio a la derecha, no a la izquierda y, por lo tanto, le está robando votos”.
En el escenario general, Orlando D’Adamo cree que la bajada de Alberto Fernández les “quita un eje de ataque muy favorable a los opositores, que es el tener en frente al responsable de los desaciertos cometidos”. Dicha situación, cree el experto argentino, convertía al mandatario en “un buen candidato para la oposición”.
La decisión de Fernández aparece a semanas del anuncio de su rival en 2019, el expresidente Mauricio Macri. Pero para María Lourdes Puente, estas dos situaciones no se parecen en absoluto. “Las condiciones son muy distintas”, ya que “Macri es el líder de la oposición, pero tenía mucha competencia interna. Él podría haber jugado -probablemente perdido-, pero hay mucha gente que es muy macrista, lo que se traduce en que tiene piso. Alberto no lo tiene”, analizó. En cambio, la decisión del exmandatario “afectó directamente al radicalismo, porque solo Macri unía” a los dos candidatos más fuertes de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich.
Fuente: La Tercera